BONNARD, PIERRE ET MARTHE. Francia, 2023. Un film escrito y dirigido por Martin Provost. 122 minutos
BONNARD, PIERRE ET MARTHE. Francia, 2023. Un film escrito y dirigido por Martin Provost. 122 minutos
Vincent Macaigne y Cécile de France en BONNARD, PIERRE ET MARTHE
Por Jorge Gutman
BONNARD, PIERRE ET MARTHE. Francia, 2023. Un film escrito y dirigido por Martin Provost. 122 minutos
Después de haber brindado muy buenos trabajos en su filmografía como lo fueron entre otros títulos Séraphine (2008), Violette (2013) y La Bonne Épouse (2020), el cineasta Martin Provost añade otro logrado film con Bonnard, Pierre et Marthe, reflejando el vínculo sentimental del pintor Pierre Bonnard (1867-1947) y la mujer que en gran medida inspiró su creación artística.
El relato de Provost comienza en 1893 en París donde en la primera escena se observa a Bonard (Vincent Macaigne) efectuando un boceto, teniendo como modelo a Marthe de Mélligny (Cécile de France), una joven a la que casualmente encontró en la calle invitándola a posar. Cuando Bonard le pide que descubra su pecho para seguir pintando y Marthe se niega, inesperadamente surge entre ambos un febril deseo que conduce a un ardiente encuentro sexual que pronto motivará a que el artista no pueda alejarse de ella.
Provost muy bien describe los diferentes orígenes sociales de ambos amantes. Mientras que Bonard pertenece a la mediana burguesía aunque como bohemio trata de no aburguesarse, Marthe es una joven de humilde origen que experimenta cierta incomodidad cuando él la introduce a su círculo de pintores vanguardistas pertenecientes al movimiento de los nabis así como a su mecenas Misia Sert (Anouk Grinberg). Aunque las amistades de Pierre no simpaticen con Marthe considerándola una descocada que puede perjudicar la carrera del artista, eso no impide el sólido lazo de amor de la pareja; el único desacuerdo es que Marthe desearía fervientemente ser madre en tanto que él se niega porque dado su estilo de vida sería un mal padre.
Sin adquirir el carácter de biografía, la historia se desplaza en primer término a 1914 en donde se aprecian ciertas asperezas de Marthe debido a que siente celos por el vínculo de su marido con Misia. Es en 1918 cuando Pierre sin dejar a Marthe se enamora de Renée (Stacy Martin), una joven estudiante de la escuela de bellas artes a quien le promete matrimonio; sin embargo cambia de idea porque a pesar de haber sido infiel a su musa ella sigue siendo su gran amor y es así que después de 25 años de convivencia la convierte en su legítima esposa. A todo ello, el relato muestra cómo a su vez Marthe llega a ser una afamada pintora, emulando a su marido.
La acción finalmente se traslada a 1942 cuando víctima de su asma ella se extingue dejando a Pierre profundamente apesadumbrando y en donde acudiendo a su memoria recuerda los felices años de juventud en que juntos gozaron de los baños en las aguas del Sena. A pesar de su muerte, Marthe siguió siendo su musa hasta que Pierre fallece cinco años después. Es así que en los créditos finales se lee que de las más de 2000 obras pictóricas realizadas por el artista, en un tercio de las mismas retrató a su amada esposa.
La compleja relación establecida entre Pierre y Marthe y la influencia que ejercieron entre sí está magníficamente narrada por Provost. Su ilustración de dos seres profundamente enamorados que han podido superar las barreras sociales y culturales de la época así como los encuentros, separaciones y reencuentros a lo largo de varias décadas de vida en común, están vertidos con notable realismo. Al propio tiempo, aunque de manera secundaria, el director retrata la riqueza cultural que Bonnard comparte con otros grandes colegas del siglo pasado como Claude Monet (André Marcon) y Édouard Vuillard (Grégoire Leprince-Ringuet) .
En el marco de un competente elenco, el director tuvo el acertado criterio de convocar a dos estupendos intérpretes en los roles protagónicos; tanto Cécile de France, posiblemente en el mejor rol de su carrera, como Vincent Macaigne transmiten con remarcable convicción las complejas personalidades que anidan en sus personajes a través de la amplia gama de emociones que experimentan a través del tiempo; en tal sentido es elogiable la labor del equipo de maquillaje reflejando el cambio del semblante físico de Pierre y Marthe desde los años jóvenes hasta la etapa del envejecimiento.
En conclusión: esta cautivante historia donde el arte y el amor se fusionan magníficamente amerita su visión.
THE BOY IN THE WOODS. Canadá, 2023. Un film de Rebecca Snow programado en el Festival de Cine Judío de Toronto. 93 minutos.
Jett Klyne en THE BOY IN THE WOODS
Un conmovedor relato sobre la tragedia del Holocausto es lo que se aprecia en The Boy in the Woods en donde la realizadora Rebecca Snow considera el calvario de un menor que lucha por sobrevivir para no ser atrapado por los criminales nazis.
La génesis de ese film surgió del encuentro de la documentalista con el artista Maxwell Smart en 2019 en donde ella se impuso de la dura experiencia que él atravesó durante la guerra. Es así que cuando él escribió sus memorias en el libro homónimo publicado en 2021, Snow resolvió trasladarlo a la gran pantalla en un guión que le pertenece.
La historia comienza en abril de 1943 donde en la ciudad polaca de Buchach (que en la actualidad pertenece a Ucrania), el ejército alemán ha diezmado a miles de judíos y los que aún permanecen con vida esperan ser deportados. Es en ese contexto que Max (Jett Klyne), un niño judío de 12 años, sigue los consejos de su madre (Berkley Silverman) para escapar y salvar su vida, ya que ella no puede hacerlo teniendo consigo a la pequeña hijita.
