“Esto ya no es un problema para África, sino para el mundo”: el continente mira con preocupación la expansión de la mpox
“Esto ya no es un problema para África, sino para el mundo”: el continente mira con preocupación la expansión de la mpox
El médico Pascaline Kahindo en una revisión a Ajuamungu Ntuyehe, un niño infectado con mpox, en un centro en Munigi, cerca de Goma, en el Congo, en julio de 2024.
Arlette Bashizi (REUTERS)
– La República Democrática del Congo, donde se concentra la mayoría de casos de viruela del mono, se enfrenta a esta emergencia sanitaria con problemas para detectar y rastrear los casos y en medio de una crisis humanitaria. Los expertos piden solidaridad al Norte
“Los países occidentales ya no están seguros”, sentencia Jean Kaseya, director general de los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la máxima autoridad sanitaria del continente. 13 países de África han confirmado hasta ahora casos de mpox, y dos más (Sudán del Sur y Chad) están pendientes de confirmación. Y los expertos temen que se expanda a más lugares, más rápido. Desde África, la advertencia es clara: “Esto ya no es un problema para nosotros, sino para el mundo”, subraya Kaseya en una entrevista telefónica.
La declaración este miércoles de una emergencia sanitaria internacional por mpox (como se rebautizó la viruela del mono para evitar estigmas entre quienes la padecen) trae en África ecos de la pandemia de coronavirus, donde el Norte acaparó recursos y vacunas. “Incluso en 2022 [cuando la OMS declaró otra emergencia por un brote que afectaba a una tercera parte de pacientes] el Norte se guardó dosis y diagnósticos para sí mismos”, lamenta.
“Necesitamos la solidaridad occidental para salvar vidas en todo el mundo”, insiste Kaseya, que alerta de que sus expertos estudian ya, además de la transmisión de animal a humano y de humano a humano del virus, la posibilidad de que el virus se transmita de humano a animal, algo que puede llevar a una mutación peligrosa.
El epidemiólogo Salim Abdool Karim también describe el ambiente en la reunión de los CDC del lunes —un día antes de que la principal autoridad sanitaria africana declarara el estado de emergencia— como de “mucha preocupación”. Él, un experto respetado que lidera el grupo de 20 científicos que asesora a los CDC en la materia, que trabaja también como experto para la OMS y lleva 40 años en la primera línea de problemas de salud pública como el VIH o el coronavirus, apunta que la mpox lleva años “resurgiendo de vez en cuando” en la RDC, pero que nunca se había dado esta combinación de factores: uno, el número “increíblemente alto” de casos detectados (15.000 afectados y 479 muertes en lo que va de año, la mayoría en RDC, aunque es probable que las cifras reales sean muy superiores). Estos son, subraya, más de tres veces los que había en 2022 cuando la OMS declaró la emergencia sanitaria mundial por viruela del mono.
El segundo factor preocupante, añade Abdool Karim, es el aumento de casos de mpox en pocas semanas, especialmente impulsado por la RDC, y su expansión a países que no habían notificado casos recientes, como Kenia o Uganda. Y el tercero, concluye, es la tasa de mortalidad, “mucho mayor de lo anticipado”, en torno al 3%. Esta cifra tiene en cuenta el número de muertes y el de casos registrados, pero probablemente hay un gran infradiagnóstico, así que muchos expertos la ponen en suspenso.
El clado (la variante) más preocupante de mpox en África es el 1b, el que ha emergido recientemente en la RDC, que parece ser más transmisible entre personas, más virulento y más letal, especialmente entre niños —un 70% de los positivos son de menores de 15 años, y un 39% de menores de cinco años, que registran un 62% de las muertes—. Según la OMS, en el último mes se han confirmado en laboratorio más de 100 casos del clado 1b en cuatro países vecinos de la RDC que no habían notificado ningún brote anteriormente: Burundi, Kenia, Ruanda y Uganda. El clado 2, el responsable del brote global en 2022, que se transmitía principalmente en relaciones sexuales, sigue circulando, aunque con menor virulencia, en países como Sudáfrica o Egipto.
El contagio de la nueva variante puede producirse entre personas por contacto cercano con alguien infectado: estar cara a cara, hablando o respirando cerca (por las gotitas que se excretan), en contacto con la piel, boca a boca o boca a piel. Abdool Karim comenta que la variante 1b parece estar transmitiéndose en relaciones heterosexuales, ya que un gran número de los diagnósticos de DRC se están dando entre personas que trabajan en la prostitución. “Nos preocupa que esto pueda significar que se extienda de forma generalizada, especialmente si un buen número de pacientes presenta síntomas leves o ningún síntoma”.
