CARMEN. Australia-Francia, 2022. Un film de Benjamin Millepied. 116 minutos
CARMEN. Australia-Francia, 2022. Un film de Benjamin Millepied. 116 minutos
Paul Mescal y Melissa Barrera en CARMEN
Por Jorge Gutman
CARMEN. Australia-Francia, 2022. Un film de Benjamin Millepied. 116 minutos
Lejanamente inspirada en la célebre ópera de Georges Bizet quien a su vez se basó en la novela corta del escritor Prósper Merimée de 1845, el debutante realizador Benjamin Millepied ofrece una satisfactoria versión de Carmen donde la danza ocupa un prominente espacio.
En la escena inicial cuya acción se desarrolla en la época actual se observa a una mujer (Marina Tamayo) bailando apasionadamente el flamenco en el desierto de Chihuahua y desafiando a dos hombres peligrosamente armados que terminan matándola. De inmediato el relato enfoca a su hija Carmen (Melissa Barrera), una joven mexicana que después del asesinato de su madre está forzada a abandonar México y llegar a Estados Unidos. Después de cruzar ilegalmente la frontera en Texas ella es atacada por patrulleros junto con otros inmigrantes clandestinos. Pero allí encuentra a Aidan (Paul Mescal), un joven veterano de la guerra de Afganistán que la protege del odio imperante por algunos fanáticos del lugar. Para huir de la policía, ambos escapan como fugitivos de la ley y asimismo como amantes con destino a Los Ángeles; en esa ciudad ambos encuentran refugio en un club nocturno danzante cuya dueña es Masilda (Rossy de Palma), la mejor amiga de la madre de Carmen. Con todo, en la medida que la policía los persigue tenazmente,el amor de la pareja no es suficiente para evitar que el romance concluya trágicamente.
El guión del realizador compartido con Luc Barrère y Alex Dinelaris es minimalista y con una considerable economía de diálogos pero eso no desmerece los valores del film teniendo en consideración otros factores que lo resaltan.
Millepied que ha sido el bailarín principal del New York City Ballet hasta 2011 y además tuvo a cargo la coreografía del aclamado film Black Swan (2010), brinda un drama musical muy bien coreografiado que permite el lucimiento de su elenco. Barrera, que ya demostró su talento en la comedia musical In the Heights (2021), aquí vuelve a confirmarlo brindando magníficamente la sensualidad de Carmen a través de la danza y el movimiento de su cuerpo; asimismo Mescal, quien gratamente impresionó en After Sun (2022) valiéndole una nominación en los premios Oscar, aquí exuda brío, energía y virilidad en la muy convincente composición de su personaje, además de quedar resaltada la remarcable química entre él y Barrera. Por su parte De Palma, una de las musas de Pedro Almodóvar, nuevamente fascina como la mercurial bailarina transmitiendo ternura en su relación con Carmen.
En su ópera prima Millepied incorpora cautivantes secuencias de ensueño que son muy bien captadas por la valiosa fotografía de Jorg Widmer y la buena música del compositor Nicolas Britell; en consecuencia, el original enfoque adoptado por el novel cineasta de la novela de Merimée permite que su versión combine adecuadamente el lenguaje de la danza con el del cine. Sin ser revolucionaria, la película ofrece una cautivante experiencia sensorial que amerita su visión.
LES PIRES. Francia-2022. Un film escrito y dirigido por Lise Akoka y Romane Gueret. 96 minutos
Galardonado con el premio al mejor film presentado en la sección Un Certain Regard de Cannes 2022, en su primer largometraje las cineastas y guionistas Lise Akoka y Romane Gueret abordan un drama que despierta interés dentro de la estructura conformada por una película dentro de otra.
La película se desarrolla en la Ciudad Pablo Picasso, un distrito de monobloques ubicado en los suburbios de Boulogne-Sur-Mer, en el norte de Francia, en donde Gabriel (Johan Heldenbergh), un director de cine belga, decide rodar un film –A pisser contre le vent– y para ello efectúa un casting para seleccionar actores no profesionales pertenecientes a niños y adolescentes de humilde condición de vida. Los cuatro protagonistas elegidos son Ryan (Timéo Mahaut), Lily (Mallory Wanecque), Maylis (Mélina Vanderplancke) y Jessy (Loic Pech), que son los “peores” de esa comunidad (respondiendo al título del film), aunque en realidad distan de serlo.
