CRÓNICAS. El Canal de Panamá en Apuros
CRÓNICAS. El Canal de Panamá en Apuros
Por: Lucía P. de García
Toronto.- La región del Canal de Panamá siempre tuvo fama de misteriosa, mortal. En 1513 Vasco Núñez de Balboa la atravesó y llegó al océano que llamó Pacífico. Posteriores exploradores llevaron a España la idea de construir un canal que uniera los dos océanos, evitando así el peligrosísimo cruce del extremo sur continental. La corona no se interesó. El paso del tiempo dejó ver la necesidad de una comunicación entre el Caribe, mar abierto en el océano Atlántico tropical, y el Pacífico, por lo que también se pensó en construir una vía ferroviaria. Tras la Independencia, Simón Bolívar, como Presidente de la Gran Colombia encargó que se estudiara el proyecto. Recibió una respuesta positiva, pero nada se concretó.
En 1844 ya se hablaba de la construcción simultánea de una vía férrea y de un canal en el Istmo de Panamá. Luego de seis años y tras la formación de la Panama Rail Road Company, Estados Unidos firmó con Colombia una concesión para efectuar la obra entre la Isla Manzanillo, hoy Ciudad Colón, y Ciudad Panamá. Mientras avanzaba el trabajo, cientos de obreros llegaban de todas partes del mundo, muchos para perder la vida por enfermedades, ensañamiento de selvas, pantanos, caída de rocas. En enero de 1855, el Ferrocarril de Panamá efectuó su primer recorrido de 75 kilómetros, con pasajeros. Resultó un gran negocio.
En 1879, en París se presentaron 14 proyectos de construcción del tan anhelado canal. Ganó el del empresario francés Lucién Napoleón Bonaparte. El proyecto incluía un sistema de esclusas extendidas por 80 kilómetros. Después de acordar la concesión, Bonaparte la vendió al constructor del Canal de Suez en Egipto, Fernando de Lesseps, quien inició los trabajos. Francia los suspendió debido al “Affair Panamá”: despilfarro, sobornos, mala administración económica.
Estados Unidos, siempre interesado en el proyecto, firmó con Colombia un Tratado de construcción del canal. El Senado colombiano lo rechazó por atentar a la soberanía del país. Esto disgustó a la potencia, que apoyó la independencia panameña situando acorazados en las dos costas oceánicas y reconociendo al nuevo Estado, que se proclamó como República de Panamá el 3 de Noviembre de 1903.
La nación norteamericana firmó con Panamá un nuevo Tratado. Éste tenía, a más de cláusulas similares a las presentadas a Colombia, otras tan lesivas como la entrega perpetua a Estados Unidos de 8 kilómetros a cada lado de la zona del Canal, el derecho sobre las propiedades de la Compañía Nueva del Canal y del Ferrocarril, el usufructo de las islas del Golfo de Panamá. En compensación, los estadounidenses darían al joven país, por el uso de la vía interoceánica, 10 millones de dólares y un pago anual de 250.000 millones.
Bajo ese marco se reanudó la construcción del Canal. Nuevamente acudieron al lugar miles de obreros que tuvieron igual o peor suerte que la de sus predecesores, ya que además sufrieron insalubridad, hambre, bajo salario, explotación. El Canal de Panamá, que llegó a costar 387 millones de dólares, suma exorbitante para la época, se estrenó en abril de 1914 con el cruce del vapor estadounidense SS Ancón. Luego que terminó la Primera Guerra Mundial, el 12 de julio de 1920 se realizó la ceremonia inaugural que la presidió el mandatario norteamericano Woodrow Wilson. Durante la Segunda Guerra Mundial Latinoamérica se mantuvo neutral y acordó con Estados Unidos defender el Canal con tropas estadounidenses.
En enero de 1964, el intento de un grupo de estudiantes de izar en el Canal la bandera panameña junto a la estadounidense desató múltiples disturbios. El presidente norteamericano Lyndon B. Johnson intervino con tropas, las mismas que dejaron un saldo de 24 muertos, 700 heridos y una gran indignación en toda Latinoamérica.
Vulnerada en sus derechos, Panamá buscó la modificación del Tratado. Lo consiguió en 1977, cuando, con total apoyo de Latinoamérica y por medio de la OEA, logró un triunfo diplomático en la ONU al forzar a Estados Unidos a escuchar las aspiraciones reivindicadoras de Panamá sobre el Canal. El mandatario panameño Omar Torrijos y el estadounidense Jimmy Carter firmaron dos Tratados. El primero devolvería el control completo de la Zona y del Canal el 31 de diciembre de 1999. El segundo declaraba la neutralidad del Canal y otorgaba a Estados Unidos el derecho de intervenir para protegerlo. Se ha cumplido.
En 2006, la ciudadanía aprobó en plebiscito la ampliación del Canal con cinco conjuntos de esclusas de 33 metros de altura, las mismas que facilitan el paso de supercargueros Neo-Panamax y Panamax. La obra empleó 10.000 trabajadores de varias nacionalidades, quienes durante una década sufrieron las conocidas protestas de la Madre Tierra, cuya herida creció en anchura y profundidad. El Canal de Panamá Ampliado fue inaugurado el 26 de julio de 2016 con el cruce del barco portacontenedores Andronikos de la naviera china Cosco, que había ganado tal deferencia en un sorteo entre los mejores clientes de la importante vía.
El Canal de Panamá, maravilla de la técnica y de la ingeniería construida en la ruta que usaban los pueblos precolombinos, ha traído gran prosperidad al país. Esa prosperidad radica en el agua. No en el agua salada, pues si ésta llenara las esclusas dañaría su mecanismo y acabaría con la vegetación de la zona, sino en el agua dulce con la cual se llenan las esclusas. Esa agua proviene de la cuenca hidrográfica del río Chagres y es almacenada en los lagos Gatún y Alhajuela, lo que ha permitido la construcción de represas y plantas hidroeléctricas. El ahorro abastece de agua potable a Ciudad Panamá y sus alrededores.
Pero parece que la Madre Naturaleza está resentida por el estropeo. No llueve, y el fenómeno de El Niño amenaza con llegar con crueles sorpresas. Desde hace meses hay colas de buques que esperan la oportunidad de cruzar ya sea por el modernizado antiguo Canal o por su siamés, el Canal Ampliado. El Ferrocarril de Panamá, que desde 1998 está concesionado a la Kansas City Suthern Railway, ha ayudado a aliviar los problemas al trasladar entre las dos costas pasajeros y carga. Los técnicos dicen que, de persistir la sequía, habrá que abastecerse del agua del lago Bayano o del río Indio, lo que implica construir un túnel de alrededor de 8 kilómetros. Eso toma cierto tiempo. Mientras tanto, la situación es desesperante no sólo para Panamá sino para todo el mundo. El Canal de Panamá está en apuros. Si no llueve hasta diciembre, los buques tendrán que circunvalar el Cabo de Hornos, pagando el precio que impongan sus gigantescas olas…
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