CRÓNICAS. Nuestras Valientes Wrens
CRÓNICAS. Nuestras Valientes Wrens
Por: Lucía P. de García
Toronto.- Se dice que la palabra Wrens identifica a un pequeño y gracioso pajarito. Quizás por esa razón se otorgó ese nombre a las valientes mujeres canadienses que participaron en la Segunda Guerra Mundial.
Todo empezó en septiembre de 1939, cuando miles de hombres canadienses se presentaron como voluntarios para ir al frente. Dos años más tarde la mortandad hizo que el Ejército y la Marina convocaran a las mujeres canadienses para que voluntariamente apoyaran a las tropas desde lugares donde no deban combatir en forma directa ni desempeñar tareas médicas, sea en suelo local o extranjero.
Pronto las voluntarias vistieron uniformes del Women´s Royal Canadian Naval Service (WRCNS) o del Canadian Women´s Army Corps. Aunque al principio la Fuerza Aérea no aceptó la idea, luego plegó y formó la Canadian Women´s Auxiliary Air Force.
En octubre de 1942 un grupo de 67 mujeres canadienses aprobaron un primer entrenamiento en Ottawa, en el KIngsmill House. Luego se dio otro curso en Ontario. A ninguna se le otorgó un rango militar.
Esas primeras Wrens tuvieron asesoramiento de sus similares británicas. Dorothy Isherwood fue la primera directora del WRCNS hasta 1943. En junio del mismo año, Isabel Macneill fue nombrada Lieutenant-Commander, Oficial del Conestoga; ella fue la primera canadiense en comandar un barco.
En septiembre, Adelaide Sinclair se convirtió en la primera canadiense en dirigir el WRCNS. Graduada en ciencias políticas en la Universidad de Toronto y ya en tiempos de paz, entre 1957 y 1967 trabajó como directora del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF.
Otra destacada Wrens fue Beatrice Worsley, graduada en matemáticas y física. Ella fue la primera científica en computación de Canadá. Como subteniente también integró la tripulación del Conestoga. En Halifax trabajó como analista de datos y estudió el magnetismo de las minas alemanas.
Después de ser entrenadas en Quebec, algunas Wrens portaron el clásico uniforme de pantalón azul obscuro con bastas anchas y blanca gorra marinera, para desde cubierta alegrar los mares al desplegar banderines y batirlos cual alas al dar señales que las comprendían desde otras embarcaciones.
Como sucedió en otras partes del mundo, la guerra obligó a las canadienses que se quedaron en casa a reemplazar a los hombres en el campo, en las fábricas, mientras al mismo tiempo atendían las labores del hogar y criaban solas a los hijos, esforzándose cada vez más en no doblegarse ante la pobreza.
De las casi 7.000 valientes Wrens enlistadas en Canadá, más de 1.000 sirvieron fuera del país en cuarteles de comando, donde preparaban vituallas para los hombres que peleaban en el frente, aprendían tácticas de inteligencia, estudiaban mapas, cocinaban y más. Varias de ellas trabajaron en Gran Bretaña, en ciudades como Londres o Plymouth. En Estados Unidos, en las ciudades de Washington y Nueva York.
Las que permanecieron en suelo canadiense ocuparon posiciones administrativas en las bases navales de Halifax y Esquimalt, o en las bases de Servicio Naval en Ottawa. Más de 500 fueron ubicadas en la base de Avalon, en St.John´s, Newfoundland.
Afortunadamente, ninguna de las 7.000 voluntarias murió durante las acciones de guerra. Las 11 que fallecieron fue por alguna enfermedad o por un accidente.
La participación de las valientes Wrens en la Segunda Guerra Mundial y la de los militares canadienses que lucharon en la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial en defensa de la paz, servicio y protección de nuestro país desde suelo canadiense o en el exterior, se honra en la misma fecha, cada 11 de noviembre, con el nombre de Remembrance Day, Día del Recuerdo.
Esta conmemoración incluye al Reino Unido y a la Mancomunidad Británica de Naciones, que en ceremonia solemne siempre exaltan la memoria de civiles y militares que lucharon o fallecieron en aquellas contiendas.
La fecha, señalada como el día 11 del mes 11, recuerda la firma del fin de la Primera Guerra Mundial, que inició en julio de 1914 y terminó el 11 de noviembre de 1918, dejando un saldo de 40 millones de muertos. La Segunda Guerra Mundial terminó el 2 de septiembre de 1945, los seis años de conflicto dejaron 60 millones de fallecidos.
Las terribles bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki dieron fin a la contienda, obligando a la humanidad a valorar la paz y a declarar un “nunca más a la guerra”. Lastimosamente no se ha cumplido. Las armas atómicas han proliferado y hoy son un símbolo de la soberbia; su uso puede aniquilar a la humanidad, a la Tierra.
Comments (0)