WIDOW CLICQUOT. Francia-Estados Unidos-Gran Bretaña, 2023. Un film de Thomas Napper. 89 minutos
WIDOW CLICQUOT. Francia-Estados Unidos-Gran Bretaña, 2023. Un film de Thomas Napper. 89 minutos
Haley Bennett en WIDOW CLICQUOT
Por Jorge Gutman
WIDOW CLICQUOT. Francia-Estados Unidos-Gran Bretaña, 2023. Un film de Thomas Napper. 89 minutos
Abordando a quien es conocida como la “Gran Dama del Champán”, el realizador Thomas Napper considera en Widow Clicquot a-Barbe-Nicole Ponsardin (1777-1866), quien nacida en Reims, a los 20 años se casa con François Clicquot, integrante de una familia dedicada a la elaboración y distribución de vinos.
Sin estar estructurada cronológicamente la película se vale del guión de Erin Dignam, adaptado a su vez del libro homónimo de la profesora Tilar J. Mazeo publicado en 2008. En su comienzo que transcurre en 1805 se asiste al funeral de la temprana muerte de François (Tom Sturridge), donde se observa a su compungida esposa Barbe-Nicole (Haley Bennett) experimentando su dolor por la pérdida del compañero a quien entrañablemente amó.
Cuando su suegro Philippe Clicquot (Ben Miles) le manifiesta su intención de vender los viñedos al competidor Jean-Remy Moët (Nick Farrell), la viuda Clicquot rechaza firmemente esa proposición, a pesar de los problemas financieros de la compañía debido a experimentos malogrados de su difunto marido. Es así que ella está firmemente decidida a preservar el legado de su marido, volcando sus esfuerzos en la elaboración de buenos vinos.
La tarea emprendida por Barbe-Nicole resulta ardua en la medida que afronta grandes dificultades, entre otros motivos por su condición genérica, dificultades climáticas, embargo ejercido por Napoleón en la exportación de vinos, como asimismo por la duda de sus empleados y rivales acerca de su habilidad empresarial; no obstante, la viuda Clicquot logra superar esos inconvenientes demostrando su incuestionable capacidad en el manejo de la empresa familiar.
Paralelamente, el retrato registra los recuerdos de esta mujer acerca de los momentos de felicidad vividos con su esposo. Si bien la pareja estaba nutrida de un auténtico amor, eso no impidió altibajos en la relación debido a la conducta errática de François al estar imbuido de violentos impulsos; precisamente su inestable condición mental fue lo que lo condujo al suicidio.
Aunque el metraje detalla aspectos vinculados a la técnica de fabricación de vinos así como a los ensayos realizados por Barbe-Nicole en la elaboración de champán, ese aspecto constituye la parte menos atrayente del relato; su mayor interés radica en el amor romántico que Barbe-Nicole entretuvo con su esposo y ya como viuda con el vínculo sentimental mantenido con Louis Bohne (Sam Riley), el hombre de confianza de la compañía como vendedor y distribuidor de vinos. Es de observar que cuando Louis le propone matrimonio, ella rechaza la proposición teniendo en cuenta que según el código napoleónico perdería las atribuciones por las que solamente las viudas tienen derecho a involucrarse en los negocios.
La remarcable actuación de la talentosa Bennet es uno de los puntales del film; ella transmite con elocuencia la determinación y firmeza de una fascinante dama que desafiando las convenciones existentes demuestra su empuje empresarial, procurando ser la forjadora de su propio destino en un mundo patriarcal. Los integrantes del resto del elenco cumplen con aplomo los roles asignados.
En los créditos finales se lee que gracias a su determinación y visión las innovaciones de Barbara-Nicole revolucionaron la industria durante los siguientes 50 años que siguieron a su muerte y los métodos empleados por ella se aplican hoy día por todos los productores de champán. En consecuencia, no resulta extraño que la marca “Veuve Clicquot” sea considerada como una de las más preferidas por los consumidores de esta bebida cristalina.
En suma, Napper ha logrado un agradable film feminista resaltando el empoderamiento femenino y que al finalizar su proyección tienta al público para degustar el célebre champán francés.
BOLERO. Francia-Bélgica, 2024. Un film de Anne Fontaine. 120 minutos
Raphaël Personnaz en BOLERO
La génesis de una creación musical que impresionó y prosigue impactando al mundo así como a su renombrado creador es lo que Anne Fontaine considera en Bolero.
Aunque abarcando aspectos de la vida del gran compositor Maurice Ravel (1875-1937), la película guionizada por Fontaine y Claire Barré se centra en un momento crucial de su existencia durante los últimos años de la década del 20 e inicios de la siguiente.
En 1927, Ravel (Raphaël Personnaz) ya era un compositor mundialmente conocido aunque algunos de sus críticos lo consideraron poco emocional e inferior a la música del impresionista Claude Debussy. Es en ese entonces que la renombrada coreógrafa Ida Rubinstein (Jeanne Balibar) le encomienda la composición de una música para su próximo ballet.
