México, el muro de los migrantes que quieren llegar a Estados Unidos
México, el muro de los migrantes que quieren llegar a Estados Unidos
Migrantes en un campamento afuera de la Parroquia de la Soledad, en Ciudad de México, en octubre de 2023.
NAYELI CRUZ
– El récord de detenciones de migrantes en 2023 y la “deportación” interior usada por las autoridades demuestran que el Gobierno mexicano fue el mayor obstáculo para quienes querían alcanzar la frontera norte
Al ecuatoriano Ermel Corona lo apresaron en Veracruz y lo devolvieron a un centro de detención migratorio en Tabasco. Al hondureño Gerson Torres, su mujer y sus cuatro hijos los bajaron dos veces de un bus y perdieron lo que pagaron por los boletos. En la capital, una ONG constató que casi una decena de migrantes pasaron más de 36 horas, el tiempo máximo que pueden estar retenidas, en una estación migratoria. En Nuevo León, una organización de abogados paró el traslado de personas de la frontera norte a la sur, la táctica más usada para cansar a los migrantes. En 2023 México detuvo a 782.176 personas en situación irregular —el récord desde que se tiene registro y casi el doble que el año anterior— y se convirtió en el muro de los que ansían llegar a Estados Unidos.
La lista de capturas la engrosan Gerson Torres, su esposa y sus cuatro hijos de entre 5 y 12 años. Y no una, sino dos veces. Salieron de Honduras hace tres meses, estuvieron unas dos semanas en Tapachula y tras salir de allí, lo peor llegó en Oaxaca. “Nos detuvieron primero en San Pedro Tapanatepec. Luego tomamos otro bus en Oaxaca y a la media hora de salir nos volvieron a bajar”, explica. En los centros de detención, que el Instituto Nacional de Migración (INM) llama estaciones migratorias, estuvieron solo una hora, los “trataron bien” y los liberaron. Eso sí, perdieron los 4.600 pesos de los pasajes y tuvieron que caminar hasta la capital. “Los niños han caído enfermos, están hambrientos y con calenturas en los pies”, explica el padre.
Los hondureños fueron el 15% de las capturas de migrantes en México en 2023. La nacionalidad más detenida. Las razones para salir del país son muchas. “Vivíamos en la capital, Tegucigalpa. Con tanta delincuencia todo se vino abajo, se subió la canasta básica y en cualquier trabajo al día ganas cinco o siete dólares para toda la familia”, recuerda Torres. Allí se dedicaban al comercio de pescado, verduras y más productos. Una tienda de alimentación, como el Oxxo bajo el que ahora duermen en una tienda de campaña en Ciudad de México. Venden paletas en la calle para financiar su viaje al norte mientras rellenan el CBP One, la forma migratoria que se completa a través de una aplicación móvil y que ingenió Estados Unidos para que los migrantes esperaran su petición de asilo en México.
Para Torres y su familia, México está siendo el muro para llegar a Estados Unidos. Y para cientos de miles de personas. Este año han cruzado el Darién, la selva mortal para los migrantes entre Colombia y Panamá, más de 500.000 personas, el doble que en 2022, según Human Rights Watch (HRW). Este aumento se notó en la frontera sur de Estados Unidos, donde también se batió un récord de detenciones en 2023, con 2.475.669 millones de personas arrestadas. La subida fue del 4% respecto al año anterior. En México, la cifra de capturas de migrantes ha ascendido un 44% de 2022 a 2023, según los datos del INM.
El inflado dato de detenciones contrasta con el de deportaciones. Mientras que en 2022 fueron 120.000, en 2023 descendieron a 50.000. ¿Dónde están las personas detenidas entonces? En su mayoría, los expertos coinciden en que México está realizando “deportaciones” interiores desde la frontera norte hacia la sur, una táctica que desgasta a los migrantes que muchas veces han gastado todos sus ahorros para llegar al borde con Estados Unidos.
Un caso probado es el que defendió la Clínica Jurídica para Refugiados Alaide Foppa en noviembre de 2023. La organización presentó un amparo a favor de 14 migrantes que estuvieron detenidos entre tres y cinco días en la estación migratoria de Guadalupe, en Nuevo León, cerca de territorio estadounidense. Una resolución de la Suprema Corte de Justicia de marzo del año pasado dice que los migrantes solo pueden pasar en esos centros de detención un máximo de 36 horas. Sin embargo, en Nuevo León a esas personas nunca le iniciaron un procedimiento en su contra.
Lo que querían las autoridades era llevarlos al sur de México de nuevo y que en otro centro comenzaran a contar el día y medio que pueden estar retenidos. “La Clínica para Refugiados ha constatado que las personas migrantes son detenidas en el norte del país con la finalidad de ser trasladadas al centro o al sur, como parte de las políticas de contención migratoria”, rezaba el comunicado de los abogados. Salvador Guerrero, director de la Clínica Jurídica para Refugiados de la Universidad Iberoamericana, describe estos movimientos interiores como “una especie de ruleta”. “La intención es cansarles para que no suban a la frontera con Estados Unidos”, denuncia el abogado.
