El fascinante origen del rongo rongo, el sistema de escritura de los rapanui en la Isla de Pascua
El fascinante origen del rongo rongo, el sistema de escritura de los rapanui en la Isla de Pascua
Esta tabla con inscripciones rongo rongo, proveniente de la Isla de Pascua, data de entre 1493 y 1509.
- Según un hallazgo reciente, en la pequeña y remota isla de Rapa Nui, en medio del océano Pacífico y a más de 3.800 kilómetros de la masa continental, surgió un sistema de escritura al menos 250 años antes de que llegaran los españoles.
El rongo rongo, como se conoce esta escritura, se conserva grabado en 27 tablas de madera que fueron encontradas en la isla (conocida como Isla de Pascua).
A través de un método conocido como datación por radiocarbono, un grupo de científicos encontró que al menos una de las tablas data de entre finales del siglo XV e inicios del siglo XVI.
Los primeros españoles llegaron a esta isla, que pertenece actualmente a Chile, en el siglo XVIII.
La profesora del Departamento de Filología Clásica y Estudios Italianos de la Universidad de Bologna Silvia Ferrera es la autora principal de la investigación.
“Hay claras indicaciones de que estamos hablando de un sistema de escritura, de un inventario limitado de símbolos en el que cada símbolo representa un sonido específico de la lengua”, le explica Ferrera a BBC Mundo.
El rongo rongo sería el registro escrito del idioma rapanui, una lengua local que aún se habla parcialmente en la isla.
Rongo rongo significa, en esa lengua, “recitar, declamar, leer cantando”, según los registros de Sebastian Englert, un lingüista y fraile capuchino que fue de los primeros en realizar actividades misioneras y científicas en Rapa Nui.
Sin embargo, es un sistema de escritura que permanece indecifrado. Es decir, “nadie ha reconstruido la correspondencia sistemática entre cada signo y los sonidos que registra”, explica Ferrera.
Por tanto, las tablas no han podido ser leídas.
Entre los expertos no hay consenso total.
“Hay una minoría que afirma que aún no se sabe si se trata de un sistema de escritura propiamente dicho y no sólo de unos símbolos iconográficos que pueden mostrar una narrativa, pero no configurar específica y sistemáticamente una lengua”, reconoce Ferrera.
Lo que se sabe del rongo rongo
Las tablas de madera con inscripciones en rongo rongo varían mucho en tamaño, en la condición en que se encuentran y en la cantidad de texto que registran. Ninguna de ellas se conserva hoy en la Isla de Pascua.
En total, las 27 piezas contienen textos que suman unos 17.000 glifos. A diferencia de nuestro alfabeto latino, que contiene 26 caracteres únicos, el rongo rongo tiene unos 400.
La escritura cuneiforme, la más antigua que se conoce en el mundo y que proviene de Mesopotamia, cuenta con más de 600.
Los glifos del rongo rongo se asemejan a siluetas de animales, plantas, artefactos, figuras geométricas y posturas humanas. Y un gran desafío a la hora de estudiarlo es que “tienes que decidir si un signo es idéntico en sonido a otro signo que se ve ligeramente diferente”, dice Ferrera.
Los estudios que se han hecho hasta el momento sugieren que los textos en rongo rongo fueron escritos empezando por la esquina inferior izquierda de la tabla.
La primera línea se escribía de izquierda a derecha, luego se daba vuelta a la tabla 180 grados para escribir la siguiente línea, y así sucesivamente.
Es decir, que un mismo caracter puede aparecer de una manera en una línea e invertido en la siguiente.
Según la investigación del etnólogo alemán Thomas Bartel, las inscripciones en las tablas fueron hechas con obsidiana y luego repasadas con diente de tiburón.
El descubrimiento de su origen
La pregunta de cuándo y cómo surgió el rongo rongo permaneció irresuelta hasta que se conocieron los resultados del estudio de datación con radiocarbono de cuatro tablas que realizó el equipo de la profesora Ferrera.
“La narrativa común siempre ha sido una en la que la población local fue expuesta a la escritura cuando los europeos llegaron a la isla a partir de 1722 y esto fue lo que impulsó la creación de la escritura, como una suerte de resultado de una transmisión, de exposición a un sistema de escritura preexistente”, explica la autora.
