TORI ET LOKITA. Francia-Bélgica, 2022. Un film escrito y dirigido por Jean Pierre y Luc Dardenne. 88 minutos
TORI ET LOKITA. Francia-Bélgica, 2022. Un film escrito y dirigido por Jean Pierre y Luc Dardenne. 88 minutos
Joely Mbundu y Pablo Schils en TORI ET LOKITA
Por Jorge Gutman
Una vez más los veteranos hermanos Jean Pierre y Luc Dardenne se muestran comprometidos para ofrecer un cine de connotación social enfocando a quienes se encuentran indefensos y marginados en el medio en el cual se desenvuelven. En el caso de Tori et Lokita su tema se asocia con el de los refugiados que tratan de encontrar un lugar en el mundo que les permita vivir dignamente.
Los protagonistas de esta historia son Tori (Pablo Schils) de 11 años oriundo de Benín y Lokita (Joely Mbundu) de 16 años nacida en Camerún. Ambos han llegado a la ciudad de Lieja (Bélgica) a través de Justine (Nadège Ouedraogo) y Firmin (Marc Zinga), contrabandistas dedicados a traer gente de África. En la primera escena Lokita es entrevistada por las autoridades de inmigración a fin de legalizar su situación; para ello debe probar que Tori es su hermano aunque en la realidad ella lo adoptó como tal durante el trayecto transatlántico.
Uno de los aspectos más trascendentes del relato es el fuerte lazo que une a estos hermanos en donde uno se apoya en el otro y esa unión se refuerza frente a las duras condiciones que ambos deben enfrentar. La adolescente trabaja ilegalmente en un restaurante a las órdenes del chef Betim (Alban Ukaj), en donde él se dedica a traficar drogas. Urgida de enviar dinero a su madre y sus otros cinco hermanos que residen en Camerún, la situación financiera de Lokita se agrava por cuanto los contrabandistas que la han traído al país le exigen que cancele la deuda contraída. Para solucionar su problema financiero y a su vez obtener la documentación legal de residencia que Betim le promete conseguir, ella acepta su proposición de trabajar para él en una usina oculta de plantación de cannabis que se encuentra apartada de la ciudad.
Sin entrar a proseguir con el desarrollo de lo que sobreviene posteriormente, lo fundamental de este drama es la demoledora pintura de los cineastas en cuanto a las condiciones a las que están sujetos sus personajes protagónicos; es así que la pobreza, la prostitución, trabajos de esclavitud, tráfico de drogas y un recurrente racismo, confluyen en un relato sórdido y sombrío. Filmado con un estilo documental y manteniendo una considerable tensión, los Dardenne logran un dinámico ritmo en donde no existe momento alguno en que decaiga la atención del espectador. A ello se agrega la magnífica contribución realizada por el elenco integrado en su mayoría por actores no profesionales quienes de manera impecable brindan completa autenticidad a sus personajes, destacando sobre todo a los jóvenes Schils y Mbundu.
Si bien muchos de los aspectos aquí expuestos han sido ya considerados por el cine, de ningún modo ese factor desmedra la calidad del film. Como en varios trabajos de su filmografía, a través de su denuncia social los realizadores han modelado un drama honesto y sobrio que sin recurrir a innecesarios subrayados logra conmover; Si bien triste y desgarradora, la película es un espejo de la realidad que atraviesan muchos refugiados cuyo sueño de un mejor porvenir en la tierra que los recibe dista de concretarse.
FRÊRE ET SOEUR / BROTHER AND SISTER. Francia, 2022. Un film de Arnaud Desplechin. 108 minutos.
En su último trabajo el director Arnaud Desplechin considera un tema centrado en la rivalidad frontal de dos hermanos.
En la primera secuencia se contempla al matrimonio integrado por el escritor Louis (Melvil Poupaud) y Faunia (Golshifteh Farahani) quienes viven el duelo de haber perdido a su hijito de seis años. Cuando en el velorio aparece Alice (Marion Cotillard), la hermana de Louis que es una renombrada actriz de teatro, su consanguíneo prácticamente la arroja del lugar evidenciándose el sentimiento de odio que lo anima.