Algo parecido le pasó a Ermel Coronel. El ecuatoriano de 48 años ha migrado dos veces harto de la extorsión y la ola de violencia que asola su país. Una a principios de 2023, caminando a través del Darién; y otra el pasado mes de enero en un vuelo desde Quito hasta El Salvador, porque tuvo que volver a su nación para recoger documentación. Desde el país centroamericano pasó a Guatemala y volvió a entrar a México. “En el camino en México a uno le rompían el mismo documento que migración te da para estar 45 días”, explica.
Agentes del INM detienen a personas que se hospedaban en hoteles de Tapachula en diciembre de 2023.
DAMIÁN SÁNCHEZ JESÚS (CUARTOSCURO)
En Veracruz, mientras Coronel se disponía a llegar a Ciudad de México en bus, lo detuvieron a las nueve de la noche. No sabe donde porque era de noche. “Allí estuvimos 12 horas. Luego nos llevaron a un centro de detención en Villahermosa [Tabasco]. Allí nos dieron de comer, nos firmaron un papel para liberarnos y salimos”, recuerda el migrante. A pesar de que el trato fue bueno, tuvo que volver a gastar parte de sus ahorros para comprar otro billete de bus. Mientras pasaba Acayucan, otra vez en Veracruz, un agente de migración le volvió a pedir los papeles. Hizo como que los buscaba y el agente se fijó en un guatemalteco dos asientos atrás de él. El centroamericano fue el detenido.
Esta “deportación” interior como la que sufrió Coronel —aunque en menor escala por la distancia entre los Estados colindantes de Veracruz y Tabasco— es otra de las razones que engrosan la lista de detenciones de migrantes en México en 2023. “Cómo están llevando a las personas otra vez al sur, pues los vuelven a detener”, explica Gretchen Kuhner, que lleva 25 años estudiando el fenómeno migratorio en el país y pertenece al Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI).
Ella y otras compañeras del IMUMI entraron a una estación migratoria de Ciudad de México el pasado 6 de febrero. Allí observaron las buenas condiciones en las que ese día trataban a 11 de las migrantes con las que pudieron hablar, en su mayoría guatemaltecas. Una de ellas pidió contar su historia en privado. Relataba entre lágrimas que llevaba 13 días en la estación migratoria y solo quería volver a Guatemala para poder ver a su hija pequeña. De las 11 mujeres que visitaron, 8 habían pasado más de 36 horas en la estación migratoria.
Se le suma que los migrantes no cuentan con una defensa jurídica en estos centros, que por ley deberían tener. “Los abogados no tienen muchas veces contacto con las personas. No está el defensor público de oficio, porque no pueden atender diariamente a las miles de personas que entran. Los migrantes firman que están de acuerdo con eso y las dejan libres”, explica el asesor jurídico Salvador Guerrero. EL PAÍS intentó, sin éxito, contactar al INM para saber a qué se debió la alta cifra de detenciones en 2023 y su respuesta a estas acusaciones de oenegés y migrantes entrevistados.
Personas migrantes en un campamento en Huixtla (Estado de Chiapas), en noviembre de 2023.
DAMIÁN SÁNCHEZ JESÚS (CUARTOSCURO)
La política de detenciones contrasta con el discurso inicial del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que tras empezar su mandato en diciembre 2018 fijó una política más laxa para garantizar los derechos y condiciones básicas de los migrantes. Las maneras se viraron en junio de 2019, después de que el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazara con imponer aranceles a México si no detenía el flujo de migrantes. Entonces se “militarizó y securitizó la cuestión migratoria a petición de Estados Unidos”, explica Eunice Rendón, coordinadora de la consultora Agenda Migrante.
La protección mexicana de las fronteras ha seguido en el mandato de Joe Biden. Este 2023 se ha notado en mayor medida por las presiones que los republicanos están ejerciendo con un discurso antimigrante sobre el Gobierno demócrata estadounidense de cara a las próximas elecciones de 2024. “Ha habido algunos esfuerzos [de México] por contar con políticas integrales, como la ley de 2020 para que la niñez no pueda estar en estaciones migratorias. Aunque el Título 42 y el programa de Protocolo de Protección a Migrantes [dos programas antimigrantes que Estados Unidos aplicó para que los migrantes permanecieran en México] los instauró Trump, se usaron mucho más en la época de Biden y con acuerdos con el Gobierno mexicano”, explica Rendón.
Mientras cada año ocurren decenas de reuniones bilaterales entre los Gobiernos de Estados Unidos y México para negociar con la migración, cientos de personas duermen en las calles de Tapachula, ciudad fronteriza con Guatemala en Chiapas, a la espera de regularizar su situación. Otras se juegan la vida cruzando el río Bravo para intentar alcanzar Estados Unidos. Gerson y su familia viven bajo un Oxxo en una caseta de campaña, como cientos de migrantes haitianos en la plaza Giordano Bruno de Ciudad de México. Ermel espera a regularizar su situación en territorio mexicano para trabajar. Torres y Coronel, de hecho, hablan de su situación como temporal, quieren regresar a sus países de origen algún día. “Tengo una hija en Ecuador que está estudiando medicina, me gustaría traerla. Pero cuando todo termine allá, quiero volver”, resume Coronel.
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