CRÓNICAS. Dureza de la Migración
CRÓNICAS. Dureza de la Migración
Por: Lucía P. d García
Toronto.- Cansado de lidiar con el agotamiento de recursos de la ciudad, la falta de espacio en los albergues para los miles de migrantes que llegan de Latinoamérica y las molestias que éstos causan en parques y calles donde se acomodan, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, decidió ir a México, Ecuador y Colombia para conocer el origen del problema que aqueja a Estados Unidos y a otros países, que con total derecho exigen una migración ordenada y conforme a sus normas.
La gira de cuatro días empezó el 4 de octubre en México con la frase “Mi casa es su casa”. Se reunió con funcionarios, visitó albergues y la Basílica de Guadalupe, donde dijo “Sentí de primera mano el poder de la fe”. Conmovido, apreció mejor la solidaridad mexicana con sus hermanos latinoamericanos que logran llegar ante La Morenita pasando penurias y dispuestos a sufrir muchas más con la esperanza de que ella les ayude a alcanzar una mejor existencia al norte.
En Ecuador conversó con miembros del gobierno y representantes de UNICEF y ACNUR. Conoció que desde hace algunos años el país es el hogar de familias provenientes de Cuba, Colombia y Venezuela. No obstante, ante la actual inseguridad, falta de empleo y más, muchos de los auxiliados están regresando a sus lugares de origen o se están juntando a miles de ecuatorianos que a diario emigran solos o con sus familias hacia Estados Unidos. Coincidieron en la necesidad de impartir medidas para frenar la migración irregular; analizaron lo que significa para las familias el sacrificio emocional y económico; los problemas que sufren los migrantes al llegar a su destino y darse cuenta que han sido engañados con promesas de trabajo y prosperidad.
En Colombia, junto a funcionarios gubernamentales inició su recorrido en el Municipio de Necolí, a orillas del Mar Caribe, donde la gente, con su pobreza al hombro, esperaba el momento de cruzar la inhóspita selva del Tapón de Darién que comparte con Panamá. Escuchó que en la selva se van salud, vida, la inocencia de los niños, mientras lucran de su poco dinero cargadores, guías, lancheros, en una “industria de la migración” que dirigen políticos, líderes y empresarios locales. Al sobrevolar el Darién pudo comprobar la dureza de la migración, que crece a medida que avanza por Centroamérica cruzando ríos, pantanos, selvas, el desierto, hasta llegar al destino.
A su regreso a Nueva York, Eric Adams dijo a los periodistas “Este viaje me abrió los ojos. Está más claro que nunca que necesitamos que todos trabajemos juntos en esto a nivel local, regional, nacional e internacional”. Bien por el Alcalde. Ahora, a conversar con el Presidente Joe Biden y con los miembros del Congreso, exhortarles a que realicen un viaje similar, única forma de apreciar las razones de la crisis migratoria y encontrar una solución práctica, real, acertada.
Mientras eso sucede, más desgracias ocurren, como la que narró el político estadounidense Jeff Zink durante una entrevista: en el trayecto, los migrantes fueron asaltados, los hombres asesinados, las mujeres violadas. Al llegar a Estados Unidos, en el examen médico efectuado a una niña de apenas ocho años de edad, “en su interior encontraron el ADN de 67 individuos”.
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