El peronismo y el centroderecha asustados, buscan reacomodarse tras el duro golpe de las primarias en Argentina y el triunfo de Milei
El peronismo y el centroderecha asustados, buscan reacomodarse tras el duro golpe de las primarias en Argentina y el triunfo de Milei
Una mujer emite su voto en un colegio electoral durante las elecciones primarias nacionales en Buenos Aires, Argentina. ERICA CANEPA (BLOOMBERG)
– Los espacios, que en conjunto perdieron más de siete millones de votos, definen sus estrategias para hacer frente al ultra Javier Milei en las elecciones del 22 de octubre con todo tipo de acciones
El resultado de las elecciones primarias en Argentina provocó una sacudida fuerte en las principales alianzas políticas del país. Nadie se esperaba el triunfo del ultra Javier Milei, que fue el candidato más votado con el 30% del apoyo. La peronista Unión por la Patria perdió más de 5,7 millones de votos respecto de 2019 y la coalición de centroderecha Juntos por el Cambio, más de 1,4 millones; en conjunto, más siete millones de papeletas.
A una semana del cimbronazo, ambos espacios buscan definir sus estrategias (legales como ilegales) para hacer frente al candidato de La Libertad Avanza en las elecciones del 22 de octubre, cuando se elija presidente.
La politóloga Lara Goyburu explica que las dos fuerzas políticas han salido desesperadamente a buscar al electorado “con dos líneas distintas” aunque “una tan difícil como la otra”: “En Unión por la Patria la dificultad está en intentar recuperar al votante peronista clásico y en Juntos por el Cambio está en que el perfil es compartido con el de La Libertad Avanza”. El peronismo reaccionó con más rapidez a los resultados, cree la politóloga: “Ya hay un llamamiento fuerte por parte de todo el panperonismo a [decir] ‘se terminaron las diferencias, Massa es el candidato, dejen de lado los pruritos y vayan detrás de él”.
La misma noche electoral, en el búnker de Unión por la Patria se empezaba a hablar de construir “una nueva mayoría”. Todavía no se conocían los resultados oficiales, pero el partido ya intuía que no serían buenos. Cuando salió Sergio Massa al escenario, con los resultados que lo ubicaban como el segundo más votado, el candidato avisó que se comprometía a que “el próximo Gobierno no sea solamente de unidad de una coalición, sino de unidad nacional”. Esa es la línea que ha seguido esta semana, mientras continúa en la duplicidad de ser ministro de Economía y candidato. Todos buscan la forma de quedarse.
Massa incluso expresó en una entrevista con el diario Clarín que buscará convocar un Gobierno “más amplio” que incluya a radicales y dirigentes peronistas “que acompañaron a Horacio [Rodríguez Larreta]”. En la semana, trascendió que su equipo se acercó al alcalde de Buenos Aires, representante del sector más moderado de Juntos por el Cambio y perdedor en la interna de la centroderecha con Patricia Bullrich. Pero según publicaron medios nacionales el entorno de Rodríguez Larreta negó un acercamiento.
Goyburu apunta que el llamamiento del peronismo fue “más claro” que el de la centroderecha. “Juntos por el Cambio no encuentra todavía el eje discursivo y de construcción de acá a octubre”, explica la politóloga. Esta semana, hubo críticas desde el interior de la alianza hacia el expresidente Mauricio Macri, referente del espacio, quien defendió que Milei “es parte del cambio” en Argentina; el economista le correspondió la declaración diciendo que si llega a ser presidente Macri ocupará “un rol destacado como un representante de Argentina”.
Esa cercanía con Milei no les gustó y provocó que en el interior de Juntos por el Cambio un exministro dijera que esa “especie de coqueteo” con el economista libertario “confunde mucho al votante”. También que Elisa Carrió, integrante de la alianza, que había afirmado que se exiliaría si Milei llegaba a la Casa Rosada, renunciara a su candidatura en Parlasur, aunque dijo que era por razones de salud, y que un miembro de la coalición publicara en redes que “trabajar por este proyecto es incompatible con especulaciones o ambivalencias personales”.
La consultora Alexandra Moreno analiza que la cercanía entre Macri y el candidato ultra “desdibuja las diferencias que podría haber entre Milei y Bullrich”. “Juntos por el Cambio tuvo que volver reordenarse después de una interna feroz y todavía están viendo cómo los afecto la interna, que los llevó a una gran pérdida de votantes”, señala la consultora, que integra la red de politólogas #NoSinMujeres.
Para Moreno el desafío de Bullrich ahora es doble porque deberá “retener el voto de Larreta” y “seducir a los mismos votantes que Milei” sin perderse entre dos fuerzas. La candidata, según Moreno, intentará posicionarse como “el orden dentro del cambio”, porque “el cambio ya significa Milei”.
En el horizonte, la posibilidad de una segunda vuelta después de las elecciones del 22 de octubre se presenta como una realidad palpable. Para ganar en primera vuelta un candidato necesita obtener el 45% de los votos o conseguir el 40% y tener una diferencia de al menos 10 puntos con el segundo más votado. Con los resultados del domingo, que conformaron un escenario de tercios, ninguno los candidatos lo conseguiría.
“La diferencia entre el primero y el tercero no es mayor de tres puntos y eso genera incertidumbre. Es muy difícil creer que en 60 días pueda haber una gran distancia”, apunta Moreno, que continúa: “Un escenario de tercios deja poco margen de votantes que puedan ser capitalizados.
Sin duda, [los partidos] tienen que ir a buscar de cualquier forma votantes que ya hayan decidido votar a otros y, sobre todo, apelar a quienes no fueron a votar”. “La gran duda”, señala Moreno, “es si ese balotaje se va a dar entre las dos fuerzas de derechas o entre uno de estos dos espacios y Unión por la Patria”.
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