Una crisis humanitaria
Un problema añadido para que África luche contra esta epidemia es, coinciden los expertos, el reporte de casos: la República Democrática del Congo está inmersa en una crisis humanitaria y un conflicto que arrastra desde finales de los años noventa, agravado aún más a partir de 2022. En este contexto enfrenta constantes problemas de salud pública, como el sarampión (300.000 casos el año pasado que resultaron en 6.000 muertes, según Médicos sin Fronteras) con sistemas públicos de salud extremadamente precarios. Para empeorar las cosas, la zona que es el foco del actual brote de mpox, Kivu del Sur, es una de las más empobrecidas del país, donde cientos de miles de desplazados viven en campos abarrotados. “[En estas zonas de DRC] no hay personal ni recursos adecuados para el seguimiento de contactos, tampoco hay capacidad para suficientes análisis en laboratorio”, subraya Isidro Carrión, epidemiólogo de Médicos sin Fronteras que ha trabajado en DRC en varias ocasiones en los últimos años.
Greg Ramm, director de la ONG Save the Children en la RDC, describe centros de salud abarrotados en los alrededores de Goma (capital de la provincia de Kivu del Norte), en los que no hay suficiente espacio para que los pacientes se aíslen ni equipos de protección para médicos y enfermeras que tratan con posibles contagios. “Faltan también recursos para comunicar a las comunidades cómo se transmite la enfermedad, cuáles son los síntomas, cómo se previene”.
“El virus camina a paso firme”
Luis Flores, investigador asociado en el Centre de Recherche en Sciences Naturelles de Lwiro, vio de primera mano cómo el pasado octubre se inició la transmisión la viruela del mono en Kamituga, una ciudad minera y aislada de la RDC. “Vimos que la transmisión no solo era sexual, como pasó en Europa; empezaron a aparecer niños enfermos. La imagen de las personas infectadas es terrible, no es solo en las zonas genitales como sucedía sobre todo en el brote de 2022 en los países occidentales, es por todo el cuerpo, como la viruela antigua”, explica.
Flores, que formó parte del equipo que secuenció el clado 1, asegura que en las regiones afectadas no se está haciendo nada: “Hay mucho caos, el virus se está expandiendo por la comunidad, prácticamente no hay capacidad de diagnóstico. Llevamos meses viéndolo y no se han tomado medidas, no se ha hecho una vacunación en anillo en la zona, ni siquiera a los sanitarios que tratan a las personas enfermas”.
El investigador describe Kamituga como una zona muy densamente poblada, de muy difícil acceso, a la que se tarda más de dos días en llegar, con mucha prostitución y “las condiciones ideales” para que un virus de estas características se propague.
El español, que está montando un laboratorio del centro en el que trabaja en Lwiro, un pequeño pueblo, ha visto con perplejidad el avance del virus: “Camina, y lo hace a paso firme. Me sorprende que no hayamos aprendido de la covid. Se ha expandido fuera de RDC y en unos meses, si no se hace nada, saltará a otros países”.
Sin vacunas suficientes
“Hemos estado avisando de las carencias en la respuesta a esta epidemia y las consecuencias catastróficas que puede tener en comunidades tan vulnerables y, por ende, en países limítrofes, con sistemas sanitarios muy frágiles”, lamenta Carrión, de Médicos Sin Fronteras. “En Europa se está empezando a hablar mucho otra vez del virus, de la necesidad de vacunas… pero no hay que olvidar que [en África] ya hay miles de personas sufriendo la enfermedad sin tratamiento adecuado”.
Jean Kaseya, director general de los CDC, aseguró en su rueda de prensa del martes que el continente necesita más de 10 millones de dosis de vacuna contra la mpox, pero que cuenta con apenas 200.000. Como referencia, en España, con 47 millones de habitantes, ya se han contabilizado 40.610 personas inmunizadas.. El doctor Tedros, secretario general de la OMS, hace estos días campaña entre los fabricantes de vacunas para que agilicen su producción. La declaración de emergencia internacional de la OMS facilitará, se supone, algunos trámites, pero hará falta colaboración internacional para que las dosis lleguen a países como DRC.
El reto para conseguir las vacunas necesarias, en cualquier caso, estará en el suministro. Un portavoz de la Alianza Global para la Inmunización y la Vacunación (GAVI, por sus siglas en inglés) explica: “Aún faltan algunas semanas para que la OMS apruebe cualquier vacuna para uso de emergencia e, incluso entonces, los fabricantes tardarán en poder suministrar dosis en grandes cantidades”. A corto plazo, reconoce esta gran asociación de entidades públicas y privadas, la mejor vía para hacer llegar las vacunas a los países que las necesiten van a ser las donaciones.
El epidemiólogo Salim Abdool Karim matiza que las vacunas no serán, en cualquier caso, el elemento principal en África para controlar este virus, que durante años ha estado presente “bajo control” en países como DRC. “Hacen falta medidas de salud pública: profesionales sanitarios bien informados, campañas de información, capacidad para identificar y aislar los casos, y mucho rastreo de contactos”. Es urgente frenar la propagación de la mpox de forma contundente, alerta, “antes de que se convierta en un problema global”.
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