CRÓNICAS. COP 16
CRÓNICAS. COP 16
Por: Lucía P. de Garcia
Toronto.- Desde el 21 del presente mes hasta el 1 de noviembre, Cali será la sede de la Conferencia de las Partes de la Convención sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas, COP16. Este evento internacional con sentido ambientalista, es el más importante que efectúa Colombia en los últimos 50 años, y se suma a esa espiral que crece a partir de la reunión de 150 países en la Cumbre de la Tierra Río de Janeiro 1992, cuando se firmó el Convenio de Diversidad Biológica (CDV) que promueve el desarrollo sostenible de los pueblos mediante el cuidado de los ecosistemas y las personas.
La Cop16 debió realizarse en Turquía, pero las autoridades declinaron ese honor a causa de los terremotos que ocurrieron en su territorio, lo que dio lugar a la búsqueda de otra sede. Cuando la Ministra de Medio Ambiente de Colombia, Susana Muhamad, se enteró de tal detalle mientras asistía a la COP28 en Dubai, inmediatamente se comunicó con su gobierno y tras ser autorizada presentó la postulación de su país.
Según el procedimiento de rigor, los delegados de Naciones Unidas viajaron a Colombia para evaluar las ciudades interesadas, encontrando que Cali y Bogotá eran las que más se ajustaban a los requisitos. La decisión final la anunció el presidente Gustavo Petro en febrero 2024. Cali ganó por su ubicación geográfica, ya que integra la región del Océano Pacífico, tiene un clima agradable y es una de las más biodiversas del planeta. Como es lógico, la población festejó la designación, y con el entusiasmo liderado por su alcalde, Alejandro Eder, empezó a preparar a su bella urbe para recibir a las delegaciones del mundo en el gran Centro de Eventos Valle del Pacífico.
El día esperado se acerca, con su noble lema “Paz con la Naturaleza”, y su logotipo, la hermosa, exótica y colombianísima Flor de Inírida.
Sobre el lema, nadie valora más la paz que quien ha sufrido la violencia, como es el caso del pueblo colombiano, que la sigue consolidando mediante su genuino patriotismo, la unión de sus habitantes, la decisión de avanzar hacia el desarrollo con firmeza, optimismo y de brazo con la Naturaleza.
Sobre el logotipo, qué mejor inspiración que la Flor de Inírida, como se llama la capital del departamento de Guainía. La flor crece tanto en las selvas húmedas de la Amazonía como en la sabana seca de la Orinoquía. De entre las delgadas, largas y verdes hojas emerge en tallo firme para lucir sus pétalos en forma de trompeta de un color rojo intenso; también las hay en rosado fuerte, con delicadas pinceladas de blanco y morado.
En las selvas atrae a loros y tucanes que al alimentarse de su néctar la polinizan. En las sabanas sucede igual con pájaros y mariposas. Su capacidad de florecer en esa dualidad de ambientes hace que se le considere ejemplo de sobrevivencia, adaptación, resiliencia. Los pueblos originarios la usan para fines medicinales, como símbolo de vida y fertilidad. Últimamente se la emplea en productos cosméticos, aceites esenciales.
A la Flor de Inhírida también se la conoce como Flor Eterna, pues al secarse se mantiene intacta a través de los años, apenas pierde algo de color. Es tan fascinante que se realizan tours para contemplarla y escuchar su leyenda: la princesa Densikoira, mujer perfumada en lengua indígena Puinave, consciente de que jamás se casaría con el hombre que amaba porque no era de su clan, le prometió amor eterno y con su tristeza a cuestas subió a los Cerros de Mavicure, donde se encerró para siempre tras la puerta que en uno de ellos se ve a la distancia, dejando como rastro los luceros y las estrellas que había recogido durante su peregrinar. Hoy, cada uno de ellos se ha convertido en una Flor Eterna, joya botánica protegida, cuyo comercio está prohibido sin autorización.
Respecto a la COP16, Colombia ha propuesto canjear la deuda por acción climática. Implementar un fondo de pérdidas y daños. Respetar el conocimiento de los pueblos indígenas y su aporte a la conservación de la biodiversidad. Presentar la Ley aprobada por la Corte Constitucional en agosto, la cual protege a líderes ambientalistas y personas en situación de riesgo por precisamente defender la Naturaleza. Promover la cooperación internacional para fortalecer y ampliar las políticas ambientalistas.
La población también tendrá un espacio de intervención. Se espera que se plantee la urgencia de frenar los incendios en la Amazonía, región considerada uno de los pulmones del mundo y sobre la que los científicos advierten: si la Amazonía se acaba morirá nuestro planeta, será el fin.
Que Colombia devuelva al mundo la esperanza, que contagie a todos su pasión y dinamismo, que la característica alegría de su pueblo motive una danza conjunta de Paz con la Naturaleza, y que ésta se prolongue al infinito como la Flor Eterna, la mágica Flor de Inhírida…
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