¿Cómo un despecho y un sintetizador hacen tanta brujería tecnológica? La tormenta de Shakira y Bizarrap en las redes sociales.
¿Cómo un despecho y un sintetizador hacen tanta brujería tecnológica? La tormenta de Shakira y Bizarrap en las redes sociales.
Por Alfredo Hidalgo Nieto
http://trendeltiempo.com
Desde que llegó a las andadas en la farándula y hacer sus primeros pininos en sus programas como invitada en México, con Paco Stanley o con Raúl Velasco, allá por 1996, Isabel Mebarak Ripoll, mejor conocida como Shakira, empezó como una “bomba colombiana”.
Comenzó su carrera a los 13 años con el lanzamiento de su primer álbum, “Magia”. En 1996, lanzó su tercer álbum, “Pies Descalzos”, el cual la catapultó a la fama en Latinoamérica. En 2001, lanzó su primer álbum en inglés, “Laundry Service”, que incluía el éxito mundial “Whenever, Wherever”. Desde entonces, ha lanzado varios álbumes y ha colaborado con varios artistas de renombre. Ha vendido más de 75 millones de copias de sus álbumes en todo el mundo y ha ganado numerosos premios, incluyendo dos Grammy y nueve Latin Grammy. Además de su carrera en la música, Shakira también es conocida por su trabajo filantrópico a través de su fundación, “Pies Descalzos”, que ayuda a niños desfavorecidos en Colombia.
Desde hace casi treinta años, ya bastantes para una todavía joven mujer cantante, como una saeta clarimorena, de origen libanés, empezó a producir sus canciones de su ronco pecho, esas canciones pop pegajosas de ritmos balada de los noventas, construyó éxito tras éxito. Era una talentosa artista emergente que iría evolucionando al ritmo de dominar el inglés y transformándose en una “rubia” del glamour internacional, cuyos hits pegaban sí o sí, sin importar naciones, tanto en países latinoamericanos como europeos y aún más en regiones anglosajonas, balcánicas, nórdicas, africanas y asiáticas. Claro, una vez ganándose al fandom estadunidense hispano primero y el angloamericano después.
De ahí despegó a los cuernos de la luna, ingresando en las listas de los Billboards, los Grammys, la Academia Latina de la Grabación, los MTV, los Europa MTV Awards entre otros, conquistando musicalmente al mundo, entre colaboraciones con cantantes folclóricos como Carlos Vives u otros del English Pop como Rhianna o Beyoncé, salseros como Juan Luis Guerra, o incluso reguetoneros como Nicky Jam o Maluma, de quienes por igual han significado triunfos tras éxitos, millonadas de dólares en regalías, verdaderos jonrones de la música para los más jovencitos y en general para las masas quienes son adictos a las nuevas corrientes de la canción, independientemente si tienen calidad o no.
En discusión estarían las fórmulas armónicas o composiciones melódicas de esta mujer oriunda de Barranquilla, pero las estratosféricas ganancias son un dato duro que nadie puede rebatir. Y ahora con el surgimiento de la plataforma de Spotify, que ha superado a Vevo de YouTube en cuanto a posicionamiento de descargas o visitas de usuarios fanáticos de la popularidad desbocada en adolescentes, ella, se ha construido todo un imperio de toda la industria musical y su mercado de la neomelomanía más enfermiza -el gusto descerebrado por los ritmos “urbanos”- desde hip-hop, rap, trap, reguetón, perreo, y todo lo que use y abuse del sistema “autotune” que consiste en melodizar cualquier frase, rima, farfullo o disglosia que cualquier persona pueda emitir con su tono de voz. Una formulita muy recurrida tanto por famosos como los perfectos desconocidos, que normalmente culminan en hits de moda, gracias a la hiperdispersión que generan las redes sociales benditas o malditas, dependiendo su mensaje.
