CRÓNICAS: Se va Justin Trudeau
CRÓNICAS: Se va Justin Trudeau
Por: Lucía P. de García
Toronto. La “Trudeaumanía”, mezcla de pasión, entusiasmo y euforia que acompañó a Pierre Elliott Trudeau, líder del Partido Liberal y Primer Ministro de Canadá durante su mandato 1968-1979 y 1980-1984, la heredó su hijo mayor Justin Trudeau, quien siguió sus pasos con igual ideología y anhelos hacia Canadá, lo cual suscitó en la población el resurgimiento de tal sentir, convirtiéndolo en Primer Ministro en 2015.
A nadie sorprendió ese destino. Justin había nacido el 25 de diciembre 1971 en Ottawa, había sido criado en el tradicional 24 Sussex Drive, residencia del Primer Ministro de Canadá, había estudiado en el mismo colegio de su progenitor.
Justin se licenció en educación en la Universidad de Columbia Británica; en literatura inglesa en la Universidad de McGill, donde también obtuvo una maestría en geografía medioambiental. Estudió ingeniería en la Escuela Politécnica de la Universidad de Montreal. Al regresar de su viaje por el mundo, en 1994 trabajó como profesor de francés y matemáticas en la West Point Grey Academy y en el Colegio Sir Winston Churchill de Vancouver. Fue activista social y apoyó las causas benéficas.
Tras fallecer Pierre Trudeau en septiembre 2000, el 3 de octubre el gobierno le despidió con un funeral de Estado realizado en la Basílica de Notre-Dame de Montreal. Durante la ceremonia Justin dio un discurso en inglés y francés con palabras que conmovieron a Canadá hasta las lágrimas y a él le proyectaron como figura política.
En 2008 y como miembro del Partido Liberal fue elegido diputado del Parlamento. Fue reelecto tres años más tarde. En 2013 fue nombrado líder de los liberales. Su atractivo, carisma, dinamismo y su promesa de un “cambio real” que reafirme la unión nacional, despertó aquella dormida Trudeaumanía. Ganó las elecciones en forma apoteósica, dejando atrás casi diez años de gobernanza conservadora. El Partido Liberal subió a la palestra, y con ese gran respaldo Justin y su gabinete paritario por primera vez, juraron sus cargos el 4 de noviembre 2015.
Su primer mandato se caracterizó por ser correcto, transparente, afianzar la unión de las provincias mediante un federalismo constitucional fuerte. Su reforma tributaria permitió reducir impuestos a la población y aumentar el 1% a los más acaudalados. Mejoró la atención social. Bajó el desempleo. Apoyó la defensa de los temas de género. Legalizó el suicidio asistido. Con sentido humanista acogió a refugiados sirios que otros países rechazaron. Creó el impuesto al carbono y un plan climático nacional.
En lo externo, cumplió su promesa electoral de retirar a la milicia canadiense de la coalición internacional contra el grupo Estado Islámico (ISIS), devolviéndole el sentido de su existencia: actuar en favor de la paz y ayudar en las emergencias que ocurren en el planeta. Manejó con acierto la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Mantuvo a Canadá en su alto sitial de prestigio.
El 21 de octubre 2019 fue reelecto Primer Ministro, pero no consiguió la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes. En las elecciones federales de 2021 obtuvo un tercer mandato con un gobierno minoritario de 160 escaños. El Acuerdo con el New Democratic Party (NDP) liderado por Jagmeet Singh, le ha permitido gobernar estos años, en los que creó guarderías infantiles de 10 dólares diarios, e implementó entre otras, mejoras en la atención dental de los adultos mayores. Pese a los opuestos a la vacunación enfrentó el COVID-19 con acierto, agilidad y gran apoyo económico.
No obstante, desde hace algún tiempo la situación ha cambiado. El NDP ha anunciado el fin del Acuerdo señalando casos de corrupción de varios funcionarios del gabinete, quienes han tratado de influir en el juicio penal contra la firma canadiense SNC-Lavalin, encargada de construir proyectos de transporte entre Montreal, Toronto y Vancouver.