Dos de las tablas habían sido fechadas por investigaciones previas en el siglo XIX, lo que no permitía ni confirmar ni negar que el origen de esta escritura fuera independiente de la influencia europea.
Pero los nuevos resultados, en particular de una de las tablas, demostraron que se trata de una “invención original, prístina, una innovación que ocurrió porque los cerebros de las personas locales los llevaron por ese camino”, en palabras de la profesora Ferrera.
Hay otros indicios de que se trata de un desarrollo mucho anterior a cualquier exposición a otras escrituras, como los miles de petroglifos (dibujos grabados en piedra) que hay en la isla que se asemejan a los caracteres del rongo rongo.
“Algunos de ellos están en los moáis, las estatuas famosas que son, además, muy viejas”, agrega Ferrera.
Cómo lo consiguieron los rapanui
Con el descubrimiento, el origen del rongo rongo se convirtió en un caso clave para entender la invención de la escritura en el mundo.
Es un caso que contrasta con otros, en los que la escritura aparece en un contexto social complejo en el que se han desarrollado una gran arquitectura, una pirámide social, una burocracia, unas necesidades administrativas. Por ejemplo, Mesopotamia, Egipto, China o la civilización maya.
Ferrera argumenta que solemos asumir que tiene que haber una necesidad que explique la invención de la escritura, pero “lo más frecuente es que las cosas que se inventan sean inventadas por accidente”.
“Es un largo y gradual proceso de ir ajustando, de ingeniería y reingeniería de cosas, instrumentos y demás, que luego pueden funcionar para una aplicación”, añade.
“Las cosas surgen como resultado de la acumulación, la sedimentación, la superposición de nuevas tecnologías, nuevos comportamientos cognitivos, nuevos escenarios sociales y culturales. Y esto es lo que puede haber ocurrido en la Isla de Pascua”.
En ese sentido, el rongo rongo es el resultado de un largo proceso en el que la iconografía que ya existía en Rapa Nui fue aprovechada para crear un sistema de códigos gráficos tal que permitiera registrar por escrito la lengua hablada.
“Es una especie de proceso instintivo, natural y espontáneo. Escribir no es difícil ni una rareza”, concluye Silvia Ferrera.
El rongo rongo y los rapanui
Como cualquier sistema de escritura, el rongo rongo puede dar muchas luces sobre cómo era la sociedad que lo inventó.
Al respecto, Ferrera dice: “estoy bastante segura de que lo que tenemos son narraciones”.
“Estos textos no tienen nada que ver con preocupaciones administrativas o burocráticas, no vemos números, entonces mi presentimiento -y realmente es más que un presentimiento, porque he analizado los textos- es que probablemente se trata de sagas que tienen que ver con la población local, con sus rituales, sus historias”, agrega.
Se sabe también que la madera para los rapanui era muy preciada. Para los siglos XVI y XVII la isla se estaba deforestando rápidamente.
Entonces, por el material en el que están grabados estos textos, podemos saber que los rapanui asociaban con estas inscripciones “un poder, un prestigio, un estatus, algo que era precioso para ellos”.
“Querían preservar su propio legado”, dice Ferrera.
Que se siguiera utilizando este sistema de escritura siglos después de las primeras incursiones europeas en la isla, como revelan los estudios de datación de algunas de las tablas, demuestra que además había por parte de los rapanui “un impulso instintivo a preservar, a sobrevivir, a hacer que sus propios textos permanecieran para la posteridad”.
“Lo que sea que esté escrito ahí era muy importante para su sentido de identidad y su diferenciación de los europeos”, expresa Ferrera.
El tema de a quién pertenece y dónde debe estar el patrimonio material de los rapanui se puso recientemente sobre la mesa, gracias a un movimiento que reclama que el Museo Británico devuelva a Rapa Nui los dos moáis que aloja en sus salas.
Esa institución también guarda cuatro de las tablas con inscripciones en rongo rongo. Las 23 restantes permanecen en otros lugares del mundo como Roma, Santiago, Honolulu y Nueva York.
Para Silvia Ferrera, esto desconoce que dichos artefactos pertenecen a los rapanui.
“Son posesiones sagradas. Estas cosas fueron requisadas y tomadas, y necesitan retornarse a la isla”, concluye la autora.
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