Diócesis Ontario ignoró décadas de acusaciones de conducta sexual inapropiada contra sacerdotes y voluntarios

Diócesis Ontario ignoró décadas de acusaciones de conducta sexual inapropiada contra sacerdotes y voluntarios

– Desde la década de 1950 hasta pasada la de 2010, se dice que 12 sacerdotes y voluntarios abusaron de 40 personas.

Una diócesis católica en Ontario protegió a los sacerdotes que enfrentaron acusaciones de conducta sexual inapropiada durante décadas, según descubrió una investigación realizada por Enquête de Radio-Canada.

Se dice que desde la década de 1950 hasta la de 2010, 12 sacerdotes y voluntarios abusaron de unas 40 personas; casi todos eran menores de edad en ese momento. En lugar de ser castigados, los sacerdotes calladamente fueron transferidos a otras parroquias, y estos traslados ocurrieron hasta bien entrada la década de 2010.

La diócesis, ahora conocida como Hearst-Moosonee, se encuentra a unas 11 horas al norte de Toronto y comprende unas dos docenas de parroquias, muchas a lo largo del borde norte de la autopista 11, en lo profundo del bosque boreal.

Hearst-Moosonee es una de las diócesis más aisladas de Ontario y la iglesia sigue siendo una institución importante allí. También ayudó a colonizar el área con una población mayoritariamente francófona en la década de 1920. Este doble aislamiento, geográfico y lingüístico, convirtió a la iglesia en un actor influyente en la región y sigue involucrada en varias organizaciones locales.

“Creo que puedes salirte con la tuya cuando estás escondido en la zona francófona de Ontario. No va a ser recogido por los principales medios de comunicación anglófonos. No habrá tanta atención”, dijo Rob Talach, un abogado con sede en London, Ontario, que ha demandado con frecuencia a la Iglesia Católica por denuncias de abuso sexual.

Hoy, algunos de los 12 sacerdotes están muertos o jubilados, pero Enquête descubrió que cinco sacerdotes y voluntarios que enfrentaron denuncias de mala conducta en el pasado todavía trabajaban en la diócesis hasta fines de febrero de 2023.

‘Yo estaba avergonzado’
El arresto y juicio de 2020 por cargos de abuso de Fernand Villeneuve, un párroco de larga data en Hearst-Moosonee, conmocionó a muchas personas en el área y llevó a Enquête a investigar más.

Villeneuve fue declarado no culpable.

Enquête encontró otras denuncias de abuso que se remontan a décadas, no solo contra Villeneuve, sino también contra otros sacerdotes.

Los testimonios recogidos por Enquête sobre Villeneuve se extienden desde la década de 1970 hasta la década de 2000. Enquête habló con tres hombres que acusaron a Villeneuve de masturbarse en su presencia.

Enquête también habló con dos mujeres, a quienes la estación CBC accedió a no identificar por preocupación por su privacidad. Uno se quejó de tocamientos no deseados en sus partes privadas por parte de Villeneuve y el otro de agresión sexual.

Villeneuve no respondió a la solicitud de comentarios de Enquête.

Los denunciantes que hablaron con Enquête dicen que denunciaron a otros sacerdotes a lo largo de los años a la diócesis, con poco efecto ya que todos se cubren con el mismo poncho, diche el refrán.

Gilles, quien pidió ser identificado solo por su nombre de pila debido a lo que sucedió en su pasado, dice que Roger Pronovost, un estudiante de teología que trabajaba con el movimiento juvenil católico local, abusó de él cuando tenía 14 años. Para Gilles, quien dice que también fue abusado por su padre, la iglesia fue un refugio.

“Roger me mostró el cariño que desearía que mi padre me hubiera dado. Pero al tocarme… me enamoré de mi abusador. Luego me avergoncé”, dijo Gilles, que ahora tiene 50 años.

Pronovost se convirtió en sacerdote y trabajó en varias parroquias de la diócesis.

Gilles llamó a la oficina del obispo en la diócesis de Hearst y denunció a Pronovost hace casi una década. Dijo que tenía la confirmación de un funcionario de la diócesis de que “iba a hacer algo”.

“Si necesitas hablar, llámame”, recuerda que le dijeron. “Te escucharé.'”

Pero Gilles dice que Pronovost no fue castigado después de su llamada.

Enquête identificó a otras cuatro personas que afirman haber sufrido voyeurismo, exhibicionismo o tocamientos sexuales cuando eran niños o adolescentes a manos de Pronovost desde finales de los 80 hasta principios de los 2000.

