“No hay gente, el frío es insoportable y regalan dinero”: 3 mitos sobre Canadá como destino migratorio
“No hay gente, el frío es insoportable y regalan dinero”: 3 mitos sobre Canadá como destino migratorio
-¿Canadá? Pero si allá hace mucho frío y no hay casi gente…
Cualquiera que haya migrado o siquiera contemplado migrar al país norteamericano seguramente ha escuchado ese tipo de comentario por parte de algún interlocutor.
Y es muy probable, también, que la persona en cuestión haya mencionado que una de las ventajas de irse a vivir allí son los subsidios o ayudas que ofrece el gobierno.
Pero qué de todo eso es cierto y qué no. En BBC Mundo analizamos tres mitos sobre la migración al país de los alces y la miel de arce.
1. ¿Hace muuuucho frío y es insoportable?
La respuesta es sí y no: sí hace frío y no es necesariamente insoportable.
En Canadá el invierno es largo y en muchos casos lleno de nieve, pero hay varios factores a considerar antes de caer en generalizaciones.
Lo primero es que el clima no es igual en todas las regiones. Canadá es el segundo país más grande en extensión de tierra, después de Rusia, con 9,98 millones de kilómetros cuadrados que van desde el océano Atlántico hasta el Pacífico.
Por eso mismo el clima varía dependiendo de la ubicación de cada lugar, de su cercanía a las costas y al Polo Norte.
Los inviernos más fríos, por ejemplo, “se dan en el centro del país, en las provincias de Saskatchewan y Manitoba, porque son las que se encuentran más lejos de los océanos que, como no se congelan, ayudan a que las costas estén un poco más calientes”, le explica a BBC Mundo Phil Austin, profesor asociado de Ciencias Atmosféricas en la Universidad de British Columbia.
En cambio en la costa oeste, en donde se encuentra Vancouver, los inviernos son menos fríos y con menos nieve.
“En Vancouver el viento viene del oeste y allí se encuentra el océano Pacífico que nunca se congela, por lo que sopla sobre aguas más cálidas. El único momento en que se presentan tormentas de nieve reales allí es cuando el viento baja del Ártico y trae aire muy frío, lo cuál es poco frecuente”, agrega.
Los lugares con el clima más adverso están en el norte del país, en donde se encuentran las provincias de Yukón y Territorios del Noroeste que, por su cercanía con el Ártico, son muy frías, tienen mucha nieve y días más oscuros.
Otro factor importante con respecto al invierno es la cantidad de luz solar a la que se tiene acceso, pues que haga más frío no implica que los días sean más oscuros.
La pregunta entonces es qué prefiere cada quien: menos nieve y a la vez menos luz, o mucha nieve y cielos despejados.
“En Saskatchewan y Manitoba, por ejemplo, se pueden tener días muy iluminados, con el cielo despejado y el sol reflejando en la nieve blanca, mientras que en Vancouver casi nunca hay nieve durante el invierno, pero tampoco se ve casi el sol”, explica el profesor.
“Depende mucho del tipo de personalidad de la gente, de si alguien prefiere días soleados o de si su estado de ánimo se ve afectado por días muy grises”.
Y finalmente hay que considerar que el invierno hace parte de la infraestructura de Canadá y de la cultura y el modo de vida de quienes habitan este país, así que está lejos de ser un factor de parálisis o encierro.
La calefacción está disponible en todas partes, las ciudades que suelen tener nevadas cuentan con un sistema de recolección de nieve para evitar que se paralicen las vías y hay muchos lugares interconectados internamente para que no sea necesario caminar por la calle.
Ese es el caso del sistema de metro de Montreal que en varias estaciones se une a centros comerciales, instituciones educativas y oficinas del gobierno por medio de pasadizos.
A esto se suma la cultura de los deportes de invierno; los niños, por ejemplo, suelen aprender a practicar diferentes deportes desde temprana edad y así tienen diversas opciones de recreación al aire libre durante los largos meses fríos.
“Para alguien como yo, que migré desde EE.UU. hace 30 años, fue sorprendente ver cuán importante es el hockey en Canadá. Realmente es casi una religión y por eso celebran y arman pistas de patinaje en los parques y en el patio trasero de las casas”, señala Austin.
“Realmente hacen que el invierno sea parte crucial de su identidad”.
Un ejemplo de esto que menciona Austin es la gran pista de patinaje en la que se transforma el canal Rideau en Ottawa, la capital del país.
Con 7,8 kilómetros y acceso gratuito ofrece diversión y una forma alternativa de transporte por el centro de la ciudad.
2. No hay gente
Dado que Canadá cuenta con una política migratoria regulada desde hace varias décadas, con la cual busca atraer sobre todo fuerza laboral, se ha ido generalizando la creencia de que es un país despoblado, en el que hay mucha tierra y poca gente.
