“La creencia religiosa no funcionó”

“La creencia religiosa no funcionó”

El escritor argentino Martín Caparrós.

Escritor argentino de “Sinfín”, novela “horriblemente actual”

MADRID, 29 ABR – La pandemia del coronavirus mostró que “la creencia religiosa no funcionó” y que “no hay principio más fuerte que el miedo”, dijo el escritor argentino Martín Caparrós, autor de la novela distópica “Sinfín”, que se ha vuelto “horriblemente actual”. La novela gira alrededor de la obsesión humana por la inmortalidad y está ambientada en 2070, donde millones de personas transfieren sus cerebros a una máquina, Tsián (paraíso, en chino), para seguir existiendo en un mundo virtual diseñado a su medida. En Sinfín (Penguin Random House) “el negocio es que si aceptas el aislamiento absoluto puedes conseguir la vida eterna.
En nuestra realidad, más modesta, te piden que aceptes un aislamiento relativo para conseguir vivir unos años más. Pero el principio es el mismo”, cuenta Caparrós (Buenos Aires, 1957).
“Todo lo que pasa en la novela es el miedo a la muerte, y fue el lógico miedo a la muerte el que definió la conducta de miles de millones de personas en estos meses. Una novela situada en 2070 se vuelve horriblemente actual. Habría preferido que no sucediera”, añade.
A su juicio, esta pandemia nos ha demostrado, aparte de que “no somos nada” el hecho de que “no hay principio más fuerte que el miedo”.
El miedo, apunta, “nos convence de hacer cosas que jamás haríamos de otra manera: encerrarnos, dejar a la gente que queremos, no trabajar”.
En la pandemia se ha visto además que “la religión no tuvo ningún papel. Hasta hace unas décadas, una peste como esta habría sido la ocasión de procesiones, misas, rogativas, y esta vez hasta las iglesias de Roma estuvieron cerradas. Claramente la creencia religiosa no funcionó”, afirma.
Tampoco, prosigue, “creemos en nuestros líderes, a los que detestamos o despreciamos, pese a haberlos supuestamente elegido. Y queremos creer en la ciencia pero, desde el principio de la crisis, los científicos se contradijeron todo el tiempo, así que no es fácil”.
Por tanto Caparrós considera que “hay una crisis de creencia.
Cosa que podría ser muy buena si nos convenciera de que no hay que creer sino querer, dudar y querer. Pero eso es muy difícil de aceptar: los hombres siempre hemos querido creer, tener certezas que nos tranquilicen. Por eso nos va como nos va”.
El escritor y periodista está convencido de que “el mundo ya no va a ser el mismo después de estos meses” y que la “gran discusión” tras la crisis sanitaria girará alrededor de la renta universal.
En un mundo en que “las máquinas reemplazan cada vez más a las personas” las que “ya no son necesarias para producir, necesarias, en general, para el sistema, empiezan a pelear por tener su parte, y eso es lo que será la renta universal”.
Lo que también puso de manifiesto la pandemia es “la falacia de la unidad” de Europa: “En cuanto se olió la amenaza, lo primero que hizo cada país fue restituir sus fronteras y sus políticas de salvación nacional”.
Al igual que ocurre en su novela, cree que China se convertirá en el país más poderoso del mundo, “lo que no está claro todavía es cómo. Sería curioso que esta pandemia diera un impulso fuerte a ese proceso. Un bichito chino acentuando el dominio chino, como para que todos los discursos conspiranoicos hagan su agosto”.