BIRD. Gran Bretaña, Un film escrito y dirigido por Andrea Arnold. 119 minutos
BIRD. Gran Bretaña, Un film escrito y dirigido por Andrea Arnold. 119 minutos
Por Jorge Gutman
BIRD. Gran Bretaña, Un film escrito y dirigido por Andrea Arnold. 119 minutos
La versátil directora británica Andrea Arnold después de su logrado trabajo en American Honey (2016) retorna con Bird, abordando la historia de una chica en los umbrales de la adolescencia proveniente de una familia fracturada.
La acción transcurre en Gravesend, un barrio de Kent ubicado al sudeste de Londres, donde Bailey (Nykiya Adams), una chica de 12 años, habita con su padre Bug (Barry Koeghan) y su hermanastro Hunter (Jason Edward Buda).
El medio en el que Bailey se desenvuelve dista de ser estimulante. Su padre si bien la quiere, no sabe cómo educarla; él es un hombre inmaduro completamente tatuado con animales y con una mentalidad semejante a la de un adolescente, no tiene empleo fijo y próximo a casarse con su reciente novia Kayleigh (Frankie Box).
Bailey comparte su tiempo con Hunter y sus dos pequeñas hermanastras que viven con su madre Peyton (Jasmine Jobson) quien está unida a un abusivo y violento hombre (James Nelson-Joyce). Asimismo, ella encuentra cierto solaz observando en la cama de su habitación los videos filmados con su celular poblados de imágenes primordialmente de pájaros, caballos y de gente que sale a su encuentro.
El mundo de desesperanza y frustración parece atenuarse cuando en una carretera conoce a Bird (Franz Rogowski), un extraño y misterioso individuo vestido con faldas, con quien entabla un vínculo especial. Queda la duda de saber si este personaje es real o bien forma parte de la imaginación de Bailey para salir de su encierro mental.
No es la primera vez que Arnold considera a adolescentes producto de familias disfuncionales y en esta oportunidad vuelve a realizarlo con sutileza valiéndose de legítimos recursos y evitando caer en un forzado sentimentalismo. Si bien el propósito de otorgarle a su relato un sentido poético entremezclando la realidad con algunas escenas de fantasía no está del todo logrado, eso no menoscaba la calidad del film.
Lo más relevante de Bird reside en su calificado elenco. Adams es todo un hallazgo en su excelente debut profesional; ella transmite acabadamente la vulnerabilidad que experimenta su personaje en su proceso de crecimiento hacia una etapa más avanzada de su vida, reflejando su primera menstruación y su crisis de identidad genérica. Similares elogios merece la humanidad desplegada por Koeghan como asimismo la convincente actuación de Rogowski como el real o imaginario excéntrico personaje imitando a un pájaro.
En esencia, Arnold logra un crudo drama realista que además de su competente nivel actoral se valoriza por la apreciable fotografía de Robbie Rya captando el panorama de Kent.
WHO DO I BELONG TO. Túnez-Francia-Canadá, 2024. Un film escrito y dirigido por Meryam Joobeur. 118 minutos
Después de haber realizado varios apreciables cortometrajes, la tunecina-canadiense Meryam Joobeur debuta en el largo metraje con un perturbador drama familiar en Who do I Belong to.
Basado en su premiado corto metraje Brotherhood (2018) aunque con una perspectiva diferente, Joobeur ambienta la acción en una aldea al norte de Túnez donde vive el matrimonio de agricultores integrado por Brahim (Mohamed Hassine Grayaa) y Aïcha (Salha Nasraoui), con sus dos hijos adultos Mehdi (Malek Mechergui), Amine (Chaker Mechergui) y el menor Adam (Rayen Mechergui) de 8 años.
La rutinaria vida de la familia se altera cuando Mehdi y Amine dejan el hogar para unirse al grupo terrorista Isis en Siria. Eso no es algo inusual dado que después de la revolución de Túnez de 2011, se estima que aproximadamente 5000 hombres del país se han integrado a organizaciones extremistas.
La partida de sus hijos causa inmensa preocupación en la abnegada Aïcha en tanto que su marido la culpa por la educación que les brindó. Entretanto la mujer trata de ocultar a Adam de la huida de sus hermanos haciéndole saber que emigraron a Italia. Después de varios meses sin tener noticias de ellos, inesperadamente regresa a la granja Mehdi con Reem (Dea Liane), una enigmática joven que se encuentra grávida y porta un niqab que le cubre el rostro; en tanto que Amine sigue ausente presumiendo que posiblemente haya muerto en la guerra.
