CRÓNICAS: ¿Qué mismo es la Inteligencia Artificial?
CRÓNICAS: ¿Qué mismo es la Inteligencia Artificial?
Por: Lucía P. de García
Toronto.- Puede decirse que la hoy conocida como Inteligencia Artificial, IA, nació de los estudios sobre el cerebro que en 1943 realizaron Walter Pits y Warren McCulloch, quienes dedujeron que de la conexión entre las neuronas nacían las ideas.
En 1950, Alan Turing y John Von Neumann, en su artículo “Computing Machinery and Intelligence” propusieron un modelo de neuronas artificiales que en las computadoras actuarían en forma similar a las neuronas humanas. Luego publicaron su cálculo lógico de ideas, “Juego de Imitación”, cuyas preguntas respondidas con acierto por la computadora evidenciaban que la máquina podía “pensar” cual humano.
La investigación sobre ese tema, que hoy se conoce como “Test de Turning”, la realizó el equipo integrado por Nathaniel Rochester, Marvin Minsky, Claude Shannon y John McCarthy en 1956, en el Dartmouth College de Stanford, California.
La década de los 60 se caracterizó por el desarrollo de robots. Unimate, trabajó en la zona de ensamblaje de la General Motors en Nueva Jersey. Eliza, entabló en inglés un diálogo superficial. Shakey, que rearmó objetos simples, en 1968 la revista Life le calificó como “la primera persona electrónica”.
La evolución de la IA continuó con el “Expert System”, programado para imitar a los humanos en habilidades de pensamiento, y el “Machine Learning”, que permitió que las computadoras aprendieran datos mediante métodos estadísticos.
Con parcial financiamiento de la Oficina de Investigación Naval de Estados Unidos, Allen Newell, Cliff Shaw y Herbert A. Simon en 1995 desarrollaron un complejo sistema de manejo de información, el “Logic Theorist”, Teórico Lógico. Éste sí pudo pensar y razonar, por lo que se le considera el primer programa de inteligencia artificial, IA.
En 2002, Roomba, primer robot doméstico que aspira los hogares bajo horario programado, luego de dos años alcanzó récords de venta: un millón de Roombas. También se consideran asistentes del hogar a Siri, Alexa, Cortana; bajo orden de voz brindan música, cuentan chistes, activan sistemas de seguridad y más. Los teléfonos Android comprenden 18 idiomas. Programas como AlphaGo, permiten jugar ajedrez. Las computadoras de último modelo pueden operar solas, responden correos electrónicos, deciden pagos de servicios y otros.
En esa evolución asombrosa de la IA, la humanidad se ha beneficiado con AlphaFold, que predice la estructura tridimensional de una proteína, lo que ayuda a ampliar la información sobre enfermedades tropicales, la enfermedad de Parkinson. En el ámbito de salud se han dado enormes avances en análisis de laboratorio, biología molecular, nuevos tratamientos y fármacos. Modelos híbridos humano-algoritmo, llamados “doctor centauro”, propician mejores decisiones en casos médicos difíciles.
También en educación se planea crear un “profesor centauro” que sugiera mejores métodos de enseñanza y aprendizaje, identifique recursos y personalice el estudio.
ClimateNet utiliza las redes neuronales artificiales para analizar datos que ayudan a predecir fenómenos climáticos y auspician métodos para mitigar el calentamiento global. Los mayores éxitos en astronomía y exploración espacial se los atribuye a la ID.
La ID se autoperfecciona cada día más. Y eso tiene un lado siniestro.
Se ha descubierto que cierta información de salud que proporcionaba la IA era intencionalmente errada. Que la IA ha servido para crearles a ciertas personas imágenes comprometedoras que nunca han protagonizado, lo que ha destrozado reputaciones, ha propiciado chantaje delictivo o político. Un estudiante que conversaba con el chatbot Gemini recibió insultos, amenazas y la frase perturbadora “Por favor, muere”. Este evento alerta sobre el uso de la IA sin control parental, que no sólo implica irresponsabilidad de los progenitores sino un gran peligro para niños y jóvenes.
En cierta empresa, cámaras de seguridad registraron que un robot “líder” convocó a otros a acudir a determinado lugar, los arengó y luego todos volvieron a sus sitios como que nada había ocurrido; el personal de vigilancia no podía creer lo sucedido. En un laboratorio, un robot expresó a otro su “temor a morir” si los humanos le retiran alguna pieza de su “cuerpo”. En plena experimentación, dos robots amenazaron matar a su creador. ¡Ciencia ficción hecha realidad!
En enero 2025, Donald Trump anunció que construirá Stargate, estructura gigantesca donde se impulsará la próxima generación de IA, que además de generar miles de plazas de empleos y oportunidades económicas, o de guardar información médica de millones de personas, servirá para contrarrestar el crecimiento de la IA en China y para “proteger la seguridad nacional y la de los aliados de Estados Unidos”. ¿Robots de combate, más guerras?
En junio 2024, durante la Cumbre del G7 en Italia, ante los “Grandes de la Tierra” el Papa Francisco, primer pontífice en participar en ese evento, calificó a la IA de una “herramienta fascinante pero al mismo tiempo tremenda”. Preocupado, señaló “La Inteligencia Artificial podría permitir una democratización del acceso al saber, el progreso exponencial de la investigación científica, la posibilidad de delegar a las máquinas los trabajos desgastantes; pero al mismo tiempo, podría traer consigo una mayor inequidad entre naciones avanzadas y naciones en vías de desarrollo, entre clases sociales dominantes y clases sociales oprimidas, poniendo así en peligro la posibilidad de una “cultura del encuentro” y favoreciendo una “cultura del descarte… Es urgente replantearse el desarrollo y la utilización de dispositivos como las llamadas armas autónomas letales, para prohibir su uso empezando desde ya por un compromiso efectivo y concreto, para introducir un control humano cada vez mayor y significativo”. Es decir, un Tratado en el que seamos los humanos quienes regulemos y controlemos la Inteligencia Artificial y no al revés, sólo así podremos evitar el riesgo de una “dictadura tecnológica”, de consecuencias inimaginables…
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