Poco importa el contenido de la película en la que intervendrá el cuarteto mencionado sino lo que más interesa destacar es la vida de cada uno de estos noveles intérpretes. Ryan es un niño conflictivo que vive en casa de su hermana mayor después de haber transcurrido en hogares de acogida al no poder ser cuidado por su madre (Dominique Frot), una mujer psicológicamente inestable. La atractiva Lily es una adolescente que no tiene inhibición de mantener sexo casual con compañeros de su escuela. Jessy ha pasado tres meses en la cárcel por haber huido después que atropelló a un transeúnte. Por último se encuentra Maylis quien es la persona más deslucida de este equipo. A través de estos personajes queda reflejada su vulnerabilidad, la situación precaria en que viven como asimismo su pertenencia a familias disfuncionales; en todo caso ellos aprenderán una buena lección durante el rodaje del film.
Mientras filma Gabriel demuestra ser un insensible manipulador quien con el propósito de lograr el mayor realismo de lo que está rodando llega al punto de insultar a los actores. Pero más allá de las dificultades que suelen presentarse en el rodaje de una película, en este caso queda abierta la pregunta si acaso los beneficios económicos que la filmación aportará al barrio puede contrarrestar la imagen de quienes en esa zona desarrollan programas sociales; es así como ciertos principios éticos pueden ser cuestionados.
Las noveles directoras han logrado que Les Pires impacte emocionalmente en esta historia sólidamente narrada que deambula entre la realidad y la ficción. Mención especial merece la notable autenticidad brindada por remarcables actores que por primera vez se han enfrentado a una cámara y que en cierto modo se representan a sí mismos. Ahora bien, la gran pregunta es saber qué es lo que aconteció con Mahaut, Wanecque, Vanderplancke y Pech, al volver a encarar la cotidiana realidad.
En suma, este humano film de connotación social se apresta para ser debatido al cabo de su proyección.
THEATRE OF VIOLENCE. Dinamarca-Alemania, 2023. Un documental escrito y dirigido por Lukasz Konopa, Emil Langballe. 104 minutos
Un ético caso legal es lo que se aprecia en Theatre of Violence, un esclarecedor documental de Lukasz Konopa y Emil Langballe realizado durante un período de 6 años y que fue dado a conocer en el Festival Hot Docs.
Al principio de la película se aclara que no obstante haber obtenido Uganda su independencia de Gran Bretaña en 1962, las rivalidades culturales y étnicas de la región prevalecientes en el período colonial siguieron subsistiendo. Así cuando en 1986 Yoweri Museveni tomó el poder como presidente de Uganda lanzó una despiadada campaña contra la etnia Acholi; como respuesta a esa agresión, Joseph Kony fundó el Lord Resistance Army (LRA), una agrupación guerrillera que aterrorizó al norte del país secuestrando a niños para convertirlos en soldados que previamente fueron sometidos a un intenso lavado cerebral.
Uno de esos chicos ha sido Dominic Ongwen que cuando a los 9 años fue raptado gradualmente se desempeñó como un muy eficiente soldado convirtiéndose a través de los años en uno de los comandantes con más poder del LRA; así no tuvo reparos en secuestrar, violar y esclavizar sexualmente a niñas, forzar casamientos así como también impulsar embarazos; es así que de víctima infantil Ongwen se transforma en un desalmado y siniestro verdugo.
Al haber sido arrestado en diciembre de 2015 la Corte Penal Internacional de La Haya lo acusó por 61 cargos de crímenes de guerra así como de crímenes contra la humanidad al haber victimizado a la población civil.
En la audiencia judicial tiene relevante intervención el brillante abogado defensor Krispus Ayena cuyo argumento principal está basado en el traumático proceso vivido por su defendido siendo niño; asimismo plantea ciertos tópicos vinculados con el colonialismo sufrido por Uganda y la cuestionable forma en que la ley internacional es aplicada. De alguna manera, la pregunta a responder es si existe la posibilidad de lograr justicia cuando el victimario ha sido una víctima de lo ocurrido en el país africano.
Aunque los realizadores minuciosamente se limitan a exponer la situación sin abrir juicio sobre Ongwen, a la vista del espectador queda bien claro que con el correr de los años este perpetrador ha tenido la suficiente conciencia de la responsabilidad que le cupo por las atrocidades realizadas a personas inocentes sin que el efecto traumático de su infancia pueda justificarlo. Es así que después del juicio sometido, en 2021 el inculpado es condenado a 25 años de prisión en tanto que en diciembre de 2022 la Corte de Apelación mantiene la aplicación de la sentencia.
Es materia debatible lo que el documental plantea en el sentido de que la Corte Penal de Justicia no imputa de manera similar a integrantes del gobierno de Museveni quienes son igualmente responsables de los crímenes cometidos a la gente de Uganda.
Contraponiendo los cargos de inocente vs. culpable así como el concepto de justicia opuesto al de injusticia, este documental muy bien realizado permite la concentración permanente del espectador.
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