Así es como Shakira se alió con Bizarrap, o como nombran ahora a los duetos, hizo colaboración con este emergente rapero-productor argentino, para crear su nueva tormenta que hoy en este naciente 2023, ha estado reventando las redes en sólo dos días de sacado al aire (11 de enero del 2023) vía YouTube. La canción es “BZRP Music Sessions #53”, y como ya es prácticamente del dominio universal, proviene de un épico rompimiento de la sudamericana con el futbolista catalán Gerard Piqué. Es decir, este trabajo “laboriosísimo” de la cantada rapera, se desarrolló por medio de un despecho que tuvo la Shaki con ese desventurado hombre que después de 12 años de unión y dos hijos, le hubo sido infiel con un verdadero harén de jovencitas, según Google y muchísimas fuentes.
Recordemos que en 2010, su huracán viral de ésa época fue “Waka Waka”, su otra colaboración con Freshlyground, también llamada “This Time for África” y en tiempos donde no había Spotify, ni Tik Tok, y las tradicionales YouTube, Twitter, o Instagram estaban en pañales. Sin embargo, el mainstream de la FIFA en dicha era, con su Mundial de Futbol en Sudáfrica con todo y su Mandela, la catapultaron hacia el infinito como a ninguna otra celebridad latina en todos los tiempos.
Y justo en esa competencia del deporte más ultra popular del planeta, la también autonombrada como “La Loba” es donde conoce a su Piqué, quien entonces era un juvenil jugador del Barsa que en tal certamen se consagró como campeón mundial y “La Furia Española”. Qué curiosidades del destino en un mundo que debe ser ya pequeñito para la intérprete de “Hips don´t lie”. Entonces han pasado doce años en el pináculo de la fama, ambos, que se unieron siendo los número uno en sus respectivas áreas, los dos pasatiempos más fanatizantes de hoy: las patadas y las gritadas.
Si bien todavía el hit “BZRP Music Sessions #53” se encuentra en plena etapa viralizante de locura en las redes sociales, el hecho de que se estén volando la cabeza en los “trending topics” los usuarios, los seguidores, los medios masivos de comunicación, las marcas aludidas en la letra, los propios y los extraños al mame de Internet, el tren ya se perfila para que la paisa cafetalera repita la historia de rellenar el mundo con sus ritmos, aunque ahora lo haría en idioma español sin tantas corporaciones involucradas ni mega eventos de por medio. En esta ocasión, sería en simple participación con un jovencísimo productor musical, que ya tiene muchos éxitos en su natal Argentina, Gonzalo Julián Conde, que dicho sea de paso, merece otro artículo amplio sobre su meteórica carrera lanzada desde su propia habitación con su computadora. Con este inusitado envión en todas las plataformas musicales de Internet, la radio, la televisión, la prensa escrita, los patrocinios, y hasta en las guerras mercadológicas de las marcas aludidas con la voz de Shakira, la canción de marras posiblemente supere a “Despacito”, el reguetón lento de Luis Fonsi que superó los 8 mil millones de vistas en YouTube, la más escuchada en el mundo según cifras y superando por el doble al surcoreano de “Gangnam Style”.
Aunque todavía es muy temprano para hablar de cifras groseras, lo cierto es que ya resulta por demás inconmensurable, el lugar a donde una historia de despecho por una infidelidad matrimonial de un futbolista, que no es Messi ni mucho menos, puede dominar en la estratósfera de la diosa Artemisa. Pero el fenómeno Shakira y “su movimiento de caderas que no mienten” siguen su estela inacabable de ritmos empalagosos para los jóvenes que domeñan el mundo cibernético, y que a su vez indican la pauta de la poderosa industria movida al son que les toquen. Y todo por ese “touch” de la colombiana que nunca se cansa de perpetrar la cima de la fama, a toda costa, a todo costo, aunque se lleve por las patas toda una friolera de desventuras, despechos o desengaños terribles. Aunque se lleve el alma en prenda, como una verdadera Madonna en brujería.
Por Alfredo Hidalgo Nieto
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