Carlos Lehder, exjefe del cartel de Medellín, aterriza en Colombia
Carlos Lehder, exjefe del cartel de Medellín, aterriza en Colombia

Carlos Lehder en Bogotá, el 28 de febrero de 2025 Migración Colombia
– El célebre exnarcotraficante, quien cumplió una pena de prisión de más de tres décadas en Estados Unidos, tiene una orden de captura en el país
El exnarcotraficante colombiano Carlos Lehder, uno de los jefes del cartel de Medellín en los años ochenta, ha aterrizado este viernes por la tarde en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, en condición de turista.
El excapo, socio de Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha en una de las mayores organizaciones criminales del mundo en aquella década, regresó al país procedente de Frankfurt, Alemania, país en el que residía desde 2020, cuando fue liberado de prisión en Estados Unidos.
Según Migración Colombia, funcionarios de esa entidad lo entregaron a la Policía Nacional, al encontrar una orden de captura vigente en su contra registrada en su sistema. La Policía confirmó que fue trasladado a una de sus sedes en Bogotá para verificar su situación judicial. Más tarde fue puesto a disposición de un juzgado de ejecución de penas para que responda por los delitos de fabricación, tráfico y porte de armas y municiones de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.
Lehder, de 75 años, fue el primero de los grandes capos colombianos que fue extraditado a Estados Unidos, vendido por el mismo Pablo Escobar. Allí cumplió una pena de prisión de más de 30 años, tras ser capturado cerca de Medellín (Antioquia) en 1987. Después de su liberación, se había establecido en Alemania, país del que es ciudadano por herencia paterna. Desde allí ofreció varias entrevistas a medios de comunicación, tras años de silencio, y escribió el libro Vida y muerte del cartel de Medellín, en el que contaba sus años en el mundo de la delincuencia y el crimen. En 2024 decía que nunca ha participado en ningún asesinato, a diferencia del sanguinario Escobar.
El excapo, nacido en Armenia (Quindío) en septiembre de 1949, fue hijo de Guillermo Lehder, un ingeniero alemán que llegó a Colombia en los años veinte, y de Helena Rivas, natural de Manizales. Hijo rebelde de la familia, entró en el mundo del narcotráfico en la década de los setenta.
Con el tiempo, se construyó una imagen de mujeriego, borracho y amante de todo tipo de excesos y excentricidades. Incursionó en la política en los ochenta como líder del Movimiento Cívico Latino Nacional, con el que se presentó como un ferviente anticomunista y un feroz opositor al tratado de extradición entre Colombia y Estados Unidos. De hecho, llegó a defender el narcotráfico como un “arma revolucionaria” contra del imperialismo.
Su papel en el cartel de Medellín consistía en organizar el transporte de cocaína hacia Miami. Para ello, tenía como base Cayo Norman, una pequeña isla en las Bahamas en la que fue comprando propiedades de manera paulatina y donde tenía a disposición una pista de aterrizaje. De esa forma, pronto se convirtió en uno de los narcotraficantes más poderosos y acaudalados de Colombia.
Empezó a adquirir terrenos en varias zonas del país y regentó La Posada Alemana, un complejo hotelero cerca de Salento (Quindío), cuyo edificio principal hoy está abandonado y en ruinas. Allí instaló una gigantesca estatua del músico británico John Lennon, uno de sus ídolos, que se transformó en un símbolo de su opulencia. En 1978, propuso al entonces presidente, Alfonso López Michelsen, pagar la deuda externa del país a cambio de un espacio libre para el tráfico de drogas.
Menos de una década después, su emporio delictivo se derrumbó. Fue capturado por las autoridades colombianas en febrero de 1987, cuando el país sufría las consecuencias de la cruenta guerra de los capos del narcotráfico contra el Estado en su pulso contra la extradición. Pronto fue llevado a Estados Unidos, donde recibió una condena de 135 años de prisión. La pena, sin embargo, se le redujo cuando se convirtió en testigo contra el dictador panameño Manuel Antonio Noriega, quien estaba en el negocio del tráfico de cocaína y fue depuesto de su cargo tras la invasión estadounidense de 1989.
Lehder pasó 33 años en varias cárceles de Estados Unidos. En junio de 2020, cuando cumplió la pena que se le había impuesto, eligió a Alemania para gozar de su libertad. La noticia tuvo un gran impacto en Colombia, que aún carga con el trauma del terror de una época de sangre y violencia extrema ―que comenzó antes de la captura del capo, pero que se intensificó mucho en los años posteriores, sobre todo por decisiones de Escobar―.
Ya establecido en Frankfurt, Lehder empezó a dar entrevistas por primera vez. En una de ellas, en abril de 2024, dijo: “No participé en ningún asesinato ni ningún complot. He optado por defender mi vida en circunstancias en las que era de vida o muerte. Pero nunca contra el Gobierno de Colombia”. Su afirmación contrasta con la fama de impulsivo y violento que tenía en aquella época.
La llegada de Lehder al país parece significar acaso una parte del último capítulo de la historia de los carteles del narcotráfico de los años ochenta y noventa. En diciembre del año pasado arribó a Colombia Fabio Ochoa Vásquez, otro socio suyo en el cartel de Medellín y que también cumplió una pena de prisión en Estados Unidos. Además, este mismo año acaba de ser editado un libro con las memorias póstumas de Gilberto Rodríguez Orejuela, exjefe del cartel de Cali, enconado enemigo del de Medellín y quien murió en una cárcel de Carolina del Norte en mayo de 2022.
Todos ellos compartieron en sus juventudes el gusto por el dinero, las mujeres y el lujo, y en sus vejeces coinciden en los estigmas y las cargas de unas vidas marcadas por el crimen.
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