DIVERTIMENTO. Francia, 2022. Un film de Marie-Castille Mention-Schaar. 110 minutos.
DIVERTIMENTO. Francia, 2022. Un film de Marie-Castille Mention-Schaar. 110 minutos.
Oulaya Amamra en DIVERTIMENTO
Por Jorge Gutman
DIVERTIMENTO. Francia, 2022. Un film de Marie-Castille Mention-Schaar. 110 minutos.
Un excelente film en el que su estimulante historia se armoniza con placentera música es lo que depara la realizadora Marie-Castille Mention-Schaar.
En muchas ocasiones el cine abordó el tema de la música reflejando su capacidad de poder enriquecer el espíritu humano. En esta oportunidad Divertimento además de lograr dicho propósito demuestra como la lucha, determinación y persistencia de una persona puede en última instancia rendir óptimos frutos. Ese es el caso en que el guión de la realizadora compartido con Clara Bourreau considera la historia verdadera de la directora musical Zahia Ziouani.
El relato se inicia en 1985 en Pantin, uno de los suburbios de París; en su hogar Abdel Ziouani (Zinedine Soualem) está viendo un programa televisivo en el que el director musical Sergiu CeIibidache) dirige el Bolero de Ravel y su pequeña hija Zahia observa atentamente su desarrollo tratando de imitar al maestro. De inmediato la acción se desplaza a 1995 donde vemos a la violista Zahia (Oulaya Amamra) de17 años y su hermana gemela Fettouma (Lina El Arabi) que es violonchelista compartiendo con su padre y su madre (Nadia Kaci). Queda claro que esta familia de origen argelino celebra con entusiasmo la música y las chicas sienten el estimulo de sus progenitores.
Si bien la historia enfoca el cariño y solidaridad existente entre ambas hermanas guiadas por su amor a la música, el foco central reside en Zahia cuyo máximo deseo es la de llegar a ser directora musical de una orquesta, una aspiración ya manifestada en su infancia. Sin embargo hay serios escollos que esta joven debe enfrentar; así, perteneciendo a una familia humilde de inmigrantes y sobre todo dada su condición de mujer no se ajusta a las normas imperantes del conservatorio parisino al que ella asiste donde la carrera de dirección orquestal de música clásica está reservada al género masculino.
La cineasta que a su vez es igualmente apasionada por la música sinfónica narra todas las peripecias atravesadas por la denodada violista a fin de concretar sus sueños en donde es de vital importancia el vínculo mantenido con el eminente director rumano Sergiu Celibidache (Niels Arestrup), quien en vida fue uno de los más importantes directores del siglo pasado; a través del ficcional personaje el maestro le brinda a Zahia y a sus compañeros de estudio, lecciones en materia de dirección orquestal y de qué modo debe producirse la verdadera comunicación entre el maestro y sus músicos para que la música llegue en toda su dimensión al público que la escucha.
Huelga señalar que el film está nutrido de numerosos extractos de renombradas obras del repertorio clásico pertenecientes a grandes compositores, incluyendo entre otros a Dvorak, Bach, Beethoven, Mozart, Schubert, Prokofiev, Bizet y Saint-Saëns, que gratifican el oído del espectador.
Sin caer en edulcorantes sentimentalismos, el guión ofrece varios momentos de genuina emoción y entre los mismas se destaca la conmovedora escena final en la que Zahia dirige la Orquesta Divertimento, que creó con su hermana, ejecutando el Bolero de Ravel.
Como protagonista del relato Amamra descuella aportando indiscutible solidez a la vez que exquisita dulzura a su Zahia; aunque en un rol secundario igualmente merece elogio El Arabi como su entrañable hermana chelista, así como igualmente se destacan dentro del vastísimo elenco Soualem como el noble y querido padre apoyando en todo momento la vocación de sus hijas y Arestrup dando vida al vehemente y temperamental Celibidache.
