CRÓNICAS: Los Polos se Derriten
CRÓNICAS: Los Polos se Derriten
Por: Lucía P. de García
Toronto.- Los Polos se derriten, sí. La causa es el cambio climático. En el Ártico se manifiesta en el derretimiento del permafrost. En la Antártida se evidencia en el desprendimiento de gigantescas masas de hielo debido a la presencia de ríos atmosféricos y su vapor cada vez más abrigado.
Se llama permafrost a la capa de subsuelo que junto a la tierra, arena y rocas guarda material orgánico procedente de restos de plantas o animales, y con ellos también sus emisiones de carbono y de metano. Estos elementos se amalgaman cual cemento. Unos, los llamados recientes, se forman a partir de los dos años de estar bajo pocos centímetros del suelo. Otros, los más antiguos, tienen miles de años de estar tapados por gruesas capas de hielo y nieve, posiblemente hasta 1.500 metros bajo la superficie terrestre.
Se calcula que existen cerca de 1,5 billones de toneladas de carbono y de metano almacenadas no solamente en los Polos sino también en las Montañas Rocosas, los Andes, los Alpes, la meseta del Tibet. Donde más abunda es en el Ártico, en los territorios de Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Dinamarca, Rusia. En la Antártida, donde hay menos tierra, los científicos piensan que también existe permafrost, pero es difícil acceder a él ya que la capa de hielo es más gruesa debido a que hay más océano. En todo caso, el permafrost nunca ha constituido un peligro para la humanidad porque ha estado cubierto.
No obstante hoy, al calentarse el planeta el permafrost se derrite permitiendo la salida de sus gases contaminantes hacia la atmósfera, a una velocidad nunca antes experimentada. Estos gases incrementan la temperatura de la Tierra, lo que a su vez genera más deshielo, un “bucle de retroalimentación” según el término de los científicos, quienes alertan que en base a imágenes satelitales se detecta “un descongelamiento extenso de permafrost cerca de la superficie”. Esto indica cuán cercano está el día de un envenenamiento del aire que respiramos.
Con referencia a los ríos atmosféricos, éstos se forman con el vapor de agua originada principalmente en los trópicos, la misma que asciende hacia la atmósfera donde forma nubes. Existen 5 ríos atmosféricos de miles de kilómetros de longitud y cientos de metros de ancho, su caudal es mayor que el de los ríos más grandes del mundo, el Amazonas, el Nilo, el Yangtsé. Estos ríos son muy importantes en el ciclo de agua global. Dependiendo de su trayectoria, su encuentro con montañas, la alta o la baja presión atmosférica, a medida que el aire se eleva, enfría y condensa riegan tanto el hemisferio norte como el hemisferio sur por varios días o semanas, aliviando en su curso cambiante las sequías con sus lluvias, o afectando la cotidianidad con fuertes nevadas, inundaciones, tormentas, ciclones.
Cuando en 1977 se descubrió que en los Polos se habían abierto huecos en la capa de ozono que protege a nuestro planeta de los rayos ultravioleta (UV) que emite el sol, se creyó que el calor solar ingresaba con facilidad por esos huecos produciendo deshielos. Luego de que los científicos identificaran que los gases clorofluorocarbonados de refrigerantes y de las latas de aerosol eran los culpables de la pérdida de ozono, en 1985 y 1987 se firmaron el Convenio de Viena y el Protocolo de Montreal respectivamente, comprometiendo al mundo a no producir tales substancias. Es el único acuerdo ambiental que los gobiernos han cumplido. Los exitosos resultados están a la vista: el hueco de ozono del Ártico que era el más pequeño y hoy está casi recuperado, se cerrará completamente alrededor de 2035. El inmenso hueco de la Antártica avanza en su proceso de cierre, el mismo que culminará en 2060.
Si bien no se descarta que los huecos de ozono hayan influido en el derretimiento del hielo polar, los estudios efectuados en estos años han identificado que los ríos atmosféricos provocan que las grandes masas de hielo polar adelgacen, se debiliten y se desprendan en grandes plataformas que al convertirse en agua derretida aumentan el nivel del océano. Para confirmar su teoría señalan que en la Antártida, el aumento de la temperatura en nuestro planeta durante los últimos años coincide con los mayores derretimientos de hielo que ocurren en esa zona.
Los ríos atmosféricos reparten por los cielos del mundo hasta el 90% de la humedad, alimentando las fuentes de agua dulce, las aguas subterráneas, arroyos, ríos, lagos, las capas de nieve. Ellos demuestran la sabiduría y la perfección de la Naturaleza. Esa sabiduría y esa perfección también lo evidencia el permafrost, que oculta lo nocivo de aquella descomposición orgánica y la consecuente emisión de gases en las profundas entrañas del planeta, protegiendo así la vida de los seres humanos.
Lastimosamente somos los propios seres humanos los que hemos abusado de la generosidad de nuestra Tierra. Ya no son las selvas o los bosques o los mares o los ríos los que nos dan sus señales de advertencia, ahora son los Polos que al derretirse nos dan su alarma. Nuestra Madre Tierra ya no da más, es imperativo ayudarle a sanar. Los simples habitantes debemos aplicar con más rigurosidad las normas expedidas por la ONU hace algunos años: Reducir, Reutilizar, Reciclar. Las técnicas más complicadas deben asumir los gobiernos, a ellos hay que presionarlos para que actúen con urgencia, determinación y en conjunto, como lo hicieron para recuperar el ozono de los Polos. De ello depende nuestra sobrevivencia como especie inteligente, responsable, espiritual.
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