R.M.N. Rumania-Francia-Bélgica, 2022. Un film escrito y dirigido por Cristian Mungiu. 127 minutos.
R.M.N. Rumania-Francia-Bélgica, 2022. Un film escrito y dirigido por Cristian Mungiu. 127 minutos.
Por Jorge Gutman
R.M.N. Rumania-Francia-Bélgica, 2022. Un film escrito y dirigido por Cristian Mungiu. 127 minutos.
Considerado como uno de los más importantes directores europeos, Cristian Mungiu que en 2007 obtuvo en Cannes la Palma de Oro por 4 meses, 3 semanas y 2 días, así como en 2016 el premio al mejor director por Bacalaureat, retorna con R.M.N., un drama impactante sobre algunos de los serios problemas que afectan a Europa.
La acción comienza en Alemania donde Matthias (Marin Gigore), un rudo individuo rumano que trabaja en un matadero y que después de haber golpeado a uno de los jefes de la fábrica retorna a su nativo pueblo de Transilvania, una de las regiones de Rumania donde habita un conglomerado de gente de diferente origen étnico. Prontamente se aprecia que la relación mantenida con su esposa Ana (Macrina Barladeanu) es prácticamente inexistente dado el nulo entusiasmo que ella demuestra por su regreso; asimismo se impone del mutismo de su hijo Rudi (Mark Blenyesi) de 8 años quien ha dejado de hablar por el susto que le produjo al contemplar algo extraño atravesando el bosque aledaño en camino hacia su escuela.
A través de diversos hilos narrativos que propone el guión del realizador, Matthias se reencuentra con Csilla (Judith State), un amor de antaño, quien se desempeña en una empresa panificadora que en esos momentos requiere mano de obra adicional. Como los lugareños de la zona no aceptan trabajar con un salario mínimo, Csilla contrata a tres inmigrantes de Sri Lanka.
A partir de allí, el film se centra en la reacción de la población local, que a su vez está integrada por húngaros, alemanes y rumanos, que se oponen a que estos trabajadores extranjeros ocupen sus fuentes de trabajo. Ese hecho motiva a que se realice una asamblea popular en donde los aldeanos expresarán sus inquietudes y la necesidad de expulsarlos. En lo que puede considerarse como la secuencia más tensa del relato filmada magistralmente mediante un largo plano secuencia de 17 minutos, Mingiu registra esa reunión que desemboca en una situación caótica. Es allí que queda exteriorizado el sentimiento racista y los prejuicios de sus pobladores donde los principios democráticos quedan desnaturalizados. En ese clima de completa irracionalidad, Csilla es presentada como el personaje más sensato y comprensible con los inmigrantes; además de poseer una cultura superior al del resto de la población, ella destina parte de su tiempo disponible tocando el violonchelo.
Basado en un acontecimiento ocurrido hace pocos años en una región de Transilvania, Mingiu construye esta historia ficcional donde radiografía impecablemente la deshumanización de un pueblo nutrido de odio y desprecio hacia el extranjero. Es así que el realizador decidió titular a este relato R.M.N. que es la sigla de la Resonancia Magnética Nuclear a la que se somete el enfermo padre de Matthias (Andrei Finti) padeciendo de un tumor cerebral; es sin duda una clara metáfora del cáncer que afecta a una sociedad nutrida de incomprensión y de viral xenofobia.
Aunque en su última parte el tema central se torna un tanto repetitivo, eso no va en desmedro de los valores de este film en donde el realizador confirma su talento abordando un cine de compromiso social y político.
ARRÊTE AVEC TES MENSONGES. Francia, 2022. Un film de Olivier Peyon. 98 minutos
Basado en Arrête avec tes mensonges, la novela autobiográfica de Philippe Besson publicada en 2017, el realizador Olivier Peyon brinda un cautivante relato abordando el gran amor de adolescencia del autor.
Así como a veces un buen texto literario resulta difícil de ser adaptado al cine, en este caso el inconveniente es subsanado ya que el guión del realizador compartido con Vincent Poymiro, Arthur Cahn y Cécilia Rouad capta magníficamente lo que Besson refleja en su libro.
La acción se centra en el escritor Stéphane Belcourt (Guillaume de Tonquédec) quien desde París después de 35 años de ausencia retorna a su ciudad natal de Angouleme invitado por la destilería de un celebrado coñac en donde estará presente una importante delegación americana celebrando el bicentenario de su concepción; es allí que durante un fin de semana él pronunciará un discurso para tal ocasión y a su vez firmará autógrafos para los lectores de su reciente novela.
Si bien este novelista ha podido tener la satisfacción de realizarse en el género literario, a nivel personal no ha podido olvidar la gran pasión de su vida reflejada a los 17 años al enamorarse de Thomas (Julien de Saint Jean) de similar edad cuando eran compañeros de curso.
En 1984 el tímido e intelectual gay Stéphane (Jérémy Gillet) y su amante bisexual viven su intimidad con renovado placer pero en forma absolutamente secreta dado que Thomas terminantemente se niega a que el affaire se divulgue; eso es debido a que en esa época la homosexualidad es negativamente percibida; sin embargo la dicha es de corto alcance cuando Thomas deja la ciudad y nunca más llegarán a reencontrarse.
