CRÓNICAS: Pueblos Originarios de Canadá
CRÓNICAS: Pueblos Originarios de Canadá
Por: Lucía P. de García
Toronto.- Para los pueblos originarios de Canadá, la versión de que sus ancestros llegaron del Asia atravesando el Estrecho de Bering es absurda. Según su mitología, hace más de 30.000 años el héroe cultural Weesakayjuc atravesó una inundación inmensa de cuyas profundidades extrajo un puñado de tierra para formar Norteamérica. A Canadá le otorgó el Ártico helado, el bosque Boreal, los Grandes Lagos, las inmensas Praderas y las Montañas Rocosas.
Weesakayjuc modeló al hombre con ayuda de la Luna. Al verlo solo extrajo una de sus costillas, formó a la mujer y se la dio por compañera. De esa primera pareja nacieron los pescadores de salmón, los cultivadores de maíz, los cazadores de búfalos, los recolectores de arroz. Ellos a su vez fueron los padres de más de 600 Pueblos Originarios, hablaban más de 60 idiomas.
Entre esos pueblos están los Inuit, quienes se ubicaron en el Ártico. Los Dene en el Subártico. Los Beothucks en Terranova. Los Micmacs, Maliseet y Passamaquoddy en las provincias Marítimas. Los Cree en los bosques del este.
La región de los Grandes Lagos y del río San Lorenzo las poblaron Iroquois, Hochelaga, Petún, Agojuda, Hurones, Neutrals, Stadaconias, Tuscarora, Algonquinos, Montaignais, Obenaquiouoit, Mohawks, Cayugas, Onondagas, Oneidas y Sénekas.
Las Grandes Praderas las habitaron Saulyeaux, Métis, Assiniboines, Pies Negros, Blood, Sarces, Piegan. Al oeste llegaron Snake, Peeaganes, Sanke, Flathead, Kootenay, Okanagan, Thompson, Lilooet, Shuswap, Salish, Corbeaux.
En las orillas del Pacífico vivían los Haisla, los Kwakiutl, los Haida, los Tsimshian.
Los Pueblos Originarios compartían una misma forma de ser: aguerridos, vengativos, cortaban las cabelleras de sus enemigos y utilizaban sus cráneos como vasijas. Como símbolo de amistad fumaban tabaco en pipas.
Eran excelentes navegantes, cazadores, pescadores y sólo tomaban de la Naturaleza lo que necesitaban. A ella la cuidaban, respetaban y amaban entrañablemente, creían que los espíritus de montañas, bosques, ríos, lagos, mares, los elementos, se fundían con los de sus antepasados y adquirían poderes mágicos que se representaban en las gigantescas figuras de madera a las que llamaban tótems.
Tenían gran aprecio por la libertad. Una falta grave la resolvía toda la tribu sancionando al culpable con una compensación en regalos al afectado, o con un acto de venganza que satisfaga al ofendido. Las matronas tenían gran autoridad, eran ellas quienes tomaban las decisiones trascendentales, poniendo el interés de la comunidad sobre los intereses individuales. Eran pueblos alegres, cantaban y bailaban para exaltar la vida.
Al llegar los europeos en 1534 los indígenas les recibieron con amistad, les acompañaron en sus exploraciones y les enseñaron cómo sobrevivir los inviernos. Tras adquirir armas y caballos se volvieron ágiles jinetes y más peliagudos. Se sorprendían que los blancos mataran castores sólo para acumular grandes cantidades de pieles que luego las comercializaban. Se escandalizaban al conocer que existía una justicia que enviaba a las cárceles. Para ellos ir a prisión era lo peor que les podía pasar, preferían la muerte.
Los europeos no mezclaron su sangre con la de los indígenas como ocurrió en Latinoamérica, ni encontraron el oro ni las riquezas que saquearon en el sur continental, ni valoraron la sencillez de sus vidas ni el apego a los lugares que consideraban sagrados ni sus tradiciones ni sus costumbres. A falta de metales preciosos se adueñaron de sus tierras y a ellos los desplazaron, los aislaron en “reservas”.
A esos grupos tan diversos, en 1982 el Gobierno Federal los resumió en la Constitución como sólo tres: Inuit, Métis y Primeras Naciones. El censo de 2026 señala que hay 634 comunidades de Primeras Naciones, éstas representan a más de 50 que hablan su propia lengua. El 40% viven en reservas, el 14% en zonas rurales, el 45% en zonas urbanas. En 2019 los Servicios Indígenas de Canadá registraron 970.562 personas.
Con la finalidad de integrar a la sociedad canadiense a niños y adolescentes aborígenes, entre 1863 y 1996 se establecieron “escuelas residenciales” donde a la fuerza se les internaba para que olvidaran su cultura y aprendieran inglés, preceptos cristianos y costumbres europeas. Pero tales lugares se convirtieron en centros de abuso físico, sexual, psicológico, allí fallecieron miles de niños y adolescentes. Este capítulo de la historia que avergüenza a Canadá obligó las disculpas públicas del Primer Ministro Justin Trudeau en junio 2021. La “peregrinación penitencial” del Papa Francisco en julio de 2022 para expiar las culpas de la Iglesia Católica por haber participado en aquel sistema inhumano. Y un proceso de Perdón y Reconciliación que avanza bajo la atenta mirada de los tótems distribuidos en todo el territorio nacional, testigos del festejo que se hizo en Canadá el viernes 21 de junio, Día de los Pueblos Originarios.
Luego de ese preludio nos aprestamos a conmemorar la más importante fecha Patria, el Día de Canadá, que celebra la autonomía del Reino Unido y la emisión de la Constitución el 1 de Julio de 1867. Bajo ese auspicio el multiculturalismo sigue robusteciéndose con el aporte de los inmigrantes que llegan de todas partes del mundo, y con el abrazo de dignidad, respeto y paz con el cual nos recibe Canadá. Son esos tótems que se elevan majestuosos en el bello e inmenso territorio nacional los que el próximo lunes 1 de Julio pondrán magia a nuestro “Canada Day” hermanándonos a todos una vez más…
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