La extraña personalidad de Reem que motiva a que Aïcha tenga que aceptarla en el núcleo familiar así como Mehdi acarreando un síndrome post traumático y ocultándose para que los vecinos de la aldea no sepan de su retorno, va creando un clima de latente violencia sin que la misma se vislumbre en imágenes. Gradualmente el relato se impregna de elementos surrealistas y simbolismos que resaltan los efectos subyacentes de la guerra.
Con una meticulosa puesta en escena, la cámara de la realizadora asistida por la esmerada fotografía de Vincent Gonneville va captando en primeros planos los rostros de sus principales personajes expresando las diferentes emociones que les embarga, como asimismo refleja el ambiente claustrofóbico en que se desarrolla gran parte del relato; eso se complementa con las tomas captadas de los bellos paisajes de la zona campestre cercanos al mar.
Dentro de un elenco en el que la actuación natural de sus integrantes adquiere plena autenticidad, resalta la presencia de Nasraoui quien convincentemente transmite el dolor y sufrimiento de una madre entrañable que se desvive por sus hijos y que se vuelve vulnerable por la incertidumbre que acecha a su familia.
Queda como resultado un impactante drama que aunque no alcance el nivel de perfección, es de todos modos meritorio; en el mismo se revela la madurez de la novel realizadora resaltando las consecuencias colaterales de una familia por la sangrienta violencia desatada por el extremista grupo radical Estado Islámico. Es importante consignar que según lo manifestado por la directora lo que se aprecia en el film es un reflejo del radicalismo imperante en Túnez y que impera en otras regiones del mundo.
ABSOLUTION. Estados Unidos, 2024. Un film de Hans Petter Moland. 112 minutos
Navegando entre un estudio caracterológico y un film de acción, el director noruego Hans Petter Moland presenta en Absolution al veterano actor Liam Neeson en un rol un tanto diferente de lo que acostumbró a caracterizar en las últimas décadas.
El guión de Tony Gayton presenta a Thug (Neeson), un hombre de edad madura residiendo en un vecindario de Boston, que se desempeñó en el pasado como boxeador y como lo hizo durante tres décadas sigue colaborando con el gángster Charlie Conner (Ron Perlman) y su hijo Kile (Daniel Diemer) realizando trabajos delictivos.
Habiendo comenzado a experimentar problemas mentales, además de estar percudido por el alcoholismo, el médico que lo ausculta le diagnostica encefalopatía, un trastorno cerebral causado por lesiones reiteradas en la cabeza que precisamente él recibió durante su actividad boxística. Lo más dramático es que el pronóstico de su irreversible afección es el empeoramiento de su situación en los próximos dos años lo que hará imposible de manejarse por sí solo.
Tras un intento de suicidio, cambia de parecer y decide reparar errores del pasado a fin de lograr su absolución, tal como lo anticipa el título del film. En consecuencia trata de restablecer contacto con su distanciada hija Daisy (Frankie Shaw), madre monoparental del preadolescente Dre (Terrence Pulliam), el nieto que hasta el presente no había conocido. En principio Daisy rehúsa saber de su padre por haberla abandonado al igual que a su hermano Colin ya fallecido por una sobredosis de heroína. Sin embargo la buena comunicación que mantiene con Dre hará que Daisy termine aceptando a su progenitor; asimismo, Thug buscará la manera de ayudar a su hija en la difícil situación que atraviesa dado que pronto será desalojada de su vivienda porque no puede afrontar el pago del arriendo.
En la conexión con Daisy y su nieto así como mediante la relación sentimental con una joven llamada Mujer (Yolanda Ross), Thug encuentra un aliento en lo que aún le resta vivir. Sin embargo habrá factores que lo sumergirán en acciones violentas, que conducen al relato hacia un previsible desenlace.
Ciertamente, la historia narrada por el realizador no es novedosa y su tratamiento es un tanto desigual. Así, el ritmo del film se aletarga con escenas que podrían haberse prescindido, como la que Thug rememora el vínculo mantenido con su abusivo padre. Aunque la dirección de Moland es correcta, sin embargo su relato no llega a infundir la necesaria emoción que permita sensibilizar al espectador. Lo más destacable de Absolution es la magnífica actuación de Neeson transmitiendo la toma de conciencia de un desolado individuo que consciente de que pronto perderá por completo su estabilidad mental busca su redención tratando de dejar atrás su cuestionable pasado.
Comments (0)