Además de los valores mencionados, lo más importante que la directora resalta en este film es el de desvirtuar la noción de que el sexo femenino no reúne los atributos necesarios para la dirección de una orquesta donde lamentablemente en los créditos finales el espectador se impone que solo el 6 % de quienes dirigen música son mujeres. En los mismos créditos se señala que Zahia Ziouani ha sido laureada como mejor talento emergente en el festival Eurochestries en Polonia en Agosto de 1996 y que a los 23 años ella dirigió su primer gran concierto con Divertimento en la sala Gaveau de París. A su vez esta orquesta realizó más de 1000 conciertos desde su creación y en 2008, Zahia y Fettouma han constituido la Academia Divertimento que forma anualmente a más de 500 jóvenes músicos
En suma, esta es una encomiable y alentadora película capaz de llegar a una vasta audiencia y en consecuencia altamente recomendable.
LE TEMPS D’UN ÉTÉ. Canadá, 2023. Un film de Louise Archambault. 117 minutos
Una escena de LE TEMPS D’UN ÉTÉ
Después de haber brindado remarcables filmes como lo fueron entre otros Gabrielle (2013) y Il pleuvait des oiseaux (2019) Louise Archambault nuevamente ratifica sus condiciones de notable cineasta con Le temps d’un été, abordando con delicadeza el urticante tema de las personas sin hogar.
Factor de vital importancia es el guión de Marie Vien quien habiendo sido voluntaria en un organismo dedicado a auxiliar a personas itinerantes, su experiencia permitió que los personajes esbozados en este film revistan máxima autenticidad.
La historia introduce al cura Marc (Patrice Robitaille) quien asistido por la religiosa Monique (Élise Guilbault) está a cargo de una parroquia en Montreal donde el número de feligreses ha disminuido, además de tener facturas impagas que no está en condiciones de cancelar y sintiéndose exhausto en su trabajo es su intención de querer cerrar el templo.. Asimismo Marc realiza desde largo tiempo una labor altruista ayudando a los itinerantes de la zona albergándolos en su iglesia.
La situación cobra un vuelco favorable para este hombre cuando se impone que un millonario que acaba de fallecer y que ha sido empleador de su difunto padre le ha legado una mansión ubicada en la pequeña y pintoresca localidad de Sainte-Blandine-sur-Mer, en la provincia de Quebec. Esa herencia motiva a que el cura acompañado de la hermana Monique decida llevar de vacaciones en una camioneta a esos desposeídos seres para que puedan disfrutar de la estadía.
La llegada a destino no es del todo complaciente para los aldeanos de la zona quienes miran con recelo a los integrantes del grupo; a eso se agrega algunas escaramuzas que se producen entre Marc y François (Sébastien Ricard), uno de los lugareños que había cuidado durante largo tiempo de esa mansión a la cual consideraba suya, aunque la belicosidad existente no llega a cobrar considerable impacto.
Si bien estos seres marginados tienen en común la ausencia de un domicilio fijo, en este relato Archambault destaca las diferentes facetas de los mismos que los han hecho itinerantes. Uno de los personajes es el ex abogado Jean-Pierre (Guy Nadon) que habiéndolo perdido todo en su vida sin embargo manifiesta su preocupación por ayudar al prójimo; otro caso es el del refugiado congolés Julien (Cedric Keka Shako) que habiendo experimentado dramáticos incidentes vividos por su familia en El Congo son las razones por las que busca obtener la residencia legal en Canadá. Otro personaje es Sam (Martin Dubreuil) quien como ex militar en Afganistán padece el post traumático síndrome. No menos importante son los casos de, la autóctona muchacha Miali (Océane Kitura Bohémier-Tootoo) a quien su novio la plantó dejándola en cinta, el joven Sebast (Justin Leyrolles-Bouchard) quien por su triste infancia estuvo bajo la supervisión de la DPJ (Dirección de Protección de la Juventud), Angel (Marc-André Leclair), escapando de su medio debido a su transexualidad y Molo (Pierre Verville) afectado de una seria enfermedad.