Pero eso no es del todo cierto.
“El problema de Canadá no es de tamaño de la población sino de estructura; es decir, que no es un problema de cuántas personas hay, sino de la conformación de la población en términos de edades”, explica Diva Marcela García, doctora en Demografía por la Universidad Autónoma de Barcelona.
Esto se explica porque el país “tiene una baja tasa de natalidad, entonces hay menos personas en las etapas iniciales de la vida, a la vez que tiene una mortalidad que sucede tardía gracias a su alto nivel de calidad de vida y al acceso a salud universal de su población. La combinación de estos dos factores hace que sea un país con una población muy envejecida”, agregó.
Es decir, que en Canadá sí hay gente de todas las edades, pero hay más personas mayores de 65 años que niños creciendo.
Esto se hace evidente cuando se revisa la tasa de fecundidad, un indicador que mide el número de hijos que tiene una mujer a lo largo de su vida.
“La tasa de reemplazo global es de 2,1 hijos por mujer, que es el número que se estima necesario para garantizar la sostenibilidad poblacional. En Canadá el número de hijos por mujer está por debajo de 2,1 desde hace por lo menos 20 años”, argumenta García.
Según datos de Naciones Unidas, actualmente esa cifra es de 1,47 en Canadá. De ahí que la estrategia del país sea la de atraer migrantes en edades laborales y reproductivas que contribuyan al crecimiento de la población jóven en el mediano y largo plazo, al tiempo que aportan al sistema productivo y pensional.
3. Regalan dinero
Lo primero que hay que aclarar es que el concepto de “regalo” es problemático y poco preciso.
A lo que se refieren usualmente las personas es a subsidios a los que pueden tener acceso quienes migran, pero que no necesariamente son dinero y están sujetos a diferentes factores.
Canadá está dividido en provincias y cada una cuenta con un gobierno local (provincial) que es autónomo, así que maneja un presupuesto propio.
De esa forma, dependiendo del lugar en el que viva la persona migrante, tendrá acceso a las ayudas que allí se ofrezcan, en caso de que las haya y que su perfil clasifique para recibirlas.
“En general no es que haya subsidios económicos directos para los migrantes en Canadá”, afirma Alejandro Hernández, doctor en Sociología por la Carleton University.
“Más bien Canadá, desde los años 90, apoya la integración a través de terceros. Selecciona agencias que promueven servicios de integración y asentamiento en provincias y comunidades. El presupuesto tiene que solicitarse y renovarse contínuamente por parte de estas agencias”.
Los servicios más comunes suelen ser apoyos y asesorías para entrar en el mundo laboral.
Quienes migran reciben, por ejemplo, ayuda organizando sus documentos como hoja de vida y carta de intención, así como entrenamientos para enfocar su perfil y para prepararse para los procesos de selección. En ese caso las personas beneficiadas no reciben dinero.
El caso de Quebec, la provincia francófona que es además la única que tiene total autonomía en su regulación de la migración, es particular.
Alli “sí existe un cierto apoyo directo para inmigrantes, que se llama francisación y se relaciona más con un asunto nacionalista y el dominio del francés”, agrega Hernández.
Como en ese territorio hay un interés por conservar el francés como su primera lengua oficial (el inglés también lo es), si la persona migrante estudia francés a tiempo completo y de forma presencial, “puede recibir CAN$205 (unos US$150) por semana, más apoyo de transporte”, dijo Hernández.
Para entrar a ese programa la persona migrante debe cumplir con una serie de requisitos y debe comprometerse con las obligaciones del currículum académico. También hay que tener en cuenta que los montos y condiciones de ese programa pueden cambiar dependiendo del gobierno de turno.
Otro tipo de ayuda que prestan algunas organizaciones es asesoría legal y traducción de documentos para quienes necesitan homologar su título.
También hay apoyos enfocados a la adaptación al invierno que ofrecen cursos de deportes de nieve, a precios más asequibles para los nuevos migrantes.
Es posible encontrar, también, programas e instituciones que gestionan donación de muebles o ropa para facilitar la vida de las personas recién llegadas, pero, de nuevo, las personas deben inscribirse en ese tipo de programas y pasar ciertos filtros.
Finalmente, es importante aclarar que quienes son residentes permanentes en Canadá pueden acceder a otro tipo de subsidios ofrecidos por el gobierno a la población en general, no a los migrantes de forma exclusiva.
Eso está relacionado con ayudas para estudios, para la manutención de los hijos o para quienes se encuentren en precariedad económica.
Dichos apoyos varían para cada provincia y se han establecido ciertos filtros y condiciones que quienes acceden deben cumplir.
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