La población le ha censurado por sus contradicciones al impulsar la lucha contra el cambio climático y al mismo tiempo afectar a varias comunidades originarias al apoyar la expansión del oleoducto Trans Mountain, que lleva petróleo refinado desde Alberta hasta British Columbia. Igualmente por el hecho de no realizar los esfuerzos suficientes que permitan reducir en un 30% los gases de efecto invernadero para el año 2030.
También ha acarreado críticas WE, organización no gubernamental sin fines de lucro, conformada por algunos familiares y amigos de Trudeau. La entidad estaba a cargo de administrar fondos para becas estudiantiles, sin embargo cometió varias indelicadezas como pagar a algunos de sus miembros hasta $300.000 por conferencias.
Otro aspecto que ha molestado a la población es el repentino ingreso de millones de inmigrantes, lo que ha desequilibrado la disponibilidad de vivienda haciendo que se disparen los precios de los arriendos y de las casas, esto imposibilita a las actuales generaciones adquirir una vivienda propia.
La gente se queja del incremento del precio de los alimentos, del coste de la vida y una merma en los servicios sociales. Las universidades señalan que estos aspectos han afectado incluso a los estudiantes extranjeros, muchos han debido regresar a sus países, lo cual disminuye los ingresos de dichas instituciones.
Las críticas contra Trudeau han provenido de su propio partido. En diciembre recibió un duro golpe cuando, a pocas horas de presentar su informe fiscal anual, dimitió su más estrecha colaboradora, Chrystia Freeland, Viceprimera Ministra y Ministra de Finanzas, quien dijo que Canadá no puede permitirse dos meses sin cobros del impuesto sobre las ventas ni reembolsos de $250 dólares canadienses para la mayoría de trabajadores, calificó los hechos de “trucos políticos para recuperar algunos votantes”.
Luego de unos días de reflexión sobre sí mismo y el bajón liberal, Justin Trudeau decidió dar un paso al costado y dar oportunidad a otro liderazgo. El 6 de enero 2025 renunció como Primer Ministro de Canadá y como líder del Partido Liberal. No obstante, seguirá desempeñando los dos cargos hasta que los liberales elijan un nuevo líder y se realicen las elecciones generales.
Por lo pronto y en lo interno, Trudeau lamentó no haber cambiado “la forma en que elegimos nuestros gobiernos, para que la gente pudiera simplemente elegir una segunda opción, o una tercera opción en la misma papeleta”. En lo externo y como Primer Ministro, ha ignorado el trato de “gobernador del Gran Estado de Canadá” que le dio Donald Trump y ha rechazado con energía primero la propuesta de anexar a Canadá como Estado 51, y luego la amenaza del presidente estadounidense de usar la fuerza económica para hacer realidad su propuesta.
“No existe la más mínima posibilidad” dijo Trudeau. Respaldaron sus palabras los habitantes de todo Canadá. Ante los aranceles punitivos del 25% que Trump está tratando de implementar, los Primeros Ministros de las provincias y territorios ya se reunieron con Trudeau para considerar las medidas de defensa: cortar el flujo de petróleo y gas a Estados Unidos, al que a diario se le exporta cuatro millones de barriles de crudo. Suspender el envío de acero, aluminio y autos. Utilizar un arma poderosa: no suministrar energía eléctrica a Estados Unidos, al que Canadá, el tercer país con más energía hidroeléctrica del mundo, abastece parcialmente a 30 estados y alimenta las redes eléctricas de Nueva York, Vermont y Maine.
En cuanto al tráfico de narcóticos y personas que Donald Trump también ha aludido, cabe indicar que es mínimo. De todas maneras Canadá ya ha tomado medidas para desplegar de mejor forma sus fuerzas militares y efectivizar el control en la inmensa frontera que comparte con el vecino del sur.
A sus 53 años de edad, Justin Trudeau enfrenta momentos difíciles. La población canadiense confía que se irá haciendo honor a su apellido. Y no será con guerra como Canadá se defenderá de Estados Unidos. Nuestro país basa su dignidad en la paz y en su vocación humanista, de allí proviene el respeto y el aprecio que le tiene el mundo.
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