Nutrido de un excelente elenco, éste es un muy buen film que aborda un tema de rigurosa actualidad donde por el momento no existe solución a la visa; no obstante a través de la ficción la directora conjuntamente con la guionista logran que su trabajo impacte por su noble contenido humanitario y el sentimiento de solidaridad que emerge de su narración.
Combinando adecuadamente momentos dramáticos con otros de espontáneo humor, la realizadora genera escenas genuinamente conmovedoras sazonadas en algunas instancias de poesía, teniendo una agradable música de fondo donde se escucha entre otros temas la célebre canción Hallelujah de Leonard Cohen. .
BLONDI. Argentina-Estados Unidos-España, 2023. Un film de Dolores Fonzi. 87 minutos. Disponible en Amazon Prime Video
Dolores Fonzi en BLONDI
Aunque el buen cine argentino en Canadá se suele apreciar mayormente en los festivales de internacionales de tanto en tanto también se lo puede juzgar a través de las plataformas de streaming, como es el caso de Blondi ofrecido por Amazon Prime Video.
En su ópera prima la talentosa actriz argentina Dolores Fonzi a su vez interpreta el papel protagónico de una comedia costumbrista que abarcando varios temas simultáneos, el más destacado es el de la especial relación materno filial generada entre una madre y su hijo.
El guión de la realizadora escrito con Laura Paredes introduce a Blondi (Fonzi) una encuestadora social que vive con su hijo Mirko (Toto Rovito) de aproximadamente 20 años quien es un aficionado dibujante. El vínculo entre ambos no puede resultar más satisfactorio dado que lo que principalmente prima es una entrañable amistad comparable a la de dos amigos de larga data; es así que en una de sus conversaciones ella le hace saber que a los 15 años quedó embarazada y cuando decidió abortar fue estafada por quien debía efectuarle el procedimiento, por lo que aquí bien podría aplicarse el refrán de que “no hay mal que por bien no venga”. Es así como se los observa gozar de la mutua compañía enfrentando situaciones cotidianas que incluyen algunas visitas a discotecas y hasta incluso el de fumar un poco de marihuana; en otras palabras a pesar de la diferencia de edad de década y media ambos sintiéndose jóvenes disfrutan plenamente de la vida como buenos compinches.
El entorno familiar se extiende con la adorable Pepa (Rita Cortese), mamá de Blondi, cuyo espíritu pragmático a veces interfiere con su hija. El núcleo familiar se amplía con Martina (Carla Peterson), la hermana un poco mayor de Blondi quien casada con Eduardo (Leonardo Sbaraglia), está harta de su matrimonio al punto de llegar a abandonar su hogar dejando a su marido y sus dos hijos pequeños a la deriva. Ese aspecto del relato no resulta muy convincente al presentar a Martina como una mujer irresponsable que se une temporalmente a una secta new age en donde se encuentra un ex amante suyo.
Dejando de lado la observación precedente, el film se distingue por resaltar el libre espíritu que anima a Blondi y Mirko y la única nota dramática se produce cuando una solicitud de beca del joven para realizar sus estudios universitarios en Barcelona le es aceptada, habiendo ocultado a su madre tal situación. Pero el gran cariño existente supera los inconvenientes dado que Blondi respeta sobre todo la individualidad y prosecución de la carrera de su primogénito.
Gran parte del logro de Blondi radica en la remarcable química entre sus dos protagonistas, donde Fonzi reafirma sus dotes de actriz y Rovito se distingue por el carisma, simpatía y expresividad impreso a su personaje; el resto del elenco se muestra igualmente solvente. En los aspectos técnicos se destaca la banda sonora del film incluyendo extractos de 14 agradables temas musicales, entre otros All Tomorrow’s parties y There She Goes again de Lou Reed.
Sin grandilocuencia alguna, la novel directora ofrece una ligera comedia matizada de buen humor y no exenta de genuina emotividad evidenciada especialmente en su desenlace. Su sobria realización constituye para Fonzi una buena carta de presentación para proyectos futuros detrás de la cámara.
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