Argentina se esperanza, puede no haber pico
Argentina se esperanza, puede no haber pico

Buenos Aires en pandemia. La estación Constitución -terminal ferroviaria- desolada y desinfectada.
Comportamiento de curvas de crecimiento. Igual, futuro sinuoso
BUENOS AIRES, 22 ABR – Los números de la pandemia en Argentina (algo más de 150 decesos y casi 3.150 infectados) a un mes y 19 días del “paciente uno” muestra un aplanamiento de la curva estadística de la enfermedad, que alientan la posibilidad de ausencia de un pico de casos.
La médica infectóloga Paula Rodríguez Iantoro, consultada por el diario La Nación, destacó que en la Argentina se está “ante los primeros resultados de la primera cuarentena, que demuestra que se está teniendo una aparición estable de casos”, en los últimos día entre 100 y 120 diarios.
Pero para tener mayores certezas habría que realizar más exámenes coinciden los expertos. Argentina realiza aproximadamente 157 análisis por cada millón de habitantes, una cifra muy baja, según los epidemiólogos.
No obstante, los matemáticos y virólogos sostienen que en la actualidad hay un 17/18% de positivos de todos los testeos, pero que realmente se podrá afirmar que hay un control de la epidemia en Argentina cuando emerja un 10% de positivos en los chequeados.
Por lo pronto, es temprano para sacar conclusiones, pero si las tendencias se mantienen es posible que Argentina no se encamine a un pico de casos y más bien tenga “una sucesión de pequeñas elevaciones”administradas” producto de intervenciones, pero de órdenes de magnitud muy inferiores a lo que se imagina.
Es claro que las restricciones, la cuarentena obligatoria, los cierres de frontera y los bloqueos a la circulación interna, tajantemente aplicados por el gobierno, con acuerdo mayoritario de la oposición y el compromiso de la ciudadanía son claves en la batalla.
Argentina aplicó la cuarentena obligatoria el 20 de marzo y la extendió luego hasta el 26 de abril, pese a que flexibilizó algunos aspectos mínimos y está proyectando una nueva extensión de esos bloqueos, probablemente hasta mediados de mayo.
El lunes 30 de marzo había 966 casos en el país, esto significa que llevó 11 días que se duplicara el número de infectados.
“El aumento promedio de casos de un día para el otro durante toda la última semana demuestra que la velocidad de crecimiento de contagio se mantiene constante y por esto no es exponencial”, tal el añorado objetivo de las medidas de contención y supresión que tomó el Gobierno nacional desde la aparición del primer caso en el país”, dijo a Infobae el médico neurólogo Conrado Estol.
Y destacó que “son muy pocos los países donde el número de casos se duplica cada más de siete días” y sostuvo que ese dato “hace sugerir que la curva está plana” en Argentina.
“Creo que en ese países como Nueva Zelanda, que tomó medidas similares a las que se implementaron acá, y en la Argentina se está demostrando que el gradualismo no funciona y que para frenar esta pandemia se debe reaccionar drásticamente con todos los recursos de aislamiento en forma repentina”, opinó Estol.
Los números indican, al menos por el momento, que los casos se duplican cada 48 o 72 horas, lo que habla de que en la Argentina se está dando una curva de ascenso suave que, a diferencia de otros países, no tuvo hasta el momento un crecimiento exponencial. Pero nada es para cantar victoria, como dijo el presidente Alberto Fernández, cada vez más defensor de la cuarentena y firme en su idea de extenderla, “estamos lejos de relajarnos, la batalla es días a día”.
Sus palabras parecieron quedar confirmadas este mismo miércoles cuando Argentina se despertó con dos noticias de alarma ligadas a la pandemia.
Por un lado, 19 contagios en un geriátrico de la capital argentina, lo que puede disparar los números de muerte como ocurrió en otros países.
Y además, el primer positivo en la Villa 31, uno de los más grandes asentamientos pobres de la capital. Justamente esos barrios precarios -favelas como las llaman en Brasil- abundan en la periferia de la capital y la propagación de Covid-19 en esas áreas puede hacer añicos en horas cualquier proyección estadística optimista.

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