Como un gran admirador de la cultura española lo primero que vino a la mente de Ravel fue Iberia, la composición musical de Albéniz. Al no haber podido lograr su propósito, él se encuentra creativamente atascado; sin embargo, su inspiración reviene al percibir el punzante sonido proveniente del ruido continuado de las máquinas de una fábrica; en consecuencia, llega a concebir un tema de breve duración que se irá repitiendo progresivamente durante 17 veces hasta arribar a un estruendoso crescendo final. Así surge en 1928 Bolero, la obra más famosa del eximio compositor, cuya popularidad no solo alcanzó a Francia sino a nivel internacional, a tal punto que en los créditos finales del film se lee que Bolero se ejecuta cada 15 minutos en diferentes lugares del mundo.
Simultáneamente el relato presenta a Ravel como la persona que encuentra en la música la razón de su vida. Puede que algunos hechos del pasado hayan influido en su personalidad; así a través de flashbacks, el músico recuerda durante sus años de juventud musical el haber quedado frustrado por no haber logrado el importante Premio de Roma, los traumas que le han dejado su participación en el ejército durante la Gran Guerra así como la muerte de su adorada madre Marie (Anne Alvaro). En su actual vida queda reflejado el apoyo recibido por su gran amor platónico Misia Sert (Doria Tillier), su entrañable amiga pianista Marguerite Long (Emmanuelle Devos), así como su amigo Cipa Godebski (Vincent Perez), hermano de Misia.
El film asimismo resalta la actuación de Ravel como director orquestal y pianista incluyendo extractos de algunas de sus renombradas obras que son interpretadas por el músico francés Alexandre Tharaud y que sin duda satisfará a los amantes de la música clásica.
Es en el último tramo donde el relato adquiere mayor emoción observando el prematuro envejecimiento del compositor pese a su no avanzada edad. Con su precario estado de salud mental delatando una posible demencia senil, llega a conmover cuando al escuchar el Bolero se pregunta si realmente fue él quien lo compuso.
Apartándose de la tradición biografía, con notable delicadeza Fontaine efectúa un sobrio y afectuoso estudio introspectivo del hombre detrás de la música. Contando con un calificado elenco, el film está agraciado por la muy buena caracterización del protagonista efectuada por Personnaz; el actor convincentemente capta la esencia del atormentado artista solitario y cerebral que no obstante haber estado rodeado de agradables mujeres independientes, nunca ha llegado a formar pareja en la medida que el alma de la música ha sido el medio capaz de despertar en él sus más íntimos sentimientos.
NOS BELLES-SOEURS. Canadá, 2024. Un film de René Richard Cyr. 105 minutos.
Una escena de NOS BELLES-SOEURS
Basada en la obra Les Belles Soeurs del eminente dramaturgo Michel Tremblay estrenada en 1968 y montada mundialmente, el director teatral René Richard Cyr la adaptó en 2010 para su conversión en pieza musical. Es ahora que el realizador efectúa su debut detrás de la cámara para su versión fílmica con el nombre de Nos Belles-Soeurs
Para evitar que la película resultara como una pieza musical filmada, en esta nueva adaptación el director efectuó ciertas modificaciones al texto incluyendo la reducción de los números musicales, como asimismo la de los personajes femeninos, aunque siempre respetando la esencia de la obra original.
El film transcurre durante los años 60 en el Plateau Mont Royal, un barrio de clase obrera de Montrea,l donde reside Germaine Lauzon (Geneviève Schmidt), una muy humilde mujer de familia que acaba de ganar un concurso organizado por una firma comercial recibiendo como premio un millón de cupones; a fin de materializar esa promesa de felicidad para su intercambio se requiere que los cupones deban estar adheridos a un conjunto de cartillas Es así que Germaine convoca en la cocina de su hogar a su hermana, cuñada y a varias vecinas, todas ellas pertenecientes a la misma clase social, para que la ayuden a concretar la enorme tarea. Durante el trabajo en conjunto, a través de las conversaciones mantenidas en el seno grupal quedan expuestos varios aspectos sobre sus vidas rutinarias, sus frustraciones, sueños no concretados, problemas de comunicación intergeneracional y otros tópicos vinculados con las convenciones sociales vigentes. Desafortunadamente en esas supuestamente amigables reuniones salen a relucir algunas debilidades de la condición humana, incluyendo los celos, la envidia y la encubierta maldad de sus personajes, hasta desembocar en un patético desenlace.
Uno de los problemas de esta ambiciosa comedia dramática es que en varias de sus secuencias adquiere el tono vodevilesco con los excesos y exagerados comportamientos de sus personajes bordeando la caricatura. A eso se añade la incorporación de los números musicales insertados de manera errática en la narración, a pesar de las bellas canciones de Daniel Belanger, co-escritas por el compositor, Michel Tremblay y Cyr.
Uno de los puntales de la película reside en la brillante actuación de Geneviève Schmidt quien aporta vivacidad, emoción y ternura en la composición de Germaine Luzon; el resto del elenco integrado entre otros por Guylaine Tremblay, Anne-Élisabeth Bossé, Debbie Lynch-White, Véronic DiCaire, Ariane Moffatt, Valérie Blais, Pierrette Robitaille, Diane Lavallée, Véronique Le Flaguais y Jeanne Bellefeuille cumplen satisfactoriamente los requerimientos demandados por el desigual guión.
Asimismo es destacable la acertada puesta escénica de Cyr y la magnífica coreografía de los hermanos Katerine y Alexandre Leblanc en las danzas que acompañan a algunas de las canciones..
Sin que el film alcance el excelente nivel de la pieza musical, el humano mensaje de Michel Tremblay queda aquí reflejado y en definitiva eso justifica su visión.
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