La inseguridad alimentaria empeoró el año pasado, más pronunciada en familias racializadas: StatCan

La inseguridad alimentaria empeoró el año pasado, más pronunciada en familias racializadas: StatCan

• Cerca de siete millones de canadienses lucharon contra el hambre el año pasado, y algunos se quedaron sin comida durante días en medio de una inflación creciente, según un estudio de Statistics Canada.

OTTAWA.- En 2022, el 18 por ciento de las familias en Canadá informaron haber experimentado inseguridad alimentaria en los 12 meses anteriores, frente al 16 por ciento en 2021, dice Statistics Canada en su informe. La agencia define la inseguridad alimentaria como la falta de una dieta de calidad adecuada o de una cantidad suficiente de alimentos.

“La inseguridad alimentaria es una preocupación grave, ya que se ha descubierto que está asociada con diversas enfermedades crónicas, problemas de salud mental y otras enfermedades e infecciones”, dice el estudio. “También se ha descubierto que aumenta la probabilidad de hospitalización y se ha relacionado con la mortalidad prematura y, como tal, ejerce presión sobre el sistema de atención sanitaria”.

El estudio dice que la alta inflación ha aumentado el costo de los alimentos y ha reducido el poder adquisitivo de los consumidores, “haciendo que las familias compren menos”.

La tasa de inflación interanual saltó del uno por ciento en enero de 2021 al 4,8 por ciento en diciembre de ese año; la tasa anual de inflación de los alimentos aumentó del 1 por ciento al 5,2 por ciento durante el mismo período. En junio de 2022, la tasa de inflación general era del 8,1 por ciento y la de los alimentos del 8,8 por ciento, el mayor cambio anual en 40 años, según el estudio.

El año pasado, la inseguridad alimentaria fue más baja en Quebec: el 14 por ciento de las familias informaron “algún nivel de inseguridad alimentaria”. Según el estudio, la tasa más alta se registró en Newfoundland y Labrador, con un 23 por ciento, seguida por New Brunswick y Alberta, ambas con un 22 por ciento.

En las ciudades, Edmonton registró el nivel más alto de inseguridad alimentaria, un 21 por ciento. Ottawa-Gatineau informó el nivel más bajo, del 14 por ciento.

Mientras tanto, alrededor del 15 por ciento de las familias rurales informaron algún nivel de inseguridad alimentaria, en comparación con el 19 por ciento de las familias urbanas.

Las familias en las que una mujer era el principal sostén de la familia tenían más probabilidades que otras de enfrentarse a la inseguridad alimentaria, y la tasa se disparó al 41 por ciento en los hogares en los que las mujeres eran madres solteras. El sesenta por ciento de las familias con madres solteras indígenas informaron de inseguridad alimentaria en comparación con el 41 por ciento de las familias lideradas por madres no indígenas. La tasa de inseguridad alimentaria fue particularmente alta entre las madres solteras negras, del 62 por ciento.

Mientras tanto, el 24 por ciento de los hogares dirigidos por padres solteros informaron algún nivel de inseguridad alimentaria.

El estudio informa que los chinos y los asiáticos del sur tenían menos probabilidades de sufrir inseguridad alimentaria que los no indígenas y no racializados. Los canadienses de raza negra, un 38 por ciento, tenían notablemente más probabilidades de informar sobre inseguridad alimentaria.

Una de las limitaciones del estudio fue la exclusión de familias que vivían en los tres territorios, en reservas y otros asentamientos indígenas en las provincias, reconocen los autores.

“Es probable que esto lleve a una subestimación de la inseguridad alimentaria entre la población indígena”.

Si bien el empleo estable se asoció con una menor probabilidad de pasar hambre, el estudio dice que hubo diferencias en la seguridad alimentaria según la clase de trabajador. Los trabajadores por cuenta propia tenían menos probabilidades de informar sobre inseguridad alimentaria, un 13 por ciento, en comparación con los empleados asalariados, un 18 por ciento. Los inquilinos tenían más probabilidades de sufrir inseguridad alimentaria, especialmente aquellos que vivían en viviendas subsidiadas.

Aproximadamente uno de cada cuatro, o el 26 por ciento, de los inquilinos de viviendas no subsidiadas, y más de cuatro de cada 10, o el 42 por ciento, de los que viven en lugares subsidiados informaron inseguridad alimentaria.

“Las familias inmigrantes tenían más probabilidades de informar sobre inseguridad alimentaria en comparación con las nacidas en Canadá”, dijo.

Una de cada cuatro familias, el 26 por ciento, en las que el sostén principal de la familia inmigró entre 2013 y 2022 informó sufrir inseguridad alimentaria. Esa proporción fue del 20 por ciento para aquellos que comenzaron a llamar hogar a Canadá antes de 2013.

Alrededor del cinco por ciento de las familias padecían una inseguridad alimentaria “marginal”: estaban preocupadas por quedarse sin alimentos o enfrentadas a una selección limitada debido a la falta de dinero, según el estudio. Otro ocho por ciento fueron considerados “moderadamente inseguros de alimentos”, lo que significa que la calidad y cantidad de sus alimentos estaban comprometidas.

“Otro cinco por ciento padecía inseguridad alimentaria grave, se saltaba comidas, reducía su ingesta de alimentos y, en el caso más extremo, pasaba días sin comer”.

Este informe de The Canadian Press se publicó por primera vez el 14 de noviembre de 2023.