Es así que el chico logra encontrar refugio en lo de Jasko (Richard Armitage), un granjero que vive con su mujer Kasia (Masa Lizdek). Estas dos bondadosas personas hacen lo posible por ocultar a Max haciéndolo pasar ante la policía alemana como el hermano menor de la anfitriona. Temiendo que la permanente presencia del refugiado pueda peligrar la vida de su familia, Jasko pide a Max que se interne en la cercana zona boscosa para que allí pueda permanecer escondido de los alemanes; para ello previamente lo alecciona enseñándole el modo de cazar conejos para su alimentación así como tener precaución en complementar su comida con hongos provenientes de los árboles y de no ingerir los que se encuentran sueltos en el suelo.
Así comienza la odisea de Max estando en todo momento alerta de sus enemigos. En ese devenir encuentra a Yanek (David Kohlsmith), un niño huérfano judío menor que él, con quien mantiene una relación afectiva considerándolo como si fuese su hermano. Ambos atravesarán situaciones de apuro cuando soldados alemanes los descubren y milagrosamente logran salvarse al huir precipitadamente. Un momento culminante de esa fuga se produce cuando del otro lado del río que bordea la foresta obsevan que hay un bebé abandonado; si bien Max no duda en atravesar el río, Yanek prefiere evitarlo porque el agua es demasiado fría para él pero sin embargo casi obligado lo sigue y en consecuencia ambos llegan a rescatar a la criatura. Ese acto de gran generosidad recogiendo con vida a la criatura, tendrá no obstante consecuencias dramáticas para Yanek. Cuando al año siguiente se produce el retiro de los alemanes con la entrada de las fuerzas rusas al lugar, Max nuevamente es acogido por Jasko.
A nivel de actuación no es exagerado señalar que la interpretación del joven actor Jett Klyne es sencillamente fabulosa al posesionarse por completo en Max y por lo tanto es de suponer que el autor del libro, hoy día de 97 años de edad, deberá estar ampliamente satisfecho de contemplar a quien lo ha caracterizado en su niñez.
Mediante una lograda narración Snow ofrece una dramática historia verídica de sobrevivencia en dificilísimas condiciones; al hacerlo, ella refleja los sentimientos experimentados por el abandono, la protección y el ocultamiento del protagonista viviendo casi un año al amparo de la foresta. Pero lo más trascendente es demostrar cómo en los momentos más angustiantes que un ser humano experimenta, predomina la solidaridad. Finalmente cabe agregar que la ficción de esta historia cede paso a un desenlace real que es mejor no revelar pero que sin duda alguna emocionará profundamente al espectador.
LES TORTUES. Bélgica-Canadá, 2023. Un film escrito y dirigido por David Lambert. 83 minutos
Dave Johns y Olivier Gourmet en LES TORTUES
Aunque la convivencia de dos personas jóvenes de diferente orientación sexual ha sido considerada por el cine en numerosas ocasiones, en cambio no ha sido frecuente el tratamiento cuando se trata de personas de edad madura. Ese es el tema que considera el realizador David Lambert en Les Tortues enfocando la crisis que se produce en el seno de un matrimonio gay después de una larga vida en común.
El relato comienza el primer día de jubilación del policía Henri (Olivier Gourmet) que convive en Bruselas con su pareja Thorn (Dave Johns), un expatriado británico que igualmente en retiro ha sido su vez drag queen y posteriormente anticuario. Ambos han compartido 35 años de vida conyugal y ahora en su retiro tienen que afrontar a estar juntos durante la diaria jornada. Sin embargo Henri no es muy feliz con la idea de sobrellevar esa rutina, demostrando su descontento hacia su compañero mediante gestos de desdén; a pesar de eso, el bondadoso y sumiso Thorn realiza lo imposible para satisfacerlo, tal como se aprecia en la primera escena en que le sirve el desayuno en la cama, le masajea sus pies y trata de agradarlo cantándole una canción.
En medio de su crisis existencial Henry acude a un sitio de reencuentros con el propósito de encontrar a un hombre con quien pueda nuevamente experimentar su placer sexual. Cuando Thorn se impone de tal situación resuelve iniciar los trámites de divorcio con la esperanza de que a la postre pueda reconquistar a su pareja.
Dentro del marco descripto, como telón de fondo Lambert asimismo rememora en su relato los años en que irrumpió el sida, la homofobia existente de no hace mucho tiempo atrás así como el paso positivo de permitir la unión matrimonial de personas de igual sexo.
El tema descripto es universal en donde Lambert refleja la posibilidad de que el amor entre dos seres, independientemente de la orientación sexual, con el paso del tiempo pueda esfumarse cuando la atracción física desaparece. Con todo, el realizador se muestra optimista permitiendo que la desavenencia conyugal encuentre solución en la medida que lo que en el fondo predomina en esta pareja es el apego y amor, capaz de revitalizar el resplandor de los años jóvenes.
No obstante que la historia conduce a un desenlace previsible, eso no aminora su valor en el que en gran parte se debe a las notables actuaciones de Gourmet y Johns donde ambos consagrados intérpretes transmiten con autenticidad la naturaleza de sus respectivos personajes así como la lograda complicidad existente entre los mismos. En papeles de apoyo participan Brigitte Poupart como la gran amiga de Thorn, así como Vanessa Van Durme animando a la Madame del club nocturno al que suele acudir Henri.
En esencia, Lambert ofrece un film que lejos de ser grandilocuente y sin pretensión alguna está bien narrado a la vez que la dosis de ternura impregnada en su contenido permite concitar la adhesión del espectador.
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