Pronovost fue acusado de agresión sexual y, en 2016, se declaró culpable de un cargo menor de agresión a un menor. En lugar de recibir una reprimenda, la diócesis lo trasladó a Mattice, Ontario, a unos 30 kilómetros de Hearst, donde trabajó hasta que se jubiló en 2019.

Estos cargos no estaban relacionados con las acusaciones de Gilles.

En una entrevista con Enquête en diciembre del año pasado, Pronovost negó haber abusado de Gilles o de cualquier otro menor. Cuando se le preguntó si había tocado sexualmente a un menor, dijo: “Bueno, en realidad no. No tendría motivos para hacerlo”.

Pronovost dijo que se declaró culpable del cargo de asalto de 2016 para poner fin a sus procedimientos legales y que hacerlo, para él, era una formalidad.

‘Me sentí atrapado’
Talach, el abogado, a quien se ha llamado “cazador de sacerdotes” por todo el clero católico al que ha demandado, dice que la apariencia del “anciano amable” en estos casos es engañosa.

“Son monstruos bajo la sotana por la devastación que causan a los jóvenes”, dijo.

Talach representó a Yves Villeneuve, un hombre que dice haber sido abusado por otro sacerdote en la ciudad de Hearst en la década de 1980: Remi Lessard.

Villeneuve dice que conoció a Lessard cuando tenía 17 años, en un momento en que su madre estaba enferma. Al año siguiente, cuando tenía 18 años, Villeneuve dijo que el cura le daba masajes y besos en el cuello.

“Me dijo: ‘Me gustaría que me acostara contigo'”, recordó Villeneuvue en una entrevista con Enquete.

Dijo que se acostó con Lessard, pero le advirtió que no cruzara una línea imaginaria en el medio de la cama. “No pasó mucho tiempo antes de que su… pene rozara la parte posterior de mi pierna. Me sentí atrapada”.

Villeneuve dijo que empujó al sacerdote y corrió, pero la interacción lo dejó traumatizado. En las décadas siguientes, se quejó ante la policía y dos obispos, pero dijo que se sentía cada vez más frustrado cuando Lessard seguía siendo sacerdote y no enfrentaba consecuencias.

Nunca se presentaron cargos contra Lessard.

En 2010, Villeneuve decidió grabar en secreto a Lessard en una reunión con él y el obispo de ese momento, Vincent Cadieux.

En ese encuentro, Lessard admitió “haberse enamorado de [Villeneuve] y de… posiblemente sugerir que tuvieras relaciones sexuales conmigo. Eso fue inaceptable”.

En la cinta, Lessard se disculpó por el incidente y dijo que fue a terapia y que ya no trabajaba con jóvenes.

Villeneuve contrató a Talach en un caso civil para demandar a la iglesia por su presunto abuso. Después de compartir esa cinta con los abogados de la iglesia, propusieron un acuerdo extrajudicial.

“Creo que sin la grabación de audio, todavía estaríamos en litigio en este momento”, dijo Talach.

“Cuando alguien más en este planeta abusa de ti”, agregó Talach, “siempre tienes la capacidad de ir y rezarle al Todopoderoso para que te ayude… Todo eso desaparece cuando el malo, el perpetrador o el enemigo son parte”. de esa iglesia”.

La diócesis acordó pagarle a Villeneuve $75,000 sin admitir ningún delito. Lessard no respondió a las preguntas de Enquête y negó haber actuado mal en su defensa en esa demanda civil.

‘Cada caso es una tragedia’
Pierre Olivier Tremblay es el actual obispo de Hearst-Moosonee, nombrado para el cargo en agosto pasado. En diciembre, Enquête le informó que varias personas se habían presentado a Enquête con denuncias de abuso y conducta sexual inapropiada contra sacerdotes en la diócesis.

Tremblay calificó las acusaciones de “horribles”.

“Y cada persona es una vida que se rompe. Cada caso es una tragedia”, dijo Tremblay.

“Nos vamos a reunir y vamos a tomar las medidas que se deben tomar. Entonces, si hay sacerdotes que deben ser removidos del ministerio, se hará”.

Poco después de reunirse con Enquête, Tremblay inició una investigación interna. Realizó verificaciones de antecedentes de los empleados de la diócesis y examinó denuncias de abuso anteriores. Los tres sacerdotes y dos voluntarios que todavía trabajaban en la diócesis y enfrentaron acusaciones fueron relevados de sus funciones o despedidos debido a esas investigaciones internas en los dos meses posteriores a su entrevista.

Pero para algunos, es demasiado poco, demasiado tarde.

“Pronto haré una solicitud formal para ser excomulgado”, dijo Villeneuve. “Es la única forma en que voy a poder dormir en paz sabiendo que ya no soy parte de esa institución”.