TORONTO JEWISH FILM FESTIVAL
TORONTO JEWISH FILM FESTIVAL
PLAN A
Por Jorge Gutman
(Primera Parte)
El Toronto Jewish Film Festival (TJFF) comenzó ayer su 30ª edición prosigu8iendo con el propósito de ofrecer los títulos canadienses e internacionales más importantes de contenido judío.
Este año la selección abarca 70 películas de 16 países que serán exhibidas hasta el 15 de junio en varias salas de Toronto; asimismo el festival se hará presente de manera virtual en la provincia de Ontario desde el 16 hasta el 26 de junio.
Información acerca de la completa programación, horarios de difusión y la obtención de entradas para visionar las películas se obtienen recurriendo al sitio tjff.com
He aquí el comentario de cuatro de los filmes juzgados
Plan A (Alemania-Israel)
Esta película escrita y dirigida por los hermanos Doron paz y Yoav Paz está basada en hechos reales que tuvieron lugar después de haber finalizado la Segunda Guerra. El relato enfoca a Max (August Diehl), un sobreviviente del Holocausto que regresa a su pueblo de Alemania procurando encontrar a su mujer e hijo desaparecidos. A pesar de que él logró salvar su vida le resulta difícil reponerse moral y físicamente de los amargos y desesperados días vividos en el infierno del campo de concentración de Auschwitz Es así que impulsado por su sed de venganza hacia aquéllos que exterminaron a los suyos, se une con el soldado Michael (Michael Aloni) para formar parte de Nakam; esta organización de guerrilleros judíos sobrevivientes intenta matar a millones de alemanes implicados en los crímenes de guerra mediante el envenenamiento del suministro de agua de Nuremberg.
Más allá del aspecto moral que puede generar la revancha del “ojo por ojo”, los realizadores lograron un thriller de honda envergadura dramática nutrido de muy buenas actuaciones que destilan completa verosimilitud a sus personajes.
Perfect Strangers (Israel)
Después de que la exitosa película italiana Perfetti sconosciuti (Prefectos Desconocidos) de Paolo Genovese fue dada a conocer en 2016, su contenido ha sido considerado en numerosas ocasiones por varios cineastas, entre ellos el español Alex de la Iglesia.. Es ahora el turno del destacado actor israelí Lior Ashkenazi que en su primer trabajo como realizador vuelve a tratar esta comedia dramática que enfoca el poderoso rol que en la actualidad ejerce la telefonía celular y el modo en que influye en el comportamiento humano.
Tomando como referencia el film original, aunque dentro de un medio cultural típicamente israelí, la trama gira en torno de un matrimonio en donde el dueño de casa invita a cenar a tres amigos de infancia donde dos de ellos vienen acompañados por sus parejas; todo está dispuesto para disfrutar una agradable velada en torno de una mesa nutrida de buena comida de carne asada y bebidas. Atendiendo a lo que hoy día es considerado como un comportamiento normal, los siete comensales portan consigo sus teléfonos inteligentes ya que de hecho constituyen un órgano más del cuerpo humano del cual es “imposible” desprenderse.
El relato adquiere fluidez a partir del momento en que en medio de la cena una de las damas invita a los restantes amigos a participar en un juego consistente en dejar los celulares en la mesa y compartir los textos que se reciban en alta voz. Por razones de discreción y a fin de mantener el suspenso resulta prudente no revelar lo que va aconteciendo; con todo se puede anticipar que los móviles pueden actuar como una bomba de tiempo, cuando púbicamente salen a relucir los trapitos sucios que cada uno de los participantes ha ocultado, amenazando las relaciones conyugales y la sólida amistad del grupo.
Aunque el tratamiento es un tanto desigual debido a una primera parte narrativamente laboriosa, en última instancia el novel director logra que esta comedia adquiera un tono ocurrente y ameno, en gran medida agraciada por la participación de siete calificados intérpretes israelíes que incluyen a Hanan Savyon, Rotem Abuhab, Avi Grainik, Guy Amir, Shira Naor, Yossi Marshek y Moran Atlas.
The Fourth Window (Israel)
Aspectos de la vida personal y profesional del gran escritor israelí Amos Oz (1939-2018) quedan esbozados en este apreciable documental de Yair Quedar.
