“Aunque pegue o mate, marido es”: el testimonio de la pareja de un pandillero y traficante de drogas de Guayaquil
“Aunque pegue o mate, marido es”: el testimonio de la pareja de un pandillero y traficante de drogas de Guayaquil
Mónica Moncada salió embarazada cuando tenía 16 años.
- En este testimonio narrado en primera persona, Mónica Moncada cuenta cómo se enamoró y tuvo un hijo con un traficante al menudeo en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil.
Tras una larga historia de maltrato y sumergida en la pobreza, lo abandonó para evitar que su hijo estuviera expuesto a las actividades de su padre.
“Cuando tenía 13 o 14 años, vacilé con un chico que era bien duro de los pandilleros. Cuando tienes un novio que es rey (líder de una banda), ganas el respeto de la gente. Todo el mundo me respetaba. Yo era adolescente y pensaba que andar con el más malo me haría popular”.
—¿Tú eras novia de un rey? ¿Cuál rey? —interrumpe su hijo de 12 años— Era ladrón.
Mónica y su familia celebran la ocurrencia a carcajadas en la sala de su casa en Durán, uno de los cantones más violentos de Guayaquil, al suroeste de Ecuador.
—Es que suben de rango. Primero ingresan a la pandilla…— retoma Mónica.
—Son principiantes —corrige su hijo.
“Son principiantes, van subiendo, van subiendo y son rey. El rey le da charlas a los de recién ingreso.
Cuando andaba con él conocí a muchos pandilleros. Yo tenía amigos muy cercanos que no eran tan batracios (delincuentes). Me gustaba el rap, y algunas de esas personas a veces improvisaban. Yo me quedaba ahí escuchándolos. Nunca me gustó que hablaran de pistolas y de matanza. Me gusta el rap que habla de la vida, de lo que les pasó.
Incluso me dijeron para ser pandillera, pero esas cosas no me gustan porque en la pandilla hay reglas: hay que reunirse a las 8:00 de la noche, hay que hablar de ciertas cosas. Y yo no tenía tiempo porque estudiaba, mi papá no me dejaba salir.
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