MATERIALISTS. Estados Unidos, 2025. Un film escrito y dirigido por Celine Song. 116 minutos
MATERIALISTS. Estados Unidos, 2025. Un film escrito y dirigido por Celine Song. 116 minutos

Chris Evans, Dakota Johnson y Pedro Pascal en MATERIALISTS
Por Jorge Gutman
Después de su exitoso film romántico Past Lives (2023), la directora Celine Song en su segundo trabajo Materialists incursiona en el mismo tema aunque sin resultados suficientemente convincentes.
La cineasta presenta a Lucy (Dakota Johnson), una ambiciosa casamentera de 35 años de edad trabajando para una renombrada agencia ubicada en Manhattan. En su comienzo resulta interesante examinar la idiosincrasia de esta tarea, donde se consideran las condiciones económicas de las personas en procura de pareja, incluyendo la, edad, altura, ideología política, inteligencia, inclinación o no a constituir una familia y otros tópicos que van surgiendo a través de la intermediación de Lucy. Su dedicación profesional como mediadora es reconocida por Violet (Marin Ireland), la directora de la agencia, así como es celebrada por sus colegas cuando logra concretar su noveno enganche. En todo caso, para esta exitosa casamentera cada cliente se traduce en una mera transacción comercial.
La historia de Song adquiere un matiz diferente cuando Lucy conoce en una fiesta de casamiento a Harry (Pedro Pascal), un atractivo adinerado individuo, surgiendo de inmediato una mutua atracción. Coincidentemente en esa ocasión Lucy reencuentra a John (Chris Evans), su ex pareja con el que convivió durante 5 años y cuya relación se esfumó debido a que ella no llegó a tolerar su situación económicamente humilde.
En principio todo parecería indicar que Lucy encontró su gran amor en Harry, gozando de las comodidades de su fastuoso condominio, la vida millonaria que ostenta y el disfrute del encuentro corporal. Un incidente imprevisto surge cuando Sophie (Zoe Winters), una de las clientas de Lucy, es objeto de un mal tratamiento en el encuentro con un potencial cortejante; esa crítica situación motiva a que ella reexamine su convicción romántica y llegue a la conclusión que no es amor lo que la une a Harry. A partir de ese momento, ella renueva su vida sentimental con John a pesar de los inconvenientes del pasado y su negligible condición económica.
Aunque bien intencionada, la cineasta no logra narrativamente convencer el comportamiento errático de Lucy, en lo que se refiere a lo que ella desea sentimentalmente concretar en su vida. Todo parecería quedar expuesto acerca de si el “amor” debe estar respaldado por el materialismo del dinero y desprovisto de verdadero cariño, o acaso la situación inversa.
Con un final complaciente y previsible, esta visión contemporánea del amor carece relevancia. A pesar de una buena composición actoral de Johnson, Pascal y Evans, no existe una verdadera química ni comunicación emotiva entre la protagonista en su relación con Harry y John. Más allá de una dirección correcta de Song y la lograda fotografía de Shabier Kirchner captando los suntuosos lugares en que transcurre la acción, el film sin ser mediocre no llega a trascender.
LES BARBARES. Francia, 2024. Un film escrito y dirigido por Julie Delpy. 101 minutos

Julie Delpy en LES BARBARES
La excelente actriz y remarcable directora Julie Delpy, vuelve a deleitar con una comedia escrita, dirigida y protagonizada por ella abordando las vicisitudes atravesadas por una familia de refugiados.
El film transcurre en Paimpont, un pequeño pueblo rural enclavado en la región de la Bretaña francesa. Organizado por Joëlle (Delpy) la progresista maestra de la región, se aguarda la llegada de un contingente de refugiados procedentes de Ucrania. Sin embargo debido a que otras comunidades cercanas ya han recibido a ucranianos, el alcalde del pueblo (Jean-Charles Clichet) comunica a sus vecinos que los refugiados son sirios, a quienes se les dará la bienvenida. Se trata de la familia Fayad que escapó de la cruel guerra que por largos años azota a Siria. En consecuencia la apacible y tranquila vida de los aldeanos de Paimpont se ve alterada frente a esta sorpresa, provocando la negativa reacción de algunos fervientes racistas.