Para su implementación, el documentalista se ha valido de importante material de archivo, la voz en off del escritor, extractos de sus libros leídos por Dror Keren y de las entrevistas realizadas a quienes directa o indirectamente estuvieron vinculados con Oz; así se encuentran los comentarios de distinguidas personalidades del mundo literario como David Grossman, Nicole Krauss y Etgar Keret, el historiador Simon Schama, el periodista Jonathan Freedland y asimismo la actriz Natalie Portman quien como guionista y directora en 2015 trasladó a la pantalla A Tale of Love and Darkness, una de las novelas más importantes del autor.
El film comienza con el pedido que poco antes de su muerte Oz le hace a su amiga Nurith Gertz -prestigiosa profesora de literatura israelí- para que escriba su biografía. A partir de allí van surgiendo episodios de su niñez con especial referencia a lo profundamente afectado que quedó por el suicidio de su madre cuando él tenía 12 años y que a pesar del tiempo transcurrido no lo ha podido digerir. Ese dramático acontecimiento motivó a que adoptando una actitud de rebeldía dejara Jerusalén para mudarse al kibutz Hulda, donde transcurrió gran parte de su vida, habiendo contraído allí enlace con Nily Zuckerman en 1960. En el tiempo libre que le permitía su trabajo se dedicó a escribir adquiriendo notoriedad con la publicación en 1968 de su novela My Michael. Prontamente Oz se convierte en una figura pública caracterizada por su activismo político como sionista pero que al propio tiempo es un resuelto crítico de la política israelí acerca de los territorios ocupados a partir de la guerra de los seis días de 1967. Un momento poco agradable para Oz se produce en 1987 con la aparición de su novela Black Book que fue despiadadamente criticada; en todo caso prontamente recuperó su prestigio siendo considerado como el más renombrado novelista israelí, además de haber logrado repercusión internacional con la traducción de sus obras a numerosos idiomas.
En otras consideraciones de su vida íntima, el documental refleja la profunda pena que experimenta el autor por la enemistad que su hija Galia siente hacia él acusándolo de haberla abusado de manera sádica. Con todo, este episodio queda flotando en el aire sin haber sido suficientemente explorado por Quedar.
No obstante los máximos elogios y numerosas distinciones recibidas, en el ocaso de su vida Oz no puede ocultar cierta tristeza e insatisfacción personal, sosteniendo que no es merecedor de sí mismo. Queda como resultado un buen documental que trasciende en la medida que permite conocer pormenores inéditos de este gigante de la literatura israelí.
Une Jeune Fille Qui Va Bien (Francia)
La remarcable actriz Sandrine Kiberlain efectúa su debut como guionista y realizadora en esta comedia dramática enfocando las vicisitudes atravesadas por una chica judía de 18 años que habita París.durante la ocupación nazi en el verano de 1942.
Rebecca Marder anima a Irène, una joven de 18 años de edad que despliega una gran alegría de vivir. Dada su pasión hacia el teatro y aspirando a ser actriz con un grupo de jóvenes amigos ensaya una pieza teatral a fin de estar preparada para ser aceptada en el Conservatorio. En otros aspectos, se la ve compartiendo con su secular familia judía integrada por su padre André (André Marcon), su hermano Igor (Anthony Baon) y su abuela Marceline (Françoise Widhoff); asimismo su interés sentimental se manifiesta en Jacques (Cyril Metzger), un agradable asistente oftalmólogo.
Si bien en su primera parte el relato se vuelve un tanto repetitivo con las secuencias de los ensayos teatrales, la película adquiere mayor interés a partir de las escenas que ilustran la implementación de las medidas de discriminación racial; así, la familia de la joven está obligada a entregar su teléfono, radio, bicicleta, tener estampado en la cédula de identidad la palabra “judío” y en el atuendo tener bordada la estrella amarilla. Con todo, la objeción del film reside en que Kiberlain no dramatiza el impacto que realmente ha vivido la comunidad judía en París, dado que a lo largo de su desarrollo no se evidencia la presencia de los nazis ni tampoco la amenaza por ellos ejercida hacia la comunidad.
Dentro del marco de un relato más bien liviano que dramático lo que más trasciende es el solvente reparto que lo anima, con especial distinción de Marder quien transmite muy bien la vivacidad y simpatía de la radiante Irène.
Nota: Las fotos han sido suministradas por el TIFF
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