La caída del mercado cripto golpea a la familia Trump y se lleva al menos 1.000 millones de su patrimonio

La caída del mercado cripto golpea a la familia Trump y se lleva al menos 1.000 millones de su patrimonio

Donald Trump Jr. y Eric Trump celebran el cierre de la oferta de 1.500 millones de dólares de ALT5 en el Nasdaq, en Nueva York, el 13 de agosto de 2025. Foto Eduardo Munoz (REUTERS)

• Su riqueza ha pasado de los 7.700 millones de principios de septiembre a los 6.700 actuales, según Bloomberg. La ‘memecoin’ ligada a su figura se hunde un 85% mientras las acciones de Trump Media se desploman un 70%

En poco más de un mes, el mercado cripto ha pulverizado 1,2 billones de dólares de valor. Las caídas constantes desde mediados de octubre han esfumado buena parte de las ganancias acumuladas por pequeños y grandes inversores.

Entre estos últimos se encuentra uno archiconocido: Donald Trump, parcialmente responsable también de la euforia que vivió el sector hasta octubre. Pero el efecto Trump se ha desvanecido por completo, con los activos digitales retrocediendo a niveles anteriores a su mandato. Su respaldo directo, en un claro conflicto de interés del que nadie habla, y su irrupción en los negocios cripto han servido de gasolina en el corto plazo, pero los inversores ya se han olvidado de ello. Ahora el foco del debate es la posible burbuja en la IA y el recorte de tipos. Y el imperio empresarial de los Trump ha acusado el choque de realidad: desde septiembre ha perdido al menos 1.000 millones de dólares de su fortuna (pasando de los 7.700 millones de principios de septiembre a los 6.700 actuales), según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg, una caída en gran parte debida a sus crecientes vínculos con los proyectos cripto.

La apuesta de la familia Trump en los activos digitales fue total: lanzó tokens, creó empresas, invirtió en la industria, arbitrariamente perdonó a condenados y legisló a favor del sector, llevando así a las principales criptomonedas a máximos históricos. Pero de la extrema volatilidad y la especulación, sello de este mercado, nadie se salva, tampoco el presidente. Buena prueba de ello fue el lanzamiento, unos días antes de su toma de posesión, de la memecoin $TRUMP, un token sin respaldo alguno, más allá de estar ligado a la figura del magnate. Minutos después del lanzamiento se desató la euforia y el token llegó a valer más de 15.000 millones de dólares (algo más de 14.300 millones de euros). Pero como toda ola especulativa, la euforia duró poco y su precio se hundió hasta un 76% en pocas horas.

En estos meses $TRUMP ha experimentado altibajos, pero desde mediados de agosto ha intensificado sus caídas y ha llegado a perder alrededor del 40% de su valor: desde su lanzamiento se hunde un 85%. A día de hoy no está claro el tamaño de la participación de la familia Trump en este proyecto; según cálculos de Bloomberg, su entorno posee alrededor del 40% del total de estos tokens. A los precios actuales, esa participación está valorada en unos 310 millones de dólares, lo que supone una pérdida de 117 millones desde finales de agosto.

Pero esta no es más que la punta del iceberg del imperio cripto de la familia presidencial. Con su proyecto estrella, la plataforma cripto World Liberty Financial, emitieron el token WLFI, que desde principios de septiembre se desploma un 38%: el entorno del presidente posee una cantidad de tokens que alcanzó un valor contable de unos 6.000 millones de dólares en su punto máximo, pero que hoy valen la mitad, unos 3.150 millones, según datos de Bloomberg. No obstante, estos activos no están computados en los cálculos de la agencia, al no negociarse en mercados organizados.

Tampoco todas las operaciones han sido a pérdida. La compañía vendió en agosto parte de estos activos a Alt5 Sigma Corp, una biotecnológica transformada en fintech, a cuya junta directiva se incorporó Eric Trump. De esta venta la firma de los Trump ganó 750 millones de dólares en efectivo y una participación accionarial. Alt5Sigma, en cambio, tuvo peor suerte: sus títulos se hunden un 78% desde ese entonces.

World Liberty Financial se ha convertido en un trampolín para la entrada de los hijos de Trump al ecosistema cripto. Más allá de esta plataforma, han expandido su influencia hacia otras empresas ligadas a los activos digitales. Eric Trump cofundó en marzo American Bitcoin, una compañía minera de criptos donde ocupa el cargo de director de estrategia, y posee alrededor del 7,5% de la firma, cotizada en el Nasdaq. Donald Trump Jr. también posee una participación menor, aunque se desconoce el porcentaje. Las acciones de la compañía marcaron máximos el 9 de septiembre, elevando la participación de Eric Trump hasta los 630 millones. Pero desde ese momento, están en caída libre: se hunden un 53%, borrando más de 300 millones de patrimonio del hijo de Trump.

Con Trump Media, fundada por el presidente, también fueron a por todo. En los últimos meses han presentado solicitudes para lanzar tres ETF: uno vinculado a bitcoin, otro a bitcoin y ether y uno más que replica el precio de estos dos activos y otros como solana, cronos y XRP. La compañía, que no es rentable, gastó unos 2.000 millones de dólares en la principal criptomoneda, según un comunicado de julio, y mantiene en sus reservas unos 11.500 bitcoin —adquiridos cuando rondaba los 115.000 dólares— lo que implica una pérdida de alrededor del 25%. También comenzó a acumular unidades de cronos (CRO), un desconocido token emitido por el exchange Crypto.com. A finales de septiembre mantenía unos 147 millones de dólares en este activo. Desde entonces, CRO ha perdido un 45% de su valor y Trump Media sigue su estela: en el año se desploma un 70% y sus títulos rondan ahora mínimos históricos.

Pese a ello, la fe de los Trump en el mercado cripto permanece intacta. A través de su cuenta en X, Eric Trump ha animado a comprar criptomonedas en estos momentos en los que están en horas bajas, aunque en una reciente entrevista recomendó quedarse fuera de las criptos “si no se aguanta la volatilidad”. En un mercado donde los giros bruscos son la norma, habrá que ver si esta convicción acaba siendo una estrategia a largo plazo o si se convertirá en una de las mayores fuentes de volatilidad para su propio imperio, capaz de poner a prueba la paciencia y el ánimo del presidente, también muy imprevisibles.