La recién llegada familia está integrada por el arquitecto Marwan (Ziad Bakri), su diseñadora gráfica esposa Louna (Dalia Naous), su hermana doctora Alma (Rita Hayek), su padre Hassan (Helou Fares) y los dos niños del matrimonio, Dina (Ninar) y Wael (Adam). Todos ellos vuelcan sus esfuerzos para integrarse al nuevo medio, aprendiendo el idioma, aceptando trabajos de baja remuneración y tratando de ser pacientes con los intolerantes del pueblo. Entre ellos se halla Hervé (Laurent Lafitte) que es el plomero de la zona y desea evitar que los sirios permanezcan indefinidamente; la misma idea predomina en Philippe (Mathieu Demy), el alcohólico marido de Julie (Sandrine Kiberlain), la gran amiga de Joëlle, quien sospecha de quienquiera pueda ser árabe o musulmán; simultáneamente hay quienes adoptan una actitud contemporizadora demostrando en última instancia un sentimiento solidario, como es el caso del granjero Yves (Albert Dellpy).
Dicho lo que precede, la directora logra una ágil comedia de situaciones risueñas combinada con la seriedad del tema subyacente, efectuando una velada crítica de los prejuicios, racismo y xenofobia imperantes en la imaginaria población descripta pero que constituye un espejo de lo que acontece en Francia con refugiados musulmanes. Con un intachable elenco, sagaz guión nutrido de efectivos diálogos y una impecable puesta escénica, el cinéfilo disfruta de un muy buen film.
LES MUSICIENS. Francia, 2024. Un film de Grégory Magne. 102 minutos

Valérie Donzelli y Frédéric Pierrot en LES MUSICIENS
Con gran sensibilidad el realizador Grégory Magne ofrece con su tercer largometraje Les Musiciens, una fina comedia dramática que homenajea a la música. No obstante que el cine haya dado probadas muestras sobre el tema, el cineasta logra distinguirlo a través de ciertos aspectos didácticos que despiertan interés.
En su comienzo puede observarse cómo un lutier (François Etton) constata la verosimilitud de un instrumento músical autenticando que se trata de un legítimo Stradivarius. Eso viene al caso porque de inmediato la acción gira en torno a Astrid Carlson (Valérie Donzelli) quien junto a su hermano Arthur (Nicolas Bridet) desea cumplir con la voluntad de su difunto padre y empresario millonario adicto a la música. Su deseo es que sus herederos a través de la fundación constituida organicen un único concierto basado en un cuarteto musical para difundir la obra del compositor contemporáneo Charlie Beaumont (Frédéric Pierrot). Para ello es preciso que los integrantes del conjunto se valgan de cuatro instrumentos Stradivarius del siglo 18 y en donde uno de los mismos fue utilizado por el célebre violinista y compositor italiano Niccolo Paganini.
Cumpliendo la voluntad paternal la determinada y emprendedora Astrid se encarga de seleccionar a los instrumentistas que resultan ser el talentoso Georges Massaro (Mathieu Spinosi) en el primer violín, Peter Nicolescu (Daniel Garlitsky) como segundo violín, la violonchelista Lise Carvalho (Maria Vialle) y Apolline Dessartre (Emma Ravier), que en calidad de violista es la más joven del conjunto. Para Astrid lo más importante es tratar de convencer al compositor Beaumont para que coordine el concierto y si bien él es en principio renuente a hacerlo finalmente termina aceptándolo, teniendo en cuenta todos los detalles incluyendo la acústica de la sala para que el concierto resulte exitoso.
Es bien sabido que para que un cuarteto de cámara pueda elocuentemente transmitir la partitura musical es vital que exista una completa armonía en los roles que cumple cada instrumento. Para lograr ese propósito se requiere que los cuatro músicos contribuyan a aunar sus esfuerzos y mantener un buen entendimiento entre ellos. Es así que el guión del cineasta y Haroun describe lo que acontece cuando en los ensayos que tienen lugar se manifiesta la discrepancia existente entre los cuatro instrumentistas; así Georges no disimulando su egolatría manifiesta su desdén a la joven violista Apolline; no menos agraviante resultan las querellas entre Peter y Lise. En consecuencia a medida que se acerca la fecha del concierto el compositor Beaumont trata de que la sangre no llegue al río, logrando finalmente que estos virtuosos músicos dejen de lado sus diferencias y conflictos, uniéndose humanamente para el importante evento.
Hay varios factores que se aúnan para que Les Musiciens resalte. Uno de ellos es la remarcable descripción de los personajes del cuarteto que están caracterizados por verdaderos músicos, logrando la completa autenticidad de lo que se está exhibiendo; a ello se agrega la muy encomiable actuación de Donzelli y la solidez de Pierrot como el avezado compositor. No menos importante es la habilidad de Magne para transmitir las vicisitudes que pueden suscitarse dentro de un grupo musical permitiendo que el espectador se involucre en una singular inmersiva experiencia. Finalmente cabe destacar la música original compuesta por Grégoire Hetzel y para el placer del melómano como para quienes no lo son resulta más que agradable escuchar los extractos musicales de obras de emblemáticos compositores, incluyendo entre otros a Bach, Mozart, Dvorak, Strauss, Mendelssohn, Massenet y Fauré.
CORAZÓN DELATOR. Argentina, 2025. Un film escrito y dirigido por Marcos Carnevale. 89 minutos. Disponible en Netflix

Julieta Díaz y Benjamín Vicuña en CORAZÓN DELATOR
Con una filmografía de 18 películas explorando en algunas de las mismas las experiencias humanas en condiciones adversas, Marcos Carnevale considera en Corazón Delator, un drama sentimental a través del contraste existente entre dos diferentes estilos de vida.
Uno de los escenarios de esta historia transcurre en El Progreso, un ficticio barrio de Buenos Aires, donde su gente de baja condición social atraviesa un serio problema; la zona está sujeta a inminente demolición obligando a los vecinos a tener que buscar nuevos lugares donde habitar; eso es debido a un suntuoso proyecto inmobiliario de una empresa constructora, respaldado por el municipio local, tendiente a revitalizar el lugar. Allí viven el humilde matrimonio integrado por el albañil Pedro (Facundo Espinosa), su esposa Valeria (Julieta Díaz) y su pequeño hijito, quienes tratan de convencer a sus vecinos de oponer resistencia y evitar el desalojo.
Simultáneamente el guión presenta a Juan Manuel (Benjamín Vicuña), el adinerado dueño de la empresa y patrocinador del proyecto citado quien con sus 44 años de edad ha venido padeciendo de serios problemas cardíacos; dado que su condición se agrava requiere un urgente trasplante de corazón.
Los azares del destino hacen que Pedro sufra un accidente mortal y Valeria está dispuesta a ofrecer en donación los órganos de su marido, incluyendo el corazón. Es así que el beneficiario del mismo es nada menos que Juan Manuel; al estar interesado en saber quién ha sido su donante decide visitar El Progreso. A partir de allí este acaudalado individuo, enfrascado en sus negocios y ensimismado en sí mismo, experimenta un cambio total de personalidad, convirtiéndose en un ser generoso, solidario y en general más humano; así de manera anónima y ocultando su alta posición económica, decide integrarse por completo a esa comunidad y colaborar en la construcción de una salita de ancianos. Naturalmente ese doble accionar y el cambio de actitud en su propia empresa genera el estupor de su hermana (Gloria Carrá) que trabaja en la misma y de su socio comercial (Peto Menahem). A todo ello a través de las visitas diarias va entretejiéndose lentamente un vínculo romántico de Juan Manuel con Valeria.
Si bien es loable el propósito de Carnevale en lo que trata de transmitir, el problema de su relato es la liviandad de la narración en donde sin mayor sutileza y en base a fórmulas repetidas, la película se asemeja a un corriente telefilm. Desprovista de mayores sorpresas y con un final previsible la película intenta impactar en las emociones de la audiencia pero forzando la sentimentalidad de su trama que a la postre destila un sabor añejo. El endeble tratamiento del tema no descalifica la actuación de un competente elenco en donde claramente se destaca la complicidad existente entre Vicuña y Díaz, así como en papeles secundarios se lucen Carrá, Menahem y en especial Julia Calvo animando a la afable empleada doméstica de Juan Manuel.
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