CRONICAS. Despenalización del Aborto
CRONICAS. Despenalización del Aborto
Por: Lucía P. de García
Toronto.- Aborto es la interrupción de un embarazo. Ha sido practicado desde siempre. Algunas sociedades lo han dejado a voluntad de la mujer; otras lo han criticado y sancionado con leyes muy duras y prisión. La Iglesia Católica lo rechaza de manera absoluta. El aborto puede darse en forma espontánea, terapéutica o ante circunstancias especiales. Lo efectúa un profesional autorizado, garantizando así la seguridad de la mujer. También puede ocurrir en forma clandestina, ejecutado por una persona con mínimos conocimientos médicos, en un entorno que pone en riesgo la salud y la vida de la gestante.
Aunque un embarazo por lo general está catalogado como producto del amor y de la paternidad y maternidad responsable, hay muchos que son el resultado de una agresión violenta. Lo lleva una niña que ni siquiera ha tenido su primera menstruación, ha sido violada por un desconocido, un amigo, un familiar cercano, acaso su propio padre, no comprende lo que le sucede y está en peligro de morir porque su cuerpo todavía no puede albergar otro ser. Lo gesta una adolescente que además del trauma sufre al truncar sus proyectos de vida; o acaso el feto que está en su vientre adolece de una mala formación o un daño genético. Lo soporta una adulta contagiada de una enfermedad sexual o por un problema de salud que le puede costar la existencia. Puede darse por causa de una violación grupal o peor aún sistemática, como ocurre en tiempos de guerra. ¿Y qué sucede cuando una mujer con hogar feliz se da cuenta de que por la violación de un hombre que no es su pareja ha quedado encinta? ¿estaría ante el dilema de abortarlo o permitirle nacer? y algo crucial: ¿su pareja aceptaría como hijo o hija al ser que está engendrando su mujer?
Problemática difícil ¿verdad? Es que los embarazos no deseados constituyen un infinito de circunstancias complejas. Para obviarlas, favorecer la salud y la vida de la mujer, para no castigarla injustamente ya que es una víctima, desde hace décadas se viene luchando por la despenalización del borto. No lo hacen sólo las organizaciones feministas, el clamor de la mujer violada también lo han acogido entidades internacionales, las mismas que en base al estudio de múltiples casos, criterios médicos, científicos, psicológicos y más, concluyen que el aborto es uno de los derechos humanos y por lo tanto debe ser despenalizado, garantizando así a niñas, adolescentes y mujeres adultas el derecho a tomar sus propias decisiones sobre sexualidad y embarazo. Recomiendan a los gobiernos legislar con normas que garanticen como servicio público el acceso al aborto seguro, con atención médica inmediata y posterior, sin especificar temporalidad pues ese aspecto es un limitante. Estas normas permitirán evitar lo que producen los abortos clandestinos cada año: la discapacidad temporal o permanente de cinco millones de mujeres y la muerte 50.000 más. En este Día de la Mujer, bien vale el homenaje de reflexiones profundas sobre este tema.
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