La narración que transcurre entre el presente y los recuerdos de Stéphane que remiten al pasado está muy bien cohesionada y es así como el realizador transmite muy bien los sentimientos de un hombre que de algún modo quedó marcado por esa inolvidable relación sentimental que le ha impedido disfrutar plenamente su vida.
El nudo central de esta historia se produce cuando Stéphane conoce a Lucas (Victor Belmondo), uno de los integrantes de la delegación visitante; ahí se entera que se trata del hijo de Thomas, hecho que jamás se había enterado de su existencia. De este modo Stéphane vuelve a tener presente la imagen de Thomas y grande es su pena cuando Lucas le comunica que su padre se suicidó. No obstante que la comunicación entre Thomas y su hijo distó de ser fluida Lucas nunca supo cuál fue el vínculo de su padre con el escritor; por otra parte, Stéphane no podrá revelarle la naturaleza romántica de esa relación.
Además del impecable guión, esta historia trasciende por la magnífica composición lograda por Tonquédec como el atribulado individuo tratando de aliviar su ansiedad y de saber qué fue de su amante a lo largo del tiempo; igualmente resultan inobjetables la autenticidad brindada por Gillet y Saint Jean como los jóvenes amantes. Por su parte es también elogiable la participación de Belmondo animando al hijo que trata de indagar en el pasado de su padre; finalmente, distinción especial merece Guilaine Londez quien agrega algunas de las notas sonrientes que nutren al relato animando a la vivaz y adorable mujer encargada de organizar la estancia de Stéphane en el hotel y su conferencia de prensa.
Con un desenlace genuinamente conmovedor Peyon ha logrado un drama realista de indiscutible calidad y decididamente recomendable.
ARE YOU THERE GOD? IT’S ME MARGARET. Estados Unidos, 2023. Un film de Kelly Fremon Craig. 105 minutos.
Judy Blume, la autora de la novela Are You There God? It’s Me Margaret publicada en 1970, consintió a que Kelly Fremon Craig efectuara su traslado al cine. Dada la remarcable adaptación de la cineasta, el resultado obtenido es una muy agradable película.
Su protagonista es Margaret Simon (Abby Ryder Fortson), una pre adolescente de 11 años próximo a cumplir 12 que disfruta de la vida neoyorkina; sin embargo una promoción que su padre Herb (Benny Safdie) ha obtenido en su empleo obliga a la familia a trasladarse a un suburbio de New Jersey con el pesar de la chica al tener que dejar su escuela y sus compañeros y sobre todo a su entrañable abuela paterna Sylvia (Kathy Bates). Su madre Bárbara (Rachel McAdamas) trata de animarla haciéndole ver que en su nueva escuela, donde cursará el último año de educación elemental, se hará pronto de nuevas amistades y que ella misma que es profesora de arte debe dejar su trabajo para ajustarse a las nuevas condiciones. En todo caso, la chica ruega a Dios para que la mudanza no se realice.
Una vez que se produce el traslado de la familia, Nancy (Elle Graham), una vecina de aproximadamente la misma edad que Margaret, la invita a participar con sus amigas Janie (Amari Price) y Gretchen (Katherine Kupferer) en un secreto club integrado únicamente por ellas. En ese entorno Margaret vivirá su proceso de transición hacia la adolescencia en donde experimentará su primera menstruación, el uso de corpiños, el inicio de la atracción sexual, así como el primer inocente beso recibido por un chico de similar edad. Fremon Craig, que ya había escrito y dirigido The Edge of Seventeen (2016) explorando la adolescencia, nuevamente ratifica su pericia en describir con completa naturalidad la relación de Margaret con sus amigas a través de diálogos bien construidos y evitando caer en los estereotipos que suelen verse en las películas de este género.
Pero la ansiedad de convertirse en mujer no es lo único que preocupa a Margaret sino también la fe religiosa por ser hija de un matrimonio interconfesional dado que su madre es cristiana y su padre judío; ese hecho motiva a que ella no haya podido conocer a sus abuelos maternos porque Barbara le explica que sus padres nunca aceptaron que se uniese a un hombre de diferente credo. Debido a que Margaret se considera agnóstica le ruega a Dios que la ayude a resolver su inquietud sobre el tema; eso se asocia con un proyecto escolar asignado por su maestra (Echo Kellum) en donde investigará las diferentes religiones existentes.
Manteniendo la frescura del libro original, el film sazonado con humor es ampliamente disfrutable a través del ágil ritmo impreso por la realizadora y por la notable caracterización que la joven actriz Fortson logra de su personaje; ella expresa muy bien las diferentes emociones que una púber experimenta en el comienzo de la adolescencia como al mismo tiempo su incertidumbre sobre la existencia de Dios. A su lado igualmente se luce McAdams como la madre que adora a su hija, al propio tiempo que ella también debe realizar esfuerzos para adaptarse al estilo de vida suburbana, dedicando parte de su tiempo a la pintura; asimismo la veterana Bates conmueve con el profundo amor que siente por su nieta y que debe conformarse en mantener contacto a través de la distancia o en ocasionales visitas en que se produce el encuentro.
Globalmente considerada, esta es una de las mejores comedias sobre el mundo adolescente y capaz de satisfacer al gran público.
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