El guión del realizador y Julie Peyr no aclara el motivo de la marcada animosidad entre estos dos hermanos; solamente se aprecia a través de un rápido flashback que en el pasado Alicia lo envidiaba en sus primeros éxitos obtenidos como escritor. La acción se traslada cinco años después en donde un lamentable accidente automovilístico motiva que Abel (Joël Cudennec) y Marie-Louise (Nicolette Picheral), los padres de estos hermanos, sean hospitalizados; aunque el padre alcanza a recobrar el conocimiento su esposa permanece en estado comatoso. Es así que el dramático evento obliga a Louis a dejar su hogar en el lugar montañoso donde vive después de la muerte de su hijo para trasladarse al hospital en el que también está presente Alice; de todos modos ambos evitan estar juntos dado que el paso del tiempo no ha eliminado el marcado rencor que los anima sino que para agravar la situación Louis ha ensuciado la imagen de su hermana en un libro que recientemente ha publicado. Pero lo cierto es que ambos junto con el hermano menor Fidèle (Benjamin Siksou) deberán tomar ciertas decisiones frente al inminente deceso de sus progenitores.
El gran obstáculo de este relato es que los personajes principales no están bien definidos y artificialmente concebidos. A medida que la trama continúa resulta frustrante seguir asistiendo al conflicto que separa a estos hermanos sin que exista una valedera razón que justifique esa permanente animadversión. A todo ello el guión incorpora personajes secundarios mediante escenas que no alcanzan a impactar como es el caso de la diferencia religiosa entre Louis y su abnegada esposa Faunia, como tampoco impresiona la relación mantenida entre Alice y Lucia (Cosmina Stratan), una gran admiradora de la actriz.
Si bien en su parte final el relato repunta levemente, lo concreto es que las buenas actuaciones de su elenco y los valores técnicos de producción, no pueden subsanar la medianía de este recargado melodrama.
ALL QUIET ON THE WESTERN FRONT. (Im Westen Nichts Neues) Alemania, 2022. Un film de Edward Berger. 143 minutos. Disponible en Netflix
En su emblemática novela “Sin Novedad en el Frente” publicada en 1928 el celebrado autor alemán Erich Maria Remarque describe el horror de la Primera Guerra Mundial a través de la mirada de un joven soldado idealista. El libro alcanzó gran repercusión y de inmediato el director Lewis Milestone lo trasladó al cine habiendo ganado en 1930 el Oscar al mejor film del año; si bien hubo una segunda adaptación para la televisión de Delbert Mann, es ahora el realizador Edward Berger que efectúa una nueva versión sobre la famosa novela en su idioma original alemán en donde acertadamente transmite su poderoso mensaje antibélico.
La acción que transcurre en los últimos meses de la Gran Guerra enfoca al estudiante Paul Baumer (Felix Kammerer) quien junto con otros compañeros de su escuela deciden enrolarse voluntariamente en la guerra generada entre Alemania y Francia, animados por el entusiasmo y fervor patriótico de servir al país germano.
Ciertamente esta versión guionizada por el realizador junto con Ian Stokell y Lesley Paterson no aporta algo diferente a lo ya conocido en estupendos filmes como lo fueron entre otros Full Metal Jacket (1987) de Stanley Kubrick, Saving Private Ryan (1998) de Steven Spielberg y 1917 (2019) de Sam Mendes; con todo, a través de una clásica pero efectiva narración, Berger entrega un sólido drama realista de honda repercusión.
Ciertamente el film es duro de contemplar donde a través de la óptica de Paul las alucinantes escenas bélicas en las trincheras adquieren inusitada veracidad. Es así que para las autoridades de Alemania poco les importa el sacrificio de la vida humana donde los jóvenes reclutados se asemejan poco menos que al ganado que se transporta al matadero.
Dentro del ambiente de violencia imperante en el relato, cabe destacar el lazo amistoso de Paul con Kat (Albrecht Schuch), un soldado más experimentado que lo supera en edad. La historia desemboca en un amargo desenlace cuando faltando 15 minutos para las 11 de la mañana del 11 de noviembre de 1918 para que el armisticio de paz entre en vigor, el implacable general alemán Friedric (Devid Strieshow) no admitiendo que Alemania quede humillada, desoyendo los consejos de su colega Erzberger (Daniel Bruhl) decide que los soldados arremetan contra el bando enemigo.
Al cabo de la proyección de este lacerante drama queda en el espectador un profundo sentimiento de pesadumbre al leer en los créditos finales que la Primera Guerra Mundial causó la muerte de 3 millones de soldados y de casi 17 millones de personas. Sin embargo pareciera que la historia no deja enseñanza alguna considerando que dos décadas después se produce la Segunda Guerra Mundial y en la actualidad se testimonia el dramático conflicto bélico generado por la invasión rusa a Ucrania.
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