CRÓNICAS. Amanecer Histórico en el Pichincha
CRÓNICAS. Amanecer Histórico en el Pichincha
Por: Lucía P. de García
Toronto.- Cuando España era conocida con el nombre de Monarquía Católica y dominaba parte de Europa, América, Filipinas, en nuestro continente su coloniaje exportador de riquezas y sus abusos contra nuestros pueblos originarios y esclavos negros traídos de África era insoportable. Los mestizos, nacidos de los conquistadores y mujeres indígenas, sentían esa crueldad. También los hijos de madre y padre europeos, criollos que amaban a éste, su hogar, aunque al no tener el mismo poder y los privilegios de los españoles clamaban ¡Libertad!
En el Reino de Quito, hoy Ecuador, Eugenio Espejo, médico, maestro, filósofo y títulos en derecho civil y canónico que naciera en 1747 de madre mulata y padre indígena, puso la semilla emancipadora en las almas de jóvenes intelectuales, muchos con títulos nobiliarios. Los frutos se vieron el 10 de Agosto de 1809 con el Primer Grito de Independencia y su consecuente primer gobierno, por lo que se le llamó a la capital “Quito, Luz de América”. Aunque la gesta resultó efímera pues luego de un año los realistas recuperaron el poder en brutal carnicería, la sangre de esos héroes multiplicó el anhelo autonomista hasta hacer inevitable la lucha.
Trece años después Simón Bolívar planteó una estrategia para liberar Quito: él debía alcanzar la urbe desde el norte y Antonio José de Sucre desde el sur para juntos acorralar a los españoles en las planicies nórdicas de la metrópoli, pero el Libertador quedó atrapado en Pasto. Esa situación hizo que Sucre, llegado desde Guayaquil con 3.000 hombres, decidiera subir por la noche al coloso que vigila Quito, el volcán Pichincha, y avanzar al sitio convenido desafiando quebradas, bosques y la lluvia que comenzaba a caer.
El clarear del 24 de Mayo de 1822 delató a los patriotas sin dormir, hambrientos, mojados, agotados. Los españoles, mejor armados y más numerosos, les atacaron al mando de Aymerich. A las 9h30 la ciudad contempló el inicio de la contienda y sufrió al ver que la arremetida realista parecía ganar. No fue así. Casi sin municiones y a punto de bayoneta derrotó la incorporación de los batallones retrasados, integrados por venezolanos, colombianos, peruanos, argentinos, chilenos, irlandeses, ingleses, escoceses, españoles comandados por el general Mires, amigo de Sucre. Ganaron las mujeres que curaron heridas, entre ellas Manuela Sáenz. Venció la población que proporcionó vituallas, abrigo, alimentos. Triunfaron quienes guiaron a los soldados en su travesía nocturna. Se impuso el amor patrio, la decisión y la valentía de los soldados, jóvenes todos. El mayor, Santa Cruz, de 30 años de edad. Sucre, de 27. El menor, Abdón Calderón, “Héroe Niño”, quien, tras ser herido falleció días después a los 17 años.
Quito festejó el amanecer histórico en el Pichincha con desbordante alegría, vítores, bailes, misas. Los héroes de la Libertad, muchos de ellos acaudalados nobles, entregaron fortuna y vida a la causa independentista, convirtiéndose en ejemplo de las siguientes generaciones que construyeron la República el